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El agua rodeó por completo la vivienda de David López y su madre en Sopeña. El agua llegó a entrar en la vivienda y afectó a muebles y a herramientas de un taller situado en la planta baja-
«Tengo el río en la puerta,  no puedo salir de casa»

«Tengo el río en la puerta, no puedo salir de casa»

El agua aísla a una familia de Sopeña, mientras que en Ampuero vigilan el Asón para que no se repitan las inundaciones de 2015

S. TORRE / A. VERANO

Lunes, 29 de febrero 2016, 07:26

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«Es vergonzoso. Con 86 años y tener que aguantar esto. Siempre igual. ¿Qué Cantabria es esta?», se preguntaba la madre de David López García, vecino y expresidente de la junta vecinal de Sopeña de Cabuérniga que el domingo, de madrugada, contemplaba con impotencia cómo los ríos Verdero y Madrid se desbordaban y el agua anegaba su vivienda de dos plantas.

«Tenemos el río en la puerta, no podemos salir de casa. He llamado al 112 y aquí no ha venido nadie», denunciaba con desesperación mientras colocaba maderas en los bajos de las puertas para contener el torrente que no paraba de crecer hasta bien entrada la mañana, cuando ya aparecían miembros de Protección Civil para ayudarle a proteger su vivienda.

Su casa fue la única afectada de Sopeña, ya que los cauces en el pueblo están limpios. Menos en los 300 metros más cercanos a su domicilio. «Los muebles están mojados, igual que las herramientas del taller en el que fabrico instrumentos. Esto es vergonzoso», lamentaba mientras recordaba todas las veces que ha alertado sobre la situación del río en esa zona: «No se limpia desde hace 35 años».

La fuerte lluvia también tuvo consecuencias en Ampuero. Lolo Abascal, un vecino que tiene un local en pleno centro del casco urbano, en los aledaños de la Plaza Mayor, lleva reclamando «varios años» al Ayuntamiento que solucione los problemas de saneamiento de la calle Cantarranas, origen de las inundaciones que se sufren. «Cada vez que llueve durante una par de días, se inunda mi local y tengo unos muebles allí que se están pudriendo».

Pero si ayer había alguien pendiente del caudal del río Asón, esos eran los vecinos de la pedanía de Marrón, los grandes damnificados cada vez que el municipio sufre una inundación. Luisma Llamosas, vecino del barrio del Povedal, estuvo todo el día observando el río. Todavía no ha borrado de su cabeza la imagen de su garaje anegado de agua durante la pasada riada de 2015, que dejó sin luz a todo su vecindario.

Donde sí han funcionado las obras para evitar estos desbordamientos fue en Caranceja. Los puntos más conflictivos en anteriores temporales aguantaron ayer sin problemas la crecida del río.

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