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Vista aérea de la antigua mina a cielo abierto de Reocín, ahora convertida en lago.
La mina del Besaya producirá el 7% del zinc mundial si cumple la previsión del Gobierno

La mina del Besaya producirá el 7% del zinc mundial si cumple la previsión del Gobierno

Según los datos que maneja la empresa Emerita Resource, Cantabria se convertirá en la cuarta potencia internacional, superada sólo por China, Perú y Australia

Gonzalo Sellers

Viernes, 3 de febrero 2017, 07:09

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La cifra llama la atención, pero la confirman tanto desde el Gobierno como desde la empresa canadiense Emerita Resource: la nueva mina de la Comarca del Besaya podría llegar a producir el 7% del zinc mundial. En el subsuelo aledaño a la antigua explotación se concentra una de las mayores vetas conocidas de este mineral, con más de veinte millones de toneladas que serán extraídas durante las dos próximas décadas. Eso si se cumplen las previsiones de las exploraciones hechas sobre el terreno y plasmadas en un informe manejado por el Ejecutivo.

Cantabria produciría cada año un millón de las 13 millones de toneladas de zinc que se extraen en todo el mundo. La Comarca del Besaya se convertiría, de la noche a la mañana, en la cuarta potencia internacional, solo por detrás de China, que genera un 40% del total mundial 5,6 millones de toneladas, Perú y Australia. El propio presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, corroboró la importancia y el volumen de lo que se esconde bajo el suelo de Torrelavega, Reocín y Santillana del Mar. "La reserva de zinc es superior a la que se produce en todo el mundo durante año y medio. Y eso sin hacer más exploraciones. Seguro que hay mucho más", señaló.

Para calibrar la envergadura de este proyecto nada mejor que echar un vistazo a los precios en el mercado. Una tonelada de zinc se pagaba ayer a 2.675 euros, muy lejos todavía del techo histórico que tocó hace diez años, cuando llegó a cotizar a 3.300 euros, y de los precios que marcan otros minerales como el níquel 9.000 euros la tonelada.

El 22% del PIB cántabro

Esto quiere decir que la producción anual de la Comarca del Besaya generaría unos ingresos en el mercado de 2.675 millones de euros, el 22% del PIB anual de Cantabria. La mina de Reocín se convertiría, de forma simbólica, en el primer sector económico de la región, con más peso que todo el turismo y la industria de la comunidad.

"El zinc es un producto muy caro que se está recuperando tras el bajón de la crisis", explicó el doctor de la Universidad de Cantabria y director del departamento de Ingeniería Geográfica de la Escuela de Minas, Julio Manuel de Luis. Para este experto, el cálculo de un millón de toneladas de producción anual parece, a priori, "una barbaridad", aunque deja claro que no tiene en sus manos el proyecto. "En cualquier caso, sería un gran revulsivo económico para la región", destacó. De hecho, mover ese volumen de zinc generaría un 20% más de actividad en el Puerto de Santander.

Una de las posibles explicaciones a esta cifra tan abrumadora puede estar en la ley minera, que no es otra cosa que el grado de concentración del recurso. Y parece que la pureza del zinc enterrado en la Comarca del Besaya es más alta de lo normal. Como explica De Luis, este elemento se extrae de la blenda, un mineral de color tierra en el que el zinc se mezcla con la plata, el cobre o el hierro, entre otros. Pero mientras en las excavaciones de otros países el concentrado de zinc es normalmente del 40%, en el caso de Cantabria llega a alcanzar el 60%, según las comprobaciones hechas por AZSA, compañía asturiana que llegó a explotar la antigua mina durante 150 años.

Más demanda y nuevos usos

Desde 1856 hasta 2003, esta empresa extrajo 7,3 millones de toneladas de concentrado de zinc y 0,7 millones de toneladas de concentrado de plomo, según los datos publicados en su página web. Pero estos datos no se pueden extrapolar a la actualidad, ya que hay que tener en cuenta las técnicas artesanas que se utilizaban en el siglo XIX y comienzos del XX y la modernización de los sistemas de los últimos años. No en vano, en las últimas tres décadas de existencia, se extrajo de la mina a cielo abierto de Reocín tanto mineral como en los 120 años anteriores.

La explotación cerró hace catorce años, cuando los precios cayeron en picado. Una situación que ha cambiado ahora. La remontada en las cotizaciones ha llamado la atención de la compañía canadiense Emerita Resource, aliada con la mexicana Aldesa, y con el fondo de inversiones especializado en minería Slipstream Resources, con sede en Australia. Y también, aunque en menor medida, de la propia AZSA.

La producción mundial de zinc triplica actualmente la que existía en la década de los 60 y duplica la que había en 1995. La razón no es otra que responder al fuerte incremento de la demanda. Sólo en los últimos quince años se ha incrementado un 55%. China, que ha multiplicado por tres su necesidad de este mineral, tiene mucha culpa. Desde hace cuatro años, los chinos incluyen los fertilizantes a base de zinc dentro de sus recomendaciones nacionales para el abono de los cultivos más importantes. Aunque ese modelo de negocio no ha parado de crecer desde entonces, los mayores consumidores de zinc del mundo siguen siendo Brasil y México, con un 70% del total, ya que el principal uso de este mineral sigue siendo industrial y es en esos dos países donde más se utiliza.

Como explicó el experto Julio Manuel de Luis, la mitad del zinc que produce el planeta se usa para galvanizados. Es decir, para cubrir otro metal, que suele ser hierro, y hacerlo más resistente a la oxidación del aire. El mejor ejemplo son las tuberías para la conducción de agua.

Otro 15% del zinc se utiliza para fabricar latón muy aprovechado para construir instrumentos musicales y otro 15% para aleaciones, esto es, para dar mayor solidez y resistencia a los materiales. Por ejemplo, transformándolo en alpaca, si se combina con níquel y cobre, para hacer cubiertos de mesa.

Al margen de su reflejo puramente económico, la apertura de la mina supondría un revulsivo para el desempleo que se ha cebado en extremo con la comarca del Besaya durante la crisis. Por eso, los alcaldes de los tres municipios que recorren los terrenos ven más beneficios que problemas al proyecto,> aunque también son cautelosos con el aspecto ambiental. Este quizás sea el capítulo más controvertido, pero De Luis tranquiliza sobre los efectos en el paisaje de este tipo de extracciones.

Según el doctor de la Universidad de Cantabria, el impacto "se minimiza" al tratarse de una excavación interna. "Puede afectar a acuíferos, pero incluso también eso se intenta salvar. El efecto ambiental es mínimo", señaló este experto, en contraste con el efecto sobre el paisaje que produce una mina abierta. "En ese caso hay que hacer un gran agujero en la corteza y es inevitable la intervención en el terreno. Pero no va a ser este caso", destacó.

Tres empresas interesadas

La firma canadiense Emerita Resource

Emerita Resources, con sedes en Toronto (Canadá) y Sevilla, se dedica a la adquisición y desarrollo de propiedades mineras en España y Brasil. Está centrada en el zinc, el litio y el oro. Los directivos de la compañía, según explican en su propia web, "llevan décadas trabajando con las principales compañías mineras a nivel mundial". Su presidente es Joaquín Merino-Márquez, un geólogo con más de 18 años de experiencia, y su director financiero es Greg Duras, que también ha trabajado desde hace una década en empresas del sector. Tienen otros proyectos en marcha en España para extraer oro en Asturias y Badajoz y otro en Brasil para producir litio. A Cantabria llegarían de la mano del grupo mexicano Aldesa, la principal constructora del país centroamericano. Esta compañía, experta en hacer túneles, sería la encargada de construir la bocamina de cinco kilómetros que daría acceso a la excavación interna de la mina.

El fondo australiano Slipstream Resources

La empresa australiana es un fondo de inversiones especializado en minería. La firma se dedica a rastrear el mercado mundial en busca de oportunidades en el sector donde lograr la máxima rentabilidad. Según consta en su página web, "la crisis mundial de los precios de las materias primas y el acceso limitado al capital han creado el ambiente ideal para adquirir activos de alta calidad a precios no vistos desde hace años y desarrollarlos a un costo significativamente menor". Su director es Geoff Stewart, un experto en contabilidad y finanzas con más de treinta años de experiencia en el mercado australiano y del sudeste asiático. En verano del año pasado, la compañía pidió autorización para operar en Portugal, en concreto, en una prospección de cuarzo, feldespato, litio y otros minerales en la ribera del río Miño. En caso de adjudicarse el contrato de la mina de la Comarca del Besaya, se asociaría con una empresa española.

La compañía española Asturiana de Zinc

AZSA es una vieja conocida de Cantabria. Además de explotar durante 150 años la antigua mina de Reocín, la compañía asturiana mantiene su presencia en la comunidad autónoma con una fábrica en Hinojedo, creada en 1929 y situada en el margen izquierdo de la Ría San Martín. Su actividad consiste en la tostación de concentrados sulfurados de zinc, obteniendo como productos finales óxido de zinc (calcine) y dióxido de azufre líquido.

Las principales actividades de AZSA son la investigación, explotación y comercialización de toda clase de sustancias minerales, especialmente el zinc y los productos asociados a su explotación como el plomo, germanio o ácido sulfúrico. Y desde 2006 comenzó la obtención de plata. Hace catorce años decidió finalizar la producción de zinc en Reocín por la caída de los precios, pero ahora se ha vuelto a interesar. De momento, en menor medida que las dos extranjeras, sólo a nivel técnico.

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