La añada 2024 de Ribera del Duero, calificada como 'Muy Buena'
Estos son los pasos que sigue el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, con el respaldo de un Comité Excepcional integrado por diez profesionales, para determinar la calidad del vino
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero ha otorgado la calificación de 'Muy Buena' a la añada 2024. El veredicto fue adoptado tras la sesión del Pleno celebrada en la sede del Consejo, en Roa (Burgos), una vez analizadas las conclusiones del Comité Excepcional de Cata, formado por diez expertos de distintos ámbitos del vino, y los informes técnicos elaborados por el equipo enológico de la propia DO. El resultado avala una campaña marcada por condiciones meteorológicas adversas, pero también por la capacidad de las bodegas de mantener la calidad y la identidad de una de las denominaciones más prestigiosas de España.
La jornada de evaluación se desarrolló en un clima de concentración absoluta. Diez copas alineadas sobre una mesa –dos blancos y ocho tintos– representaban el trabajo de todo un año en los viñedos y bodegas de la Ribera. Durante más de una hora, los catadores analizaron en silencio cada muestra en sus fases visual, olfativa y gustativa. No se trata de una competición ni de elegir el mejor vino, sino de interpretar, a través de ellos, el carácter de la cosecha. Cada ficha de cata se entregó finalmente en sobre cerrado al presidente del Consejo, Enrique Pascual, encargado de comunicar el dictamen final: «La añada 2024 es Muy Buena».
La vendimia, corta y difícil, con heladas, granizo y lluvias, da lugar a vinos equilibrados, frescos y honestos
«Esta calificación es el reflejo del trabajo, la pasión y el compromiso de toda una región que vive por y para el vino», destacó Pascual en la rueda de prensa posterior. «Cada añada pone a prueba nuestra capacidad de adaptación y demuestra que Ribera del Duero sabe transformar los desafíos en oportunidades».
Una vendimia corta y exigente
El informe técnico del Consejo describe 2024 como una campaña de menor producción pero de resultados notables. La vendimia comenzó el 28 de agosto y concluyó el 4 de noviembre, con una duración total de 68 días, situándose entre las más largas de la última década. En total, se recogieron 95,5 millones de kilos de uva, un 18,8% menos que en 2023, como consecuencia de las heladas y las tormentas de granizo que afectaron de forma desigual a distintas zonas de la Denominación.
Las lluvias de septiembre y octubre, junto con fuertes variaciones térmicas, condicionaron el equilibrio final de maduración. «Fue un año de contrastes», explican los técnicos del Consejo. «La floración y el cuajado se vieron alterados por la climatología, y eso definió ya una cosecha más corta, pero también con matices muy interesantes en los vinos».
El perfil final de la añada muestra blancos de aromas intensos, frescos y equilibrados, aunque con menor estructura que los de 2023, y tintos de carácter amable, balsámico y fluido, más pensados para una crianza media que para largas estancias en barrica. En palabras de los enólogos, «vinos honestos, fáciles de beber y con gran potencial de guarda a medio plazo»»
Un comité de voces diversas
El Comité Excepcional de Cata reunió a diez profesionales de reconocido prestigio, entre ellos sumilleres, enólogos y periodistas. Formaron parte del mismo Luis Morones (mejor sommelier de México 2025, embajador oficial de los vinos de Ribera del Duero y ganador del Concurso Nacional de sumilleres 2010, 2012 y 2014); Paz Álvarez (responsable de gastronomía en El País); Federico Oldenburg (periodista especializado en Fuera de Serie, Gentleman y Gastroactitud); Santi Rivas (Campeón de España de Catas a Ciegas por Equipos 2018); Jaime Suárez (enólogo y winemaker en la bodega Dominio de Atauta); Consuelo Albarrán (miembro del panel de cata de la DO Ribera del Duero); Álvaro Izquierdo (director técnico y director general de Bodegas Viña Mayor); Galo López Cristóbal (director y enólogo de la bodega López Cristóbal); Silvia Herrera (técnica agrícola, enóloga y propietaria del proyecto Melida Wines, que incluye bodega, restaurante y alojamientos rurales); y quien firma esta crónica, redactor jefe de El Diario Montañés y coordinador de Cantabria en la Mesa.
