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Una orca juega con un pingüino que acaba de cazar en aguas de la Antártida
Las orcas conquistaron los mares tan rápido como los humanos la tierra

Las orcas conquistaron los mares tan rápido como los humanos la tierra

Su capacidad de adaptación y de transmitir cultura de madres a hijos les ha permitido convertirse en un superpredador de casi todos los ecosistemas oceánicos

Borja Robert

Martes, 31 de mayo 2016, 20:01

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En apenas 200.000 años, las orcas han conseguido colonizar todos los océanos y convertirse en un superpredador en la mayoría de sus ecosistemas. Una trayectoria solo comparable a la de otra especie de mamífero, en este caso terrestre: el ser humano. Estos últimos, en un periodo de duración similar, salieron de África y llegaron a a dominar la mayoría de regiones sobre las aguas del mundo. A ambas les unen otras cualidades: la inteligencia, la creatividad, la transmisión cultural entre individuos y, al parecer, la capacidad de aventurarse en pequeños grupos a nuevos ecosistemas y adaptarse a ellos a toda velocidad.

Una investigación que publica hoy la revista Nature Communications ha estudiado el genoma de 50 orcas de distintas regiones del mundo y descrito cómo ha sido su epopeya hasta convertirse en las reinas de los mares. «Estan en todas partes, desde el Ártico hasta el océano Antártico pasando por regiones tropicales y de toda clase», asegura Andrew Foote, investigador de la Universidad de Berna (Suiza) y autor principal del trabajo. Esta expansión global, que han logrado en unos pocos miles de generaciones, la impulsaron pequeños grupos de pioneras que se adentraron en regiones aún sin explorar. Allí aprendieron rápido las mejores maneras de cazar y alimentarse, y perpetuaron ese conocimiento pasándoselo de madres a hijos. Con el tiempo, también llegaron las adaptaciones genéticas que optimizaron aún más su especialización.

«En nuestro trabajo se pueden ver, en distintas poblaciones de orcas, cambios promovidos por el entorno y otros promovidos por su cultura», explica Foote. Algo muy similar a lo que ocurrió con la expansión de los humanos por todo el planeta. «Por ejemplo, los inuit groenlandeses descienden todos de una pequeña población pionera que se escindió desde el este de Asia y fue capaz de colonizar un entorno de clima extremo mediante la transmisión cultural de técnicas de caza de mamíferos marinos y una adaptación genética a las temperaturas bajas y una dieta rica en grasa», cuenta en su estudio.

Adaptaciones genéticas y culturales

Es posible que, a día de hoy, no existan otras dos especies con una historia de colonización global tan parecida. Según Foote, «puede que viésemos una situación parecida de adaptaciones genéticas acompañadas de otras culturales en especies como los chimpancés, pero lo cierto es que estos viven prácticamente todos en el mismo entorno, en la selva; no se han expandido por todo el mundo». Conocer esta historia de expansión y adaptación de otra especie no solo sirve para saciar la curiosidad, sino que permite a los científicos comprender mejor la que vivieron los humanos. Da perspectiva y ayuda a distinguir qué cambios genéticos son una adaptación al entorno y cuáles también fueron impulsados por la cultura.

Para realizar esta investigación, los autores tomaron muestras de 50 orcas en cinco ecosistemas repartidos por el mundo. «Usamos un pequeño dardo que les da un pellizquito y con el que les quitamos unas poca células de la piel», explica Foote. «Y aunque yo he estado muchas veces en barcos tomando este tipo de muestras, en esta ocasión han sido otros compañeros míos los que las han obtenido».

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