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Reparto de 'El pan nuestro de cada día' (1934). Agencias
'El pan nuestro de cada día'

'El pan nuestro de cada día'

JOYAS IMPOPULARES ·

La visión cooperativista del director King Vidor que entusiasmó a Franklin D. Roosevelt

Guillermo Balbona

Santander

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Jueves, 30 de noviembre 2017

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Aldabonazo utópico, sencillo documento social, canto solidario, 'El pan nuestro de cada día' de King Vidor es una insólita mirada construida sobre los rescoldos ardientes de la Gran Depresión económica estadounidense.

El abrazo fraternal, el trabajo colectivo, el cooperativismo son factores que asoman en esta película del cineasta de 'El manantial', de la que emana un cierto sentido de celebración y fe en el ser humano. El espíritu de la política de Franklin D. Roosevelt, quien por supuesto quedó entusiasmado por la obra, recorre las entrañas de este filme de expresividad aún muy adherida al cine silente y con algunos guiños del realismo soviético.

Cineastas como Vittorio de Sica mostraron su deuda con la cinta de Vidor, como confesara el italiano al realizar su universal 'Ladrón de bicicletas'. En realidad esta historia de una pareja sumida en la crisis del 29, completa un díptico, a modo de epopeya popular, que se abrió en el cine mudo con su magnífica 'Y el mundo marcha'.

Tom Keene, protagonista de 'El pan nuestro de cada día' (1934).
Tom Keene, protagonista de 'El pan nuestro de cada día' (1934). Agencias

Expresiva, despojada de afectación, en apenas setenta minutos Vidor quiso continuar las vidas de los personajes de su anterior filme. En ambos, no obstante, apela a despertar de manera crítica y realista a las masas.

Y para ello describe la construcción de una comunidad alternativa al sistema capitalista imperante. Desde cierta ingenuidad y con encanto, pese a no ser precisamente ningún panfleto militante, la recepción de 'El pan nuestro de cada día' fue tan desigual como epatante en lo ideológico.

La cadena de periódicos del millonario Randolph Hearst calificó el filme de rojo, mientras en el festival de Moscú la película obtenía uno de los galardones mayores, pero precisando que no se le otorgaba el primer premio al considerarla una prueba de propaganda capitalista. Por el contrario en muchos lugares de Europa, como Inglaterra y Francia, inquirían a Vidor por el escaso peso que el amor y el romance tenían en su metraje. Exponente casi pionero en su día de un cine social, político a su modo, el cineasta de 'Stella Dallas' tuvo tantas dificultades para afrontar el proyecto como sus personajes de ficción. Además de afrontar en solitario la producción debió convencer a varios de sus colaboradores para trabajar en cooperativa.

El espíritu de solidaridad y de comunicación de equipo se transmitió al final también en el rodaje. No hay que olvidar la religiosidad del cineasta que también envolvió la historia de esta pareja -ella fue encarnada por Karen Morley ('Mata Hari'), mujer de Vidor hasta la siguiente década- que lidera un proyecto comunitario tras reunir a familias inmersas en las penurias económicas.

Cartel promocional de 'El pan nuestro de cada día' (1934) de King Vidor.
Cartel promocional de 'El pan nuestro de cada día' (1934) de King Vidor. Agencias

Precedente de 'Las uvas de la ira', con la misma ingenuidad pero sin recurrir al populismo del cine de Frank Capra, Vidor imprime un aliento colectivo de fe y confianza en la condición humana. Ello llega al paroxismo en la media hora final cuando el filme, exento de música, se apoya en el ritmo de un metrónomo para describir una actuación colectiva que permita afrontar las azarosas dificultades del campo. Escasos medios, independencia y coherencia, atrevimiento y sinceridad son connotaciones que están muy presentes en esta obra donde vibra el mensaje de la unión hace la fuerza.

El cineasta de 'Guerra y paz', desde la autenticidad, con una puesta en escena ajena a lo sofisticado, retrata a unas criaturas que miran al cielo y a la tierra, que se afanan en sus labores y que buscan soluciones para agrandar sus pasos. Es una película atípica en el contexto de la época, que revela una factura y un contenido que parece ajeno a Hollywood, y que da la medida de la grandeza de Vidor pese a no estar entre sus mejores títulos de su amplia filmografía.

Obra de transición hacia el sonoro, precedida de obras cumbres de su director como 'El gran desfile', reside, sin embargo, en 'El pan nuestro de cada día' un vínculo con los grandes valores mostrados a través de las situaciones de un grupo de desheredados que buscan su lugar en el mundo. Un relato de supervivencia que también revela ese lado didáctico y transparente que se halla en las raíces del cine desde sus obras fundacionales.

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