La selección de los vinos fue realizada por el Departamento Técnico del Consejo, que escogió treinta muestras de la cosecha, de las cuales diez fueron finalmente catadas: dos blancos y ocho tintos. Los blancos, elaborados con la variedad albillo mayor, sorprendieron por su franqueza aromática y equilibrio. Uno mostraba un perfil más joven y directo, mientras el otro ofrecía matices de madera y una mayor complejidad. En el debate posterior, varios catadores coincidieron en señalar que el primero poseía «una acidez estructural que le permitirá evolucionar muy bien con el tiempo».
En los tintos se apreciaron también dos líneas de estilo: vinos de corte clásico, con estructura y paso firme, y otros más fluidos, ligeros y modernos, reflejo de una evolución natural en la Denominación. «Hace diez o quince años, los vinos de Ribera del Duero eran más corpulentos, más potentes», comentó uno de los expertos. «Hoy se apuesta por la finura y la elegancia, sin renunciar a la personalidad del territorio».
Tendencias
Durante la conversación, surgieron reflexiones sobre el cambio de paradigma que vive el sector. «Las bodegas entienden que el consumidor actual busca vinos más accesibles, menos maderizados, con frescura y autenticidad», se apuntó. «Eso no significa renunciar al potencial de guarda de la Ribera, sino interpretarlo de otra forma».
La madurez de una DO
En 2024, la DO Ribera del Duero suma 42 años de historia y más de 327 bodegas activas, repartidas entre Burgos, Valladolid, Soria y Segovia. A lo largo de su trayectoria, ha mantenido una línea de exigencia que la ha consolidado como una de las referencias mundiales del vino español. Fue distinguida en 2012 como '«Mejor Región Vitícola del Mundo» y ha sabido conjugar tradición y modernidad sin perder su identidad.
El Pleno del Consejo Regulador, tras recibir los informes técnicos y las conclusiones del Comité Excepcional, ratificó la calificación de «Muy Buena'» en una sesión que contó con la presencia de varios miembros del panel y del presidente Enrique Pascual. La decisión se dio a conocer oficialmente en una rueda de prensa celebrada en Roa, en la que también se subrayó el valor del trabajo colectivo de viticultores y bodegueros.
«Cada añada tiene su historia y su carácter», afirmó Pascual. «La de 2024 nos ha puesto a prueba, pero demuestra que en Ribera del Duero sabemos sacar lo mejor incluso de las circunstancias más difíciles».
Una experiencia desde dentro
Para quien firma estas líneas, la cata a la que fuimos invitados por el Consejo Regulador dejó una impresión profunda. El silencio del salón, apenas roto por el roce del cristal o el giro pausado de una copa, creaba una atmósfera de respeto y concentración. No hubo sugerencias ni indicaciones, solo la confianza en el criterio de los catadores. Esa independencia y el rigor del proceso refuerzan la credibilidad del sistema de calificación que cada año determina la calidad de la añada.
Para quien tuvo la oportunidad de participar, la experiencia supuso una lección de método y humildad: escuchar al vino sin prisas, dejar que hable por sí mismo y comprender lo que cuenta de una tierra, de un clima y de quienes la trabajan. En cada sorbo se percibe la diversidad de la Ribera, su fuerza y su capacidad para evolucionar sin perder autenticidad.
Los vinos de la cosecha 2024 no serán los más opulentos de la historia, pero sí los más fieles a una tendencia que busca equilibrio y naturalidad. Reflejan la solidez de una DO que ha aprendido a leer su territorio con inteligencia y a proyectar su nombre más allá de las modas.
95,5 millones
de kilos de uva es la producción total
68 días
dura la vendimia, del 28 de agosto al 4 de noviembre
330 bodegas inscritas
de las cuales 327 están activas
5.043 viticultores
Registrados como tal
26.639 hectáreas
De superficie total
623.615 kg. de producción blanca
Un 32,8% menos respecto a 2023
Al cierre de la jornada, el sentimiento común era de satisfacción y respeto por el trabajo colectivo. «La Ribera del Duero se renueva cada año», se escuchó decir. «Y esa es, quizá, la mejor noticia: que sigue siendo ella misma».
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