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Mulder y Scully, en una imagen promocional de la nueva temporada.
Lo que las series actuales deben a 'Expediente X'

Lo que las series actuales deben a 'Expediente X'

La producción paranormal regresa con el reto de no decepcionar a sus seguidores y de estar a la altura de la nueva ficción televisiva

Mikel Labastida

Jueves, 21 de enero 2016, 12:31

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Éramos tan jóvenes, apenas teníamos experiencia, no nos habíamos enfrentado a emociones fuertes, no habíamos sucumbido a experimentos extraños. Vivíamos con la exaltación constante de descubrir historias nuevas, que nos sorprendiesen y atrapasen. Eran otros tiempos, desde luego. Tiempos en los que la televisión se veía en la televisión, las series se arrugaban ante cualquier película y había límites en la ficción que se creían inquebrantables. Se había dado alguna excepción, tachada de rareza, como 'Twin Peaks'. Era obra de Lynch y a Lynch se le permitían licencias no al alcance de cualquiera.

Se cita a menudo la serie de Laura Palmer como un antecedente claro de la edad de oro en la ficción, que vivimos en los últimos 15 años. Se dice que el director de 'Terciopelo Azul' fue un adelantado en su tiempo y vislumbró antes que nadie las posibilidades que la mediana pantalla ofrecía a los creadores. Pero no fue el único. Y es injusto que sólo Lynch reciba los vítores como precursor de una nueva forma de entender la tele. Hubo otras excepciones, otros visionarios, otros atrevidos. Chris Carter fue uno de ellos y merece también el reconocimiento. Fue creador de la exitosa 'Expediente X', título emblemático de los años 90 que se parecía poco a lo que se emitía por aquella época. Porque, aunque en apariencia y estructura no se diferenciara tanto a otras producciones de la época, la serie de Carter sí abrió algunas puertas y dibujó cimientos en los que después se apoyaría la ficción que se ha hecho en el nuevo siglo.

El próximo 26 de enero 'Expediente X' regresa a las pantallas (en plural, porque ahora las series se ven en más pantallas que en la de la televisión) con un doble reto: no decepcionar a sus seguidores y no defraudar a quienes consideran que la suya fue una propuesta adelantada a su tiempo y en la que después se han mirado títulos emblemáticos de los últimos años, como 'Fringe' o 'Black Mirror', entre otras.

Si algo es evidente es que las tramas de Mulder y Scully destaparon el interés por las historias del más allá y convirtieron en cotidiano incluir en los argumentos a los extraterrestres. A la estela de los agentes del FBI especializados en casos paranormales llegó una división secreta de la policía de Chicago en 'Special Unit 2' encargada de investigar rarezas, en 'Almacen 13' los agentes del servicio secreto se ocupaban de localizar objetos encantados de la historia y la literatura, mientras que en 'Miracles' un grupo de investigadores independientes se ocupaban de aclarar aparentes milagros religiosos. Ninguna tuvo demasiada fortuna.

Tampoco consiguieron convencer a la audiencia otros intentos de reeditar el éxito de 'Expediente X', como con 'Los pistoleros solitarios', personajes que ya aparecieron en la serie madre y trataron por su cuenta de trazar una nueva trayectoria; o con 'Millenium', que fabricó el propio Carter, sobre un antiguo agente del FBI. En algunas cadenas se optó por resucitar títulos antiguos que podían encajar con la nueva moda, como 'Kolchak' reconvertida ahora en 'Night Stalker' sobre un periodista que seguía fenómenos extraños, o en llevar las tramas de 'Expediente X' a los años 60, como idearon (fallidamente) con 'Dark Skies'.

