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Ona Carbonell: «Yo era de lechuga y pechuga»

La deportista gana 'MasterChef Celebrity' gracias a un menú inspirado en el mundo acuático, su pasión. «Antes cocinaba mi pareja, ahora lo hago yo», dice la nadadora

JULIÁN ALÍA

Martes, 27 de noviembre 2018, 17:17

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Ona Carbonell (Barcelona, 28 años) se coronó el domingo como la ganadora de la tercera edición de 'MasterChef Celebrity', que reunió a más de tres millones de personas en La 1. La nadadora, ganadora de cinco medallas de oro, dieciséis de plata y trece de bronce, entre Juegos Olímpicos, y campeonatos mundiales y europeos de sincronizada, volvió a saborear el oro en su duelo final con Paz Vega. Y lo hizo intentando transmitir sus sentimientos al jurado.

–¿Cómo ha sido participar en 'MasterChef'?

–Para mí ha sido como una experiencia de vida. No sabía ni cocinar, y he podido convivir durante cuatro meses con todos los compañeros, que para mí son referentes e ídolos… Ha sido una experiencia 'superguay'. No estaba nada acostumbrada a la tele, he tenido que perder la vergüenza, la timidez y parecer más personal.

–Entonces, ¿no tenía ninguna relación con la cocina?

–No, cero. Yo siempre como en el Centro de Alto Rendimiento. Desayuno también allí y lo único que hacía en casa era cenar. Como llegaba siempre tarde, normalmente cocinaba Pablo, mi pareja. Y cuando viajo, como en hoteles, así que… poco.

–¿Y aun así entra?

–Justo este año mi entrenadora y yo decidimos bajar el ritmo para cuidar mi cuerpo, las lesiones… porque ya no tengo catorce años. A una compañera de la agencia le encanta 'MasterChef', y siempre me decía: 'Ona, te tienes que presentar'. A mí como programa me encantaba, y además con Saúl (Craviotto, ganador de la edición anterior) lo seguía. Al final fui a hacer el 'casting' y me cogieron. Saúl me dijo que era durísimo. Me recomendó estudiar técnicas, ingredientes… e ir a las cocinas de los restaurantes y pasar todas las horas que pudiese. Llamé a Jordi Roca, que era el único chef que conocía en persona, y me dijo que me pasase. También practiqué antes en casa, porque no sabía distinguir una merluza de un bacalao.

–¿Cuándo se vio como posible ganadora?

–Bastante tarde, porque siempre iba a la prueba de eliminación. No podía preocuparme de algo que no había pasado. Me tenía que ocupar de no irme esa semana. Más adelante ya pensé: 'Ostras, pues ya estamos en la recta final, imagínate, podría llegar a pasar'.

–¿Por qué ha elegido la Fundación Pequeño Deseo?

–No soy madre, pero entiendo que no hay nada peor en esta vida que un hijo tuyo esté enfermo. Conocía la fundación, y creo que ayudar a los niños con enfermedades graves a cumplir sus sueños les ayuda a llevar mejor la situación. Para mí, el mejor regalo de esta experiencia es haberles podido donar los 75.000 euros.

–¿Cómo se le ocurrió el último menú?

–Me puse a mirar libros de cocina. Pensé: 'Jo, lo que más me alucina a mí es el mundo acuático'. Intenté un menú con esa temática, pero no sabía cómo. Desde los primeros programas quería hacer algo con verduras, y se me ocurrió un consomé, y le puse las verduras en suspensión. Lo más bonito de la 'sincro' son las figuras geométricas y lo que hacemos en la superficie, y pensé en un segundo plato de endivias y ancas (de rana). Por último, quería expresar los estados del agua, y así se me ocurrió el postre (una sopa de pepino con crema de cardamomo, manzana osmotizada con lima, melón texturizado e isomat fundido).

–¿Ha sido difícil la etapa de secretismo?

–Sí, intenté practicar una cara de póker permanente.

–¿Ha cambiado su rutina?

–Bastante. Antes, lo poco que cocinábamos en casa lo hacía Pablo, y ahora lo hago yo. No me voy a poner a hacer aires y espumas, pero me reinvento más que antes, que era de lechuga y pechuga. Ahora intentaré practicar cosas.

–¿Y el menú de Navidad?

– Hombre, no lo he hablado con la familia... ¡pero sí que me gustaría!

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