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El hospital Valdecilla, desde el exterior.
Un cántabro deja un legado de 190.000 euros para la investigación de Valdecilla

Un cántabro deja un legado de 190.000 euros para la investigación de Valdecilla

El patrimonio donado por este hombre, un vecino de Torrelavega sin descendencia, incluye un piso, una casa y el dinero de las cuentas bancarias

Ana Rosa García

Sábado, 4 de febrero 2017, 07:11

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El generoso protagonista de esta historia acudió al notario y preguntó directamente qué tenía que hacer para donar su patrimonio a la investigación de Valdecilla. Éste le guió hacia la fórmula del legado, que garantiza que el dinero se destina de forma íntegra al fin predeterminado, sin que Hacienda se lleve un pellizco. Así fue como este hombre, vecino de Torrelavega y cuya identidad no ha trascendido, dejó una donación valorada en 190.000 euros, que incluye un piso, una casa y el dinero de sus cuentas bancarias, al Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (Idival). «Nunca habíamos recibido una aportación tan importante», destaca su director, Galo Peralta, «contentísimo» por el empujón que esta cuantía dará a la actividad de la institución. «Estamos en plena tramitación para regularizar ese patrimonio hay que vender los inmuebles y tendremos que definir a qué líneas o programas se destina».

El hombre no tenía descendencia, sólo una sobrina a la que también legó parte de su herencia. Peralta reconoce que «no es habitual que la gente de la calle done su dinero para proyectos de investigación, aunque muchas veces hay gente que quiere ayudar y no sabe cómo hacerlo». Por esa razón, desde Valdecilla se puso en marcha hace unos meses una campaña, cuyo lema es Colabora, para fomentar el mecenazgo. Los fondos aportados por los ciudadanos pueden servir para generar nuevos contratos de investigación, mejorar los equipos o permitir que médicos investigadores puedan entrar en contacto a través de estancias e intercambios con los mejores centros del mundo. «Estas iniciativas son un estándar de los países anglosajones», subraya el director gerente de Valdecilla, Julio Pascual. A su juicio, «hemos de reclamar más colaboración a las instituciones públicas, pero no nos podemos quedar ahí, sino que la sociedad debe considerar la investigación en las enfermedades como un patrimonio de alto valor, como una inversión de la que todos somos corresponsables y que nos retornará un mejor abordaje a los problemas de salud que muchos de nosotros o nuestros familiares tendremos». El sistema habilitado a través del Idival, «finalista y transparente», ha recaudado 10.000 euros en sus primeros meses de andadura.

La herencia de Wall

«Nos tendría que llamar la atención que la donación más potente recibida en Valdecilla llegara de una paciente extranjera», destaca Pascual. Se refiere a Kathleen Silvia Wall, cuyo gesto de altruismo fue recordado el jueves en la presentación del último equipo adquirido con su herencia.

El 10 de enero de 1995, esta ciudadana británica se embarcaba en el ferry en Santander rumbo a Portsmouth tras unas vacaciones cuando empezó a encontrarse mal. Al poco de partir, y en vista de su gravedad, el capitán del barco decidió retornar a puerto para trasladarla a Valdecilla. Infarto de miocardio fue el diagnóstico. Lo que ocurrió a partir de ese día hizo que el nombre de esta mujer quedara ligado para siempre al centro cántabro, aunque nadie lo sabría hasta 18 años después, cuando su testamento reveló que dejaba su fortuna al hospital que le salvó la vida tras una complicada operación de corazón. Un mes después de su ingreso (el 17 de febrero de 1995), Kathleen volvía a casa con la sensación de que había vuelto a nacer a manos del equipo de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de Valdecilla, con los que «siempre estaría en deuda». Y la quiso saldar donando una partida de 343.381 euros, que desde 2013 se ha ido utilizando para comprar equipamiento. El remanente de 44.954 euros se acaba de gastar en la adquisición del nuevo dispositivo para la recuperación y conservación de los pulmones destinados a trasplantes.

Salvo las generosas aportaciones con el sello Botín, el gran benefactor del hospital cántabro, nunca antes se había recibido una donación tan cuantiosa como la de Wall. De ahí que se recuerde su generosidad en una placa colocada en 2013 en el vestíbulo del edificio 2 de Noviembre. El mayor desembolso (casi 83.000 euros) en la lista de la compra con cargo a los fondos de la paciente británica se destinó a material de diagnóstico y tratamiento para el servicio de Cardiología en 2013. En el pedido se incluyeron tres desfibriladores con función de marcapasos, cuatro electrocardiógrafos, así como cuatro marcapasos externos y seis monitores multiparamétricos inalámbricos.

Ese año se invirtieron otros 6.125 euros de la herencia en la cobertura wifi de dichos monitores en la planta de Cardiología, de tal forma que el paciente esté controlado sin necesidad de conectarse con cables a un monitor. En los años siguientes, el hospital adquirió un ecógrafo doppler para la sección de rayos músculo-esquelético (45.000), otros 28 monitores multiparamétricos inalámbricos (67.760) para las plantas de hospitalización, más los incorporados más tarde a la Unidad de Alra Resolución Hospitalaria (UARH) 41.653, y una dotación de impresoras para las consultas que prescriben receta electrónica (54.578).

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