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Ignacio, Lucía, Marina y Eva, construyendo su Antenauta. Virginia Carrasco

Nintendo Labo, una clase magistral de diseño

La compañía lanzará a finales de abril kits de cartón con los que los usuarios podrán construir periféricos para Nintendo Switch | El modo Taller permite a los jugadores diseñar sus propios ingenios

Iker Cortés

Madrid

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Sábado, 17 de marzo 2018, 14:15

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Quizá el mayor acierto de Nintendo Labo sea ese del que apenas se ha hablado: la posibilidad de programar y dar vida a tus propios diseños. No cabe duda de que es también la característica más difícil de comunicar, a fin de cuentas será la comunidad de usuarios la que explore todo su potencial. Por eso la compañía japonesa parece haber optado, al menos de momento, por pasar de puntillas sobre la materia y prefiere centrarse en lo que ya es una realidad. Y la realidad es que la propuesta de Nintendo funciona.

Lo pudieron comprobar de primera mano varias familias de distintos rincones de España que la pasada semana se acercaron al primer taller que el fabricante ponía en marcha en España para mostrar el producto. El escenario era Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial (Etsidi) y el evento consistía en seguir a pies juntillas los tres lemas con los que la compañía ha abordado la comunicación de esta nueva forma de interactuar con la consola: crea, juega y descubre.

Pero, ¿en qué consiste la idea? El punto de partida son las planchas de cartón troquelado que la empresa pondrá en circulación a partir del 27 de abril. Cada kit, que tendrá un precio de 80 euros, irá acompañado de una tarjeta con juegos para descargar en la consola y de unas instrucciones muy detalladas e interactivas. Pese al miedo inicial de los menos manitas, lo cierto es que el montaje de lo que Nintendo ha dado en llamar Toy-Con, además de formar parte de la experiencia -sí, es divertido y tiene potencial para convertirse en una tarea perfecta para ser compartida entre padres e hijos-, es relativamente sencillo, lo que no es óbice para que la construcción de los ingenios más complejos -la mochila y el visor de robot, por ejemplo- puedan consumir hasta seis horas de tiempo.

Un jugador prueba el kit de robot de Nintendo Labo.
Un jugador prueba el kit de robot de Nintendo Labo. Virginia Carrasco

Nintendo optó la pasada semana, sin embargo, por una primera toma de contacto sencilla: construir un Antenauta, una suerte de rudimentario coche teledirigido y robot que, una vez construido, se controla con la pantalla táctil de Switch. Sin necesidad de tijeras ni adhesivo, se extrae el cartón y tras realizar unos cuantos pliegues el armazón del nuevo ingenio ya está ensamblado y listo, si se quiere, para su decoración. Los japoneses pondrán a la venta sets de personalización, aunque cualquiera puede acercarse a una papelería y hacerlo por su cuenta. Es en este punto donde se aviva la imaginación de los más pequeños. Martina y Lucía, dos hermanas de Gijón de 6 y 9 años, respectivamente, estuvieron más de una hora decorando sus creaciones. Una vez introducidos los Joy-Con -los controles de Switch- en la figura, el artefacto cobra vida gracias a los motores y la vibración HD de los mandos de la consola.

«Nos han dejado meter poca mano», se queja entre risas su madre, Eva. «El concepto es muy chulo porque pueden hacerlo ellas pero nosotros también podemos participar y es genial verlas tan contentas y emocionadas», dice. Las dos pequeñas dan clase de robótica en el colegio así que la escuela no puso impedimentos a que se perdieran dos días de clase, siempre que a la vuelta lo contaran todo, claro. Ignacio, padre de las precoces ingenieras, considera que es «una manera nueva de hacer manualidades, que mezcla lo tradicional con lo tecnológico».

¿Echaras una carrera contra un amigo o pondrás en marcha una pelea de sumo? La imaginación vuelve a ponerse en marcha. La cámara térmica y el sensor de infrarrojos de los que disponen los Joy-Con permiten no solo que, si lo deseamos, el antenauta pueda moverse de forma autónoma siguiendo fuentes de calor, sino también avisar al usuario cada vez que su Antenauta derrotado por el enemigo. Son solo dos de las posibilidades. El mismo kit cuenta con otros cuatro Toy-Con igualmente personalizables y sus correspondientes minijuegos. A saber, una caña de pescar -es, posiblemente, uno de los minijuegos más entretenidos del lote-, el manillar de una moto, un piano y una casa. En un primer vistazo el cartón se siente robusto, pero a manos de los más pequeños de la casa es difícil predecir si aguantarán el paso del tiempo.

Arriba, dos niños montando su Antenauta. Debajo, las instrucciones en la pantalla de Switch y el piano de Nintendo Labo. Virginia Carrasco
Imagen principal - Arriba, dos niños montando su Antenauta. Debajo, las instrucciones en la pantalla de Switch y el piano de Nintendo Labo.
Imagen secundaria 1 - Arriba, dos niños montando su Antenauta. Debajo, las instrucciones en la pantalla de Switch y el piano de Nintendo Labo.
Imagen secundaria 2 - Arriba, dos niños montando su Antenauta. Debajo, las instrucciones en la pantalla de Switch y el piano de Nintendo Labo.

De momento, el otro kit anunciado por Nintendo es el de robot. Se trata del Toy-Con más complejo y está formado por una mochila que permite al jugador encarnar a un androide gigante por medio de un sistema de pegatinas reflectantes e hilos en los pies y las manos que reconoce cuándo da patadas y puñetazos. Resulta sorprendente que el ingenio funcione solo con uno de los mandos, dado que el otro se coloca en el visor que acompaña a la mochila.

Pero es la tercera pata del proyecto, la que hace referencia a descubrir, la que más interrogantes plantea. Nintendo Labo cuenta con un modo Taller que, permite programar mediante diagramas de entradas y salidas, de forma táctil. «Es una herramienta para desarrollar la creatividad», comentan desde Nintendo. Lo cierto es que el apartado permite al usuario interconectar los distintos Toy-Con e, incluso, mediante cualquier cartón, fabricarse los suyos propios. Aquí la palabra de la comunidad será clave pero ya se han visto desarrollos tan interesantes como una máquina expendedora de bebidas o una hucha capaz de contar monedas y sólo cabe preguntarse dónde estarán los límites.

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