Borrar
Una imagen de 'Las buenas intenciones'.

La Amélie de los refugiados

Agnès Jaoui se vuelca en ayudar a los inmigrantes con desastrosos resultados en 'Las buenas intenciones', una comedia con maliciosos apuntes sobre las ONG

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 12 de diciembre 2019

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La 'Viridiana' de Luis Buñuel encarnada por Silvia Pinal instauraba en su hogar un albergue para mendigos y delincuentes con el propósito de cristianizarlos. Cuando tienen la menor oportunidad, los esperpénticos moradores toman materialmente la casa y violan a su santa protectora. Para Buñuel, la caridad cristiana era hipócrita e inútil. «Estoy en contra de ella», proclamaba. «Pero luego, si veo a un pobre hombre que me conmueve, le doy cinco pesos. Si no me conmueve, si me parece antipático, no le doy nada. Entonces, no se trata de caridad».

La primera vez que vemos a la protagonista de 'Las buenas intenciones' reparte folletos a refugiados bajo los puentes de París. «Eres una santa», le dice uno de ellos. Otro le pide todos los papeles; en cuanto ella se da la vuelta, los arroja al fuego para entrar en calor. Ya lo dice el refrán español: el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

Agnès Jaoui encarna a esta 'Amélie' de ONG, obsesionada por ayudar a los demás y ciega ante la descomposición de su propia familia. Actriz, guionista y directora, la única mujer con seis Premios César transmite el empecinamiento y la fragilidad de esta profesora de francés que imparte clase a alumnos procedentes de todo el mundo, que resultan ser un hatajo de racistas, xenófobos y materialistas. La llegada de una nueva profesora al centro social con métodos más atractivos hunde en la depresión a la protagonista, que intentará recuperar la autoestima montando una autoescuela social para emigrantes.

«'Las buenas intenciones' cuestiona las necesidades o las motivaciones del altruismo», explica el director Gilles Legrand. «¿Cuál es el motor de tu compromiso? Yo no creo que exista el altruismo puro, creo que todos tenemos cierto sentimiento de culpa, carencias afectivas o razones más complejas que nos llevan a ser solidarios. La protagonista, al final, lo que necesita, es amor».

Legrand se mueve entre el cinismo y el sentimentalismo tierno en una comedia menos salvaje de lo que parece, pero con saludables apuntes de mala leche. Valga como ejemplo la vida conyugal de esta samaritana adalid de lo políticamente correcto, casada con un refugiado bosnio al que conoció en Sarajevo durante la guerra y que le reprocha ante una terapeuta de pareja: «La pobreza te pone cachonda». Sus dos hijos adolescentes demandan en el fondo más atención, mientras sus alumnos solo quieren encontrar trabajo. Buñuel también contó que los pobres no tienen por qué ser buenos. O en boca de Gilles Legrand: «La película no perdona a nadie: ni a los que dan ni a los que reciben».

'Las buenas intenciones' promete más de lo que ofrece y va perdiendo fuelle según se hace más insoportable el ansia benefactora de la protagonista. Por momentos, el filme se convierte en una variación de 'Campeones', con un grupo de entrañables zoquetes en una historia de superación. Empantanada la acción, solo queda confiar en el carisma de Agnès Jaoui, a quien le honra no disimular los años y los kilos, y el bonito apunte del uso de una canción, el 'Himno al amor', de Édith Piaf,como símbolo de hermandad entre los inmigrantes y consuelo ante la muerte. Tenemos tanto que aprender de los franceses...

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios