Procesiones en miniatura

Cajas de zapatos, bandejas de pasteles, mantelillos de papel de los turrones... No es una lista de material de reciclaje. Son algunos de los elementos que Antonio Pérez-Aguilera utiliza para construir sus pasos de Semana Santa a escala 1:15. Empezó esta devota y minuciosa afición en 1969 y desde entonces van 66. Hasta este domingo se podrán ver en la parroquia de Santa María Reparadora, en la calle Rubio, 14, de 19.30 a 21.00 horas.

"Cuando mi hija Ana María tenía dos años, empezó a haber problemas a raíz del Concilio Vaticano II. Algunas cofradías dejaron de existir. No sé por qué, pero me dio la sensación que a ese ritmo, los pasos de Semana Santa podían dejar de existir en algún momento y quise hacer algo para que mi hija, cuando fuera mayor, supiera lo que habían sido", explica este topógrafo de profesión, de 85 años.

La primera reproducción que hizo fue la de María Santísima del Mayor Dolor, de Granada. Esta fue su "conejillo de indias", ya que poco a poco fue mejorando la técnica y encontrando materiales "con los que me manejaba mucho mejor".

En un principio "no tenía la menor intención de llegar a esto. Hice uno y ya está. Pero me pasó como con las cerezas, que una vez que empiezas a comerlas, ya no puedes parar", cuenta entre risas.

Así, en su casa, "igual que poníamos el Belén en Navidad, sacábamos los pasos que tuviera hechos cuando llegaba la Semana Santa". Hasta que tomó tal dimensión que "tuvimos que buscar otro lugar donde poner todos los pasos. Gracias a la amabilidad del padre Jacinto, todos los años tenemos un hueco en la parroquia de la Reparadora. Los vecinos se los conocen de memoria, así que vienen a ver la novedad de cada año. Mi hija Ana María y mi yerno son los que me ayudan a montarlo todo".

El nuevo de esta edición es El Descendimiento de la Cruz, de Medina de Rioseco. Para el año que viene, "mi hija ya me ha puesto deberes. Estuvimos visitando los pasos que están expuestos en la carpa de la plaza Porticada y me pidió que hiciera El Entierro. Ese será mi reto para la próxima Semana Santa".

Pérez-Aguilera explica que "gracias a mi trabajo de topógrafo, me resultó muy fácil hacer los objetos y los nazarenos a escala. La verdad es que se me dan bien las manualidades en general".

La base de cada paso "es una caja de zapatos, que sirve también para guardarlo todo cuando se termina la Semana Santa". A partir de ahí, "empiezo a colocar todo lo demás. Si el paso real está hecho de plata, yo utilizo las bandejas de cartón plateadas. Fue un gran descubrimiento que se me ocurrió un día comiendo pasteles".

Las figuras principales están hechas de pasta de moldear, «inicialmente las hacía con la arcilla que utilizaban los niños en el colegio, pero un día, mi otra hija, que estudió Bellas Artes, me trajo la pasta, que se moldea mucho mejor y no se rompe con tanta facilidad".

Para las figuras minúsculas de detalle, "intentaba hacerlas con la arcilla, pero eran tan pequeñas que se me quedaban pegadas a los dedos, hasta que un alumno a los que daba clase de catequesis me dio la idea de tallarlas sobre tiza y me quedan perfectas", afirmó. Los nazarenos y demás figuras están hechas con cartulinas de colores y papel de charol.

Confiesa que el paso que más le ha llevado ha sido el del Santo Sepulcro, de Granada, "cuando llevaba doscientas horas invertidas, dejé de contarlas. En total, lleva 82 figuras. La urna real está hecha de carey, "yo utilicé las carpetas de color granate que brillan un poco de toda la vida. Fue lo que más me recordó al real".

Para la primera recreación "encontré unas flores muy pequeñas que me vinieron fenomenal, pero dejaron de venderlas y me acordé de que de pequeño, una gitana que ayudaba en mi casa, me había enseñado a hacer flores de papel. La memoria es prodigiosa", indica.

Tuvo palabras de agradecimiento "para todos los familiares y amigos que a lo largo de estos años me han estado enviando postales y fotografías de los distintos pasos de Granada, Andalucía, Zamora, Valladolid, León, Burgos y muchos lugares más para que yo pudiera recrearlos".

Por ahora, ninguno de sus tres hijos "continúa la tradición. Están muy ocupados con sus trabajos y sus familias, pero tampoco lo pienso mucho, porque aquí dejo un buen legado, que sé que ellos aprecian mucho", concluye.