Los elegantes y refrescantes cócteles, su historia, lo clásico y lo moderno
Óscar Solana Bartender El cántabro, propietario de la Taberna de Solía, en Liaño, nos enseña a preparar un Dry Martini Pasiego y un Tom Collins
Irrumpen con fuerza en las tardes-noches, dando color y sabor a las barras y terrazas de todo el mundo. Llenando de gratas sensaciones a quienes apuestan por ellos. Son los cócteles, esas bebidas casi siempre agitadas que no revueltas, a las que los bartenders y otros profesionales de la hostelería se dedican en cuerpo y alma para encontrar la fórmula perfecta, mejorar aquellas combinaciones heredadas, descubrir nuevos sabores y mezclas más apetitosas para los aficionados a este curioso mundo del sector hostelero. Para que disfruten, con o sin alcohol, se refresquen con auténticos trabajos de alquimia o contemplen una puesta de sol, junto a la playa o una montaña y frente a un Bloody Mary, una Caipirinha, un Manhattan o un gin tonic bien perfumado. En copa o en vaso alto -cada preparación requiere un recipiente específico-, con unas piedras de hielo o picado, con frutas o sin ellas, con huevo... los cócteles entran por la vista, cautivan por su sabor y convencen para volver a repetir y encontrar nuevas sensaciones.
Significado
¿Qué es un cóctel o cocktail? Según el diccionario de la Lengua Española, se trata de una «bebida compuesta de una mezcla de licores a la que se añaden por lo común otros ingredientes». También, una «reunión o fiesta donde se toman cócteles, generalmente por la tarde» y además, la «mezcla de cosas diversas». Hay que tener en cuenta que hay cócteles que son «platos a base de mariscos acompañados por algún tipo de salsa» y, que sumándoles el 'apellido' Molotov son «artefactos incendiarios de fabricación casera, generalmente consistente en una botella con líquido inflamable y provista de una mecha».
En Mesopotamia, hace 5.000 años, preparaban ya en vasijas de barro una mezcla de cerveza, vino, zumo de manzana y miel. Se cree que fue el primer cóctel de la historia
Pero nos interesan los primeros, desde hace ya unos cuantos años muy de moda y dejando atrás esa vitola de exclusividad que han venido arrastrando desde tiempos inmemoriables. Hoy hay cócteles aptos para todos los bolsillos y cada vez más profesionales que con maestría agitan las cocteleras para dar rienda suelta a su imaginación.
Historia
Parece que el origen de los cócteles se remonta a hace 5.000 años atrás. En vasijas mesopotámicas se han encontrado rastros de una mezcla elaborada con cerveza, vino, zumo de manzana y miel. En el siglo IV antes de nuestra era aparece, como siempre, la figura de Alejandro Magno -Alejandro el Grande-, rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto y gran rey de Media y Persia. Se sabe que este histórico y fabuloso personaje era muy aficionado a la mezcla de distintos ingredientes para crear bebidas con fines medicinales. A él se le atribuyen también la macedonia, esa ensalada de frutas tan popular.
Hay quienes mantienen que el primer gran coctelero fue el monje Dom Bernardo Vinvelli, el creador del Bénédictine, una combinación secreta de veintisiete plantas y especias, convertidas en un licor homogéneo y que fue creado en el año 1510 en la abadía de Fécamp (Normandía).
La palabra cock-tail aparece en 1798 escrita por primera vez en The Morning Post y hace referencia a una especie de jengibre. En 1806, un lector escribe una carta al editor de The Balance and Columbian Repository preguntando que es un cock-tail. «Un coctel es un licor estimulante compuesto de alcoholes de cualquier clase -whiskey, vodka, brandy, tequila, rum, wine, vermouth, even beer-, azúcar, agua y bíter», aclaró el responsable del periódico que, además, se permitió la licencia de escribir que «es de gran utilidad para un candidato demócrata, porque una vez que una persona se tragó eso, puede tragar cualquier cosa».
Pero casi todas las apuestas sobre el origen del cóctel, tal y como ahora lo conocemos, se remontan hacia 1830. Antoine Amédée Peychaud, un farmacéutico haitiano de origen francés, tenía por costumbre servir a sus amigos masones en su botica de Nueva Orleans una bebida compuesta a base de bitter, coñac, azúcar y especias. Como no existían las cocteleras, este 'alquimista' preparaba la mezcla en una coquetier, esto es, en el interior de una cáscara de huevo. Pronto esos primeros tragos de la trastienda se fueron extendiendo por todas las barras de las tabernas de la zona, hasta convertirse con el paso de los años en una bebida exclusiva, señorial.
Existen dos tipos de coctelerías. La clásica, con combinaciones que han coexistido desde un principio, y la moderna, que representa las nuevas interpretaciones sobre la coctelería, dándole una nueva expresión a bebidas ya conocidas.
Óscar Solana
Uno de los mejores bartenders de España es Óscar Solana, cántabro y propietario de La Solía, en la localidad de Liaño. Él ganó un campeonato de España con una elaboración basada en el clásico Dry Martini, al que añadió el apellido de 'Pasiego'. Solana se inspiró en los trabajadores ingleses que vinieron a explotar la minas de Cabárceno y los pasiegos, pastores y contrabandistas, que llevaban en sus cuévanos la bebida de los mineros a sus cabañas, donde la mezclaban con vino blanco aromatizo con plantas, el vermú que elabora y comercializa Solana. El Dry Martini clásico es una mezcla de ginebra y vermú. El cántabro lo sirve con un toque de sobao y anchoa.
La coctelería clásica tiene también gran importancia en la carta de este galardonado coctelero cántabro. Su Tom Collins es uno de los más solicitados en su taberna de Liaño (Villaescusa). Según explica él mismo, se trata de un cóctel de verano, muy refrescante. Es sencillo de preparar pero, como todo, hay que tener buena mano y técnica suficientes para que el resultado final sea el óptimo. Este cóctel made in USA lo prepara Solana al estilo tradicional con ginebra, zumo de limón, azúcar y acabado con soda Royal Bliss.