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R. Plavin
El rugido imbatible

El rugido imbatible

Torrelavega ·

¿Qué significa la palabra intensidad? Un concierto de León Benavente es una descarga de energía multiplicada por mil, tanto sobre, como frente al escenario

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Domingo, 20 de agosto 2017

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Desde su estratosférico salto, cuando el segundo escenario de Sonorama les abrió las puertas a un público ávido de sonidos nuevos, los leones se han convertido en una apuesta segura. Sus directos son apisonadoras que no ceden a la pausa.

Rompieron esquemas con su primer álbum homónimo en 2013 y mantuvieron el listón con ‘2’, publicado tres años después. De ambos fueron desgranando canciones este sábado en la Plaza de La Llama, «entre canastas», como bromeaba Abraham Boba. El líder de León Benavente, con trazas de galán electrificado, traje impecable y gestualidad desafiante, se come las tablas, seductor y juguetón en un papel que domina. En su primera vez en Torrelavega fue especialmente notorio; el escenario más reducido y de menor altura de lo habitual, permitió al público ver a un palmo a los cuatro miembros de la banda, que parecían estar un punto por encima de la entrega habitual. Que ya es decir. Pudieron incluso sentirlo, pues Boba se mezcló entre la gente en el tramo final del concierto, haciendo lo que alguien llamó «un Sidonie», siguiendo la costumbre convertida en rutina de Marc Ros. Se lo estaban pasando bien y se notaba. ‘Tipo D’, ‘Ánimo valiente’, ‘Gloria’, ‘Habitación 615’ o ‘La palabra’ derrumbaron cualquier atisbo de calma.

J.C.Alvarez Grandes

Edu Baos se acercó al borde del escenario en sucesivas ocasiones jaleando al público, Luis Rodríguez repartía miradas cómplice con el cantante y con las cámaras infatigables, mientras las baquetas de César Verdú salieron despedidas a otra órbita un par de veces. Por allí apareció también Ángel Stanich como partenaire de un interesante combo.

Terminado el bolo y con las pulsaciones aún alteradas, organizadores y miembros de otras bandas mezclados con el público (Jean-Pierre, Betacam, La Chica y La Grande) compartían en exaltada comunión la misma sensación: León Benavente había estado a otro nivel durante esos casi 90 minutos. Tras el memorable concierto de Ilegales, a quienes la propia banda de base asturiana versiona con ‘Europa ha muerto’, los leones tenían la responsabilidad de echar el cierre a la segunda edición de Torrelavega Soundcity. Cumplieron a lo grande. Su rugido deja eco.

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