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Karra Elejalde necesitaba cuatro horas diarias de caracterización para transformarse en Miguel de Unamuno.

Karra Elejalde: «Unamuno les recordaría a los políticos de hoy que el pueblo no se confunde cuando vota»

«Cuando mi ama me contaba que fusilaron a mi abuelo yo me envenenaba. Ya no lloro», cuenta el protagonista de 'Mientras dure la guerra'

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Jueves, 26 de septiembre 2019

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Karra Elejalde (Vitoria, 1960) podría parecer una elección arriesgada para dar vida a Miguel de Unamuno. Extrovertido y parlanchín, el volcánico actor se pagó de su bolsillo la caracterización para terminar de convencer a Alejandro Amenábar de que él era el filósofo bilbaíno que vive con dolor el estallido de la Guerra Civil en 'Mientras dure la guerra'. Su extraordinaria composición le llevará sin duda a los Goya.

-Defíname Unamuniano.

- Unamuniano es una manera de entenderse como algo personal, no del grupo, no doctrinario. He buceado mucho en Unamuno. Es un vitalista, un existencialista que odia el concepto de la muerte y le pregunta a dios por qué se le murió un hijo con cinco años. A veces pienso que Millán-Astray le hizo una encerrona. Decir viva la muerte y muera la intelectualidad, a él, que vivía en una mixtura entre la mística, la religión y la intelectualidad. Si eso no es una provocación… Unamuno apuesta por el procedimiento ensayo-error, el doctrinismo solo nos lleva a ser corderos. Piensa que todos tenemos que hacernos una pregunta: ¿quiénes somos?¿qué he venido a hacer? ¿por qué me tengo que morir? Unamuno es coherente, por eso se lleva hostias y se levanta. Cree que el mundo tiene derecho a equivocarse. Su batalla es personal con dios.

- Lo interpreta como alguien arisco, seco. No era un animal social.

- No. Tenía su guasa, su sentido del humor. Yo no puedo desentrañar su carácter leyenda 'Niebla' o su filosofía. Me interesó qué decían de él sus contemporáneos. El año anterior le habían nominado al Nobel de Literatura, era un hombre orgulloso, pagado de sí mismo. 'Yo, que soy vasco, no me importa seguir enseñándoos el castellano a vosotros, castellanos, que lo desconocéis'. Era un tipo pagado de sí mismo, soberbio, pero eso no significa que no sintiera. En la película está el Unamuno airado y el que llora y se rompe.

- Como vasco, ¿en qué se identifica con él?

- Se dice que los vascos somos introvertidos. Yo no lo soy. Creo que somos gente de fiar. Mi ama me decía que hasta bien entrados los años 70, si demostrabas que eras vasco no hacía falta firmar un contrato. Eso se llama coherencia. Si pienso verde, tengo que decir verde y hacer verde. Unamuno daba bandazos porque por coherencia personal tenía derecho a equivocarse. Los vascos somos nobles, cuesto mucho hacerse amigo nuestro, pero después es para toda la vida. Somos de una pasta no mejor ni peor que los demás, pero tenemos palabra.

- Su abuelo fue fusilado. ¿Su hija conoce esa historia?

- Sí, se la ha oído a mi madre. Mi ama tenía nueve años cuando fusilaron a su padre con tres penas de muerte, dos de ellas por pasarse en Bilbao a los rojos con toda una compañía. Era un militar de la República y no entendía qué se estaba haciendo. Mi madre no sabía dónde estaba enterrado su padre, pero tenía que cantar el 'Cara al sol' con la mano levantada para poder acceder a las cartillas de racionamiento. Ella me lo contaba, yo me envenenaba y lloraba. Ya no lloro. Yo se lo he contado a mi hija, y ella se lo contará a su hijo, pero se va diluyendo. La necesidad vital de la memoria histórica y de sacar a los muertos de las cunetas se va diluyendo. Mi nieto no sabrá quién era Hipólito Garay Márquez, que le lleva 200 años. Tampoco pretendo fomentar odio en Ainara.

- ¿Qué les diría Unamuno a estos políticos incapaces de llegar a formar un gobierno?

- Unamuno fue nacionalista y apoyó el Alzamiento pensando que venía a salvar la República. Luego se vuelve socialista y habla como tal. A los políticos de hoy les diría, muchachos, el pueblo no se confunde cuando vota. La izquierda está con un rebote de cojones porque lo han tenido a huevo. Rufián y Aitor Esteban estaban con las manos abiertas. Y no han sido capaces. Habrá que saber gobernar en proporción a lo que la gente ha hablado y saberse entender. Queremos que os entendáis, porque sois nuestros representantes. Yo soy progresista, de izquierdas. Y te llevas un disgusto, se te quitan las ganas de ir a votar otra vez. Unamuno dice todos somos españoles, y sin unos u otros España quedará coja.

- ¿Ha agradecido un papel dramático después de su Koldo de '8 apellidos vascos'?

- Fue tal fenómeno que había que hacer muchas cosas serias después. Rodé '100 metros', que es una muy buena película sobre la esclerosis múltiple, 'Los últimos de Filipinas', que tampoco es una comedia… Es muy difícil ponerle un dique a lo que fue aquello. También Unamuno estaba en contra de los encasillamientos. Agradezco a Alejandro que se la jugara conmigo. Me decía: 'No paras de hablar, Unamuno es otra cosa'. Fui a la prueba caracterizado de viejo, lo pagué yo. Me abrieron la puerta y al verme dijeron que el ortofonista era en el piso de arriba.

Crítica de la película

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