De esta ristra de producciones se salvan de la quema pocas. 'Fringe' tuvo el lastre de ser la serie que hizo J. J. Abrams después de 'Perdidos', por lo que fue examinada con lupa y se la esperaba para que hiciese cualquier movimiento en falso y cargar contra ella. Por eso nunca se la valoró lo suficiente ni se destacaron sus aciertos, que fueron unos cuantos. Se centraba en dos agentes del FBI cuya función era esclarecer fenómenos inexplicables. Las similitudes entre ambos títulos eran un principio fueron muchas, pero 'Fringe' consiguió encontrar su hueco explorando en una interesante trama de dimensiones paralelas que merecía haber tenido mayor recorrido. 'Supernatural' no se acerca a la calidad de la anterior, aunque tampoco cuenta con esas pretensiones. Pese a todo se deja ver bien y ha creado un universo estimulante con monstruos, demonios y vampiros. Los Mulder y Scully son dos hermanos que viajan por Estados Unidos combatiendo sucesos paranormales.

Al margen de haber sacado del armario la temática paranormal la serie innovó y modificó en la concepción de lo que es un procedimental. Para los no puestos en vocabulario seriéfilo nos referimos con este nombre a aquellas producciones que cada semana plantean un caso autoconclusivo diferente, es decir, que permiten al espectador no perderse si se salta un episodio o dos. En esta grupo están, por supuesto, los 'CSI', las recientes 'Bones' o 'Castle' y algunas clásicas como 'La ley de Los Ángeles' o 'Se ha escrito un crimen'. 'Expediente X' proponía un suceso cada semana, pero además planteaba una trama de fondo que iba avanzando a lo largo de la temporada. La trama serializada y los distintos casos se iban entrelazando creando una forma de narrar habitual hoy en día pero que entonces resultaba inédita. Herederas de esa planteamiento que combinaba géneros son 'House', 'The good wife' o 'Person of interest', entre otros títulos de esta edad de oro de la ficción. Con todo, pese a que los argumentos de fondo de la serie de Carter estuviesen muy bien construidos y mantuviesen la atención a lo largo del curso, el gran mérito de los guionistas fue durante nueve años inventarse acontecimientos distintos ('los monstruos de la semana') y que tardasen mucho en flojear con las ideas. Cabe destacar que entre esos guionistas estuvo, desde la tercera tanda de capítulos, Vince Gilligan, creador de la célebre 'Breaking bad'.

Nos referíamos antes a la brillantez con que se planteaban los casos que a Mulder y Scully les tocaba investigar, y lo que los hacían más interesantes era que no se abusase de fantasía, sino que todos se concebían con una pátina de realismo. Es decir, se acometían asuntos paranormales, sí, pero no eran tan descabellados como para que no pudieran ocurrir en realidad o en un futuro próximo. Esa sensación de duda o de posibilidad abierta recorría como un escalofrío a cualquiera que siguiese la serie, al igual que sucede hoy en día cuando vemos en 'Black Mirror' situaciones que no están al alcance de nuestras posibilidades tecnológicas actuales, pero que podrían representarse muy pronto. La amenaza de lo cercano.

Con todo la mayor aportación de 'Expediente X', y es un gran valor que permanezcan en los seis nuevos episodios que están a punto de estrenarse, es su dúo protagonista, David Duchovny y Gillian Anderson. Con una contención que podría haber espantado a la audiencia lograron conquistarla interpretando a dos agentes con graves problemas empáticos y entre los que se originó una tensión sexual que finalmente se resolvió. Ambas han seguido apareciendo en otros formatos y han demostrado sus dotes al ocuparse de papeles que poco se parecían a los de Mulder y Scully. El caso más significativo es el de Duchovny con 'Californication', serie en la que daba vida a un escritor adicto al sexo y a las relaciones problemáticas, y con la que consiguió un Globo de Oro en la categoría de comedia (lo tenía ya en drama). Anderson, por su parte, ha mantenido su faz misteriosa en sus intervenciones televisivas en la británica 'The Fall' y en la americana 'Hannibal'.

Nos vigilan, nos espían. La inminente décima temporada de 'Expediente X', que según han avanzado sus creadores mantendrá la mitología de la ficción pero tratará cada semana casos independientes, se abre con una posible abducción extraterrestre, según se deducen de los distintos tráilers emitidos. La verdad, por lo visto, sigue estando ahí fuera.

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