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Infieles por aburrimiento

Infieles por aburrimiento

Personas con elevados niveles de dopamina nacen con predisposición genética a engañar a sus parejas y a no verlo como inmoral

LUIS GÓMEZ

Miércoles, 1 de marzo 2017, 12:49

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¿Puede una persona infiel dejar de serlo suponiendo que realmente lo desee? Si aprende quién es y cómo amar y a quién, la respuesta es sí. Esta es la teoría que defiende, al menos, la Escuela Neurocientífica del Amor, entidad líder en Coaching en Sinapsis Interpersonal, que llega a España con el objetivo de enseñar cuál es el algoritmo que permite a dos personas amarse, optimizar las relaciones interpersonales y alcanzar el éxito romántico, educativo, empresarial y social.

La escuela organizará este mes unos seminarios en Madrid, Barcelona y Valencia para enseñar la ciencia del amor. Analizará en estos encuentros un asunto tan viejo como el mundo: ¿la infidelidad se lleva en los genes? Hay una predisposición en el ADN a saltarse las reglas y mentir a la pareja, sostienen los expertos. Pero hay algo más contundente todavía: «Las personas que tienen elevados niveles de dopamina explica Camila Taube, directora y 'coach' de esta entidad no consideran la infidelidad un dilema moral y son infieles simplemente por aburrimiento».

No son pocos a los que tener sexo casual no les supone ningún tipo de problema. Este perfil alcanzaría a un 25% de la población mundial, según Taube. Estas personas no sólo acumulan más amantes a lo largo de su vida, sino que lógicamente protagonizan también el mayor número de divorcios. «Es gente que tiene bastantes relaciones cortas. Nace con una configuración neuronal en la que predomina la dopamina, sustancia que actúa como un disparador sexual», explica.

Con elevados ingresos y estudios

Las infidelidades sí hacen distingo de clases. Y mucho. Son más proclives las personas con elevados ingresos y estudios universitarios. Según esta experta, una de cada cuatro nace con una «configuración neuronal» que les lleva a no ver con sentimiento de culpa el engaño a sus parejas. Los últimos informes especifican que la inclinación a la infidelidad se «hereda genéticamente» y afecta por igual a hombres y mujeres. También advierten que es posible reconocer quiénes son hoy en día los individuos más propensos a dársela con queso a sus respectivas parejas. La realización de un test neurocientífico disipa todo tipo de dudas.

Sin embargo, con los infieles por naturaleza sucede otra historia aún más curiosa al generar un efecto 'bucle' que lejos de solventarse puede eternizarse sin dar siquiera la opción del cambio a quien de verdad quiera variar su conducta amatoria. Tan importante es, en este sentido, el cómo amar como el a quién amar. ¿Pueden los infieles encontrar a quién amar sin aburrirse y que la relación perdure? Camila Taube cree que es posible. El secreto consiste en encontrar lo que denomina «el perfil sináptico óptimo complementario». Recientes investigaciones científicas han demostrado que el amor habría dejado de ser una «variable desconocida y aleatoria» para convertirse en una habilidad que puede ser enseñada para alcanzar el máximo desarrollo «con el objetivo de encontrar a la pareja perfecta».

Una vez identificado el perfil sináptico propio, se puede indagar en el complementario o 'perfect match' y de esta forma «saber a quién amar y a quién no». Más de 14 millones de ciudadanos de todo el mundo han realizado este test. Existen 12 perfiles basados en la composición neuronal propia de cada uno. Los seminarios 'Love Sinapsis', que se celebrarán en los próximos días en España, están destinados a cualquier hombre o mujer que quiera mejorar sus habilidades interpersonales, encontrar a su par 100% compatible y alcanzar una vida plena y activa. Pero que lo hallen es otro cantar.

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