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Marcello Mastroianni en una escena de 'Los Camaradas' (1963). Agencias
'Los camaradas'

'Los camaradas'

Joyas impopulares ·

La cinta dirigida por Mario Monicelli estuvo prohibida en España debido a la censura franquista

Guillermo Balbona

Santander

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Jueves, 21 de diciembre 2017

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Si Marcello Mastroianni es parte esencial del latido de 'Fellini ocho y medio', como trasunto del cineasta, de igual modo resulta imposible concebir 'Los camaradas', esta obra maestra de Mario Monicelli sin la presencia imponente del actor.

Realismo y complicidad emocional, retrato social comprometido, a modo de postneorrealismo, y poética de la supervivencia se aúnan en 'Los camaradas', una obra que con el trasfondo de las luchas obreras del Turín de finales del XIX, disecciona un fresco social que contiene una radiografía inmensa de la condición humana.

Filme inédito en España durante décadas al no pasar el tamiz de la censura –fue rechazada además, curiosamente, por los distribuidores a causa de su fotografía en blanco y negro–, tiene uno de sus pilares y atractivos en el personaje del entrañable y extraño profesor Sinigaglia (encarnado por Marcello Mastroianni). Un perfil satírico, miscelánea de géneros, revelación coral entre el sainete y la tragedia, entre la compasión y la redención, entre el humor y la sátira, entre la corrosión y la mirada ácida.

Marcello Mastroianni y Annie Girardot en una escena de 'Los camaradas' (1963).
Marcello Mastroianni y Annie Girardot en una escena de 'Los camaradas' (1963).

El filme prohibido en España (se estrenó a través de Televisión Española y bajo el título de Los compañeros) arranca con mirada documental al esbozar una jornada laboral desde dentro de un hogar como estereotipo, la rutina de esa fábrica textil y la ambientación ad hoc, hasta detenerse en la tipología de personajes. Descripción social e individual, humor, naturalismo, excelente trabajo actoral y una riqueza sutil contenida en los diálogos. Como en 'La sal de la tierra', la singular inmersión en el universo del proletariado incluye la reivindicación de demandas obreras, el papel de las mujeres y los inmigrantes, la denuncia de la explotación, la represión de los patronos y ese clima que rezuma ideología, idealismo, pasión mal entendida y lucidez.

En 'Los camaradas Monicelli' cuenta con la ayuda de un magnífico director de fotografía, Guiseppe Rotunno, que venía de rodar 'El Gatopardo' de Visconti. Inspirándose en los grabados de Achille Beltrame, Monicelli subraya la reconstrucción fílmica del mundo real en unas coordenadas dramatúrgicas eficaces donde se conjuga el humor, la reflexión social y política, el drama, la función didáctica y la capacidad para conmover. Una película, al cabo, sobre un universo de hace un siglo que es testimonio universal sobre el aquí y el ahora.

El entorno con una atmósfera que se palpa, la sutileza coral de personajes con una identidad definida desde que aparecen en pantalla y lo íntimo y lo colectivo con una atención a los detalles, integran las señas de identidad de un filme que se revela desde la maravillosa escena de apertura.

Y, por supuesto, ese canal comunicativo y emocional entre la representación y la realidad, entre la pantalla y el público, que encarna el profesor Sinigaglia/Mastroianni, exponente de esa cierta tendencia del cine italiano de los sesenta donde la implicación sentimental no se despoja de la lucidez ni de la sátira.

Franco Ciolli, Raffaella Carrá y Marcello Mastroianni en diferentes secuencias de 'Los camaradas' (1963).
Imagen principal - Franco Ciolli, Raffaella Carrá y Marcello Mastroianni en diferentes secuencias de 'Los camaradas' (1963).
Imagen secundaria 1 - Franco Ciolli, Raffaella Carrá y Marcello Mastroianni en diferentes secuencias de 'Los camaradas' (1963).
Imagen secundaria 2 - Franco Ciolli, Raffaella Carrá y Marcello Mastroianni en diferentes secuencias de 'Los camaradas' (1963).

El agitador y superviviente, pícaro idealista, se mueve entre las debilidades y la esperanza, la amargura y la conciencia política. Grotesco sí, pero actor y director logran dotar al profesor Sinigaglia de una humanidad cautivadora. Renato Salvatori, que acompaña a Mastroianni en una icónica secuencia en la que sus respectivos personajes se sinceran la noche que no pueden dormir; Bernard Blier, padre de familia que no se atreve a culminar la huelga; y Annie Girardot, que encarna la prostituta, son algunos de los intérpretes que destacan en esa particular selva humana.

El humor corrosivo, tan presente en el cineasta italiano, la mezcla de lo grotesco y lo entrañable son sus armas: «Con los años me di cuenta de que siempre tendía a hacer la misma película: unos cuantos muertos de hambre que se embarcan en una empresa más grande que ellos y fracasan…» , confesaba el director de 'Rufufú'.

La querencia por las criaturas que habitan sus películas y ese desnudo entrañable sellan su cine. Un filme, 'Los camaradas', demasiado olvidado que inspiró a Bertolucci para su friso inmenso, 'Novecento'. Las pequeñas tribulaciones de la sociedad y la perspectiva tragicómica se conjugan a través de la mirada de una película que destila ese humanismo reconocible tan empático como, a veces, paradójicamente extraño, ajeno pese a formar parte de nuestra condición.

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