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Recuperación de los guacamayos robados por parte de agentes de la Guarcia Civil.
Prueba irrefutable: "Un besín, papi", dijo el guacamayo

Prueba irrefutable: "Un besín, papi", dijo el guacamayo

La Guardia Civil recupera los dos guacamayos robados en Torrelavega, interviene en Cantabria otras cinco aves exóticas de procedencia desconocida, y acaba descubriendo un criadero ilegal en Málaga y una posible red internacional para la venta de estos animales en el mercado negro

Mariña Álvarez

Martes, 14 de marzo 2017, 13:16

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Wendy y Aton han vuelto a casa, después de pasar una temporada retenidos en una jaula oculta en el patio de una vivienda de Cartes. El que allí los metió está detenido por presuntos delitos de robo con fuerza y de maltrato animal. Ahora, esta pareja de guacamayos ha regresado con sus legítimos dueños, gacias a la labor de los investigadores de la Guardia Civil y también porque pasaron la prueba de fuego: "Un besín, papi", dijo la guacamaya a Óscar Ricciardiello, que así pudo acreditar que era suya. Y le lanzó un beso, y dijo "a dormir, ¿eh?", "está rico, ¿eh?", "¡corre, corre, corre!" y los nombres de los niños de su familia. Las frases pronunciadas por Wendy han sido las pruebas irrefutables para resolver un robo que tenía angustiada a una familia de Torrelavega. Con Aton -así bautizado por la película 'Acero Puro'- bastó la lectura del microchip, que los ladrones no le habían quitado. Si no, podría arrancarse también con las palabras que le enseñó su pareja, porque él repite lo que dice ella, su Wendy, que es a la única a la que hace caso.

Cuando la Guardia Civil avisó a Óscar de que los habían encontrado la alegría volvió a su hogar. "Yo me puse cardiaco, mi mujer se echó a llorar...". Y para que no vuelva a ocurrir, ha blindado el espacio en el que tiene instaladas las pajareras en su jardín, con más camaras de videovigilancia, más rejas en las jaulas, más candados, una alarma y, lo más importante, "hemos adoptado un perro para que los proteja".

Aparte del caso concreto de los Ricciardello, la investigación para dar con Wendy y Aton ha ido mucho más allá que la mera recuperación de unos animales robados, porque tirando del hilo se ha descubierto un criadero ilegal de guacamayos en Málaga y se ha encontrado una posible conexión con Portugal, ya que el destino final de las aves robadas podría ser su venta en el mercado negro.

De momento hay un detenido, P. M. A., un vecino de Cartes de 34 años con un largo historial de detenciones (lleva once) por delitos contra el patrimonio. En su casa fue donde se encontraron los dos guacamayos robados en Torrelavega y un tercero que estaba malherido y que tuvo que ser operado en una pata, de ahí que también se le atribuya un posible delito contra el maltrato animal.

Y luego ha habido más, porque el Seprona y el equipo Roca de la Guardia Civil han intervenido otros tres guacamayos y un loro en El Astillero, Castro Urdiales y otra vez en Cartes, al no poder acreditar sus poseedores su legal adquisición y procedencia. En estos casos, fueron denunciados por infracción del convenio Cites sobre el comercio internacional de especies amenazadas y la Ley de represión del contrabando.

Un guacamayo, mil euros

  • un robo muy lucrativo

  • La pareja formada por los guacamayos Wendy (de once años de edad) y Aton (diez años), con una esperanza de vida de unos 80 años, está valorada en unos tres mil euros, y su dueño calcula que un ejemplar puede alcanzar fácilmente los mil euros si se vende en el mercado negro.

Las claves de la investigación

Fue a finales de enero cuando Óscar Ricciardiello presentó denuncia por el robo con fuerza de dos de sus cuatro guacamayos. De las pesquisas emprendidas en ese momento, la Guardia Civil constató que en Cartes podía haber varios ejemplares y localizó en un patio de acceso a una vivienda una jaula con tres guacamayos. El hombre que las poseía no pudo acreditar su legítima procedencia y después -gracias al microchip en el caso del macho y a la 'verborrea' de la hembra- se pudo comprobar que dos eran los sustraidos en Torrelavega. Esto ocurrió a finales de febrero, cuando P. M. A. fue detenido.

El tercer guacamayo fue depositado en el centro de recuperación de fauna silvestre del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, porque tenía una anilla en la pata izquierda que se la estaba estrangulando, con riesgo de perder parte de la extremidad, por lo que tuvo que ser operado para desprendérsela. Y de la investigación para conocer el origen de este guacamayo se pudo determinar que procedía de Málaga. Los agentes cántabros informaron al Seprona de esa provincia, lo que propició el descubrimiento de un criadero ilegal de guacamayos dirigido por un ciudadano alemán.

Ahora la investigación sigue abierta, porque se pretende averiguar si el destino de estas aves exóticas, que pueden alcanzar importantes cantidades económicas, pudiera ser el mercado negro.

Además, se ha visto una conexión con Portugal y no se descarta que se hubieran realizado envíos de guacamayos al país vecino.

Durante toda esta investigación, que acumuló múltiples gestiones e inspecciones, se detectó a otros tres guacamayos y un loro en El Astillero, Castro Urdiales y Cartes, donde sus poseedores no pudieron acreditar su legal adquisición y procedencia, bien como criadores, acreditando el parentesco con otro animal y su compra en un establecimiento autorizado. Por ello, los animales fueron intervenidos y ellos denunciados por infracción del convenio Cites sobre comercio internacional de especies amenazadas y la ley de represión del contrabando.

Resueltos estos casos, Óscar Ricciardiello advierte de que quedan otros muchos robos de aves de la familia de los loros por resolver en Cantabria. Él forma parte de un grupo de WhatsApp de amantes de este tipo de aves, en el que constan otros muchos casos, "los únicos que han aparecido son los míos. El resto ninguno. A un compañero de Cabezón le robaron seis yacos de cola roja, en Puente San Miguel desapareció otro, y sé que a raíz de mi caso se han presentado más denuncias".

Con todo, piensa que las investigaciones van por buen camino, a la vista de la tenacidad de la Guardia Civil, y no tiene más que palabras de agradecimiento: "a todo el mundo que me ha ayudado a través de las redes sociales y, especialmente, al grupo Roca de la Guardia Civil, que ha estado a mi lado en todo momento y que ha puesto un empeño impresionante en llegar hasta el final".

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