El método Waldorf (Astoria)

Le pusieron Milan, pero deberían haberle llamado Leo. Porque Milan, con siete meses, ya lee. Bueno, leer, leer... Digamos que hace como que lee. Al hijo de Piqué y Shakira le pasa con la lectura lo que a la difunta Sara Montiel con el canto. «No, si yo no tengo voz -decía-, pero la imito muy bien». Pues eso, que Milan imita estupendamente que lee.Y su madre, que está más embelesada con el chiquillo que una abuela (ahora hay madres así), no ha podido resistirse y ha colgado en su cuenta de Instagram un par de imágenes en las que se ve al pequeño 'Shakirín' ante un ejemplar del National Geographic muy concentrado o por lo menos, como diría Cantinflas, echándole mucha 'calicatencia'... Menos mal que es el NG y no The Economist porque entonces sí que sería preocupante. Al menos en esa revista sobre naturaleza y geografía hay muchas fotos e ilustraciones y en ellas a menudo aparecen paisajes espectaculares y exóticos animales en todo su esplendor. Yo misma, sin ser una Piqué Mebarak, estuve suscrita al National Geographic durante un tiempo, pero luego me borré porque me pasaba lo que a Milan, que solo miraba los santos.

El que sí se llama Leo es el primogénito de Penélope Cruz y Javier Bardem. Sin embargo, nunca sabremos si lee, escribe, suma o multiplica porque sus padres quieren blindarlo y convertirlo en invisible para la prensa. Ahora hemos conocido a través de la web Vanitatis que a la hija de Pe le han puesto el nombre de Luna. Así se llama también la niña que Mónica Hoyos tuvo con el presentador Carlos Lozano, una tienda en Ibiza, un hotelito rural, un restaurante, una antigua revista... Y una perrita muy mona de una amiga mía. Y es que con ser un satélite, una piedra inerte que flota en el espacio, la Luna ha dado y dará mucho juego. Es un nombre poético, evocador, femenino... Aunque por supuesto, para los medios, en esta Luna recién nacida solo va a haber cara oculta; un eclipse perpetuo, una permanente Luna nueva.

Es curiosa la relación que los famosos establecen con la prensa cuando se trata de sus hijos. Pocas veces hay equilibrio y naturalidad en ese intercambio. O bien pecan por exceso de celo o se pasan cinco pueblos en el terreno del exhibicionismo. Los Bardem y los Piqué representan claramente los dos polos opuestos. Los primeros caen en la soberana ridiculez de no querer difundir ni siquiera el sexo del bebé (vamos, que como les pasaba a Les Luthiers con Johan Sebastian Mastropiero, solo podemos decir con certeza que... nació). Los segundos por contra se empeñan en ventanear tanto a su chiquillo que lo están convirtiendo en un personaje de cómic: Milan en el estudio de grabación, Milan leyendo una revista, Milan repantigado en el mullido asiento de un avión privado... Dicen que los Bardem quieren para sus hijos una educación distinta a la standar, más estimulante y creativa. El método Waldorf lo llaman. En él se educaron (con desiguales resultados) desde Jennifer Aniston a Ari Behn (marido de la princesa Marta Luisa de Noruega), pasando por Fassbinder, Sandra Bullock y Noomi Rapace. No sé si Milan ya 'lee' gracias al método Waldorf... Lo que sé es que el Waldorf Astoria lo tienen asegurado, teniendo en cuenta la cuna de oro en la que ha nacido.