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Los globos elevadores utilizados para reflotar el pesquero ‘Segundo Durán’, en Cambados (Galicia).
Un equipo cántabro rescata un pesquero hundido en Galicia

Un equipo cántabro rescata un pesquero hundido en Galicia

Nunca se ha recuperado en la región un barco en una zona tan honda, a 52 metros de profundidad, con visibilidad casi nula

Mariana Cores

Martes, 4 de octubre 2016, 07:15

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Hace catorce años, con el hundimiento del Prestige, se puso su primer traje de buzo como profesional y desde entonces no paró. Santiago Galán y su empresa Demoliciones Submarinas han participado en el reflote del barco de pesca de cerco Segundo Durán, que se hundió en agosto en las inmediaciones de la isla de Sálvora, en Cambados (Galicia), a 52 metros de profundidad. Lo relevante de la noticia son las circunstancias en las que se hizo ese rescate (en el que también participó la empresa gallega Dragados Osmar). Nunca antes se había reflotado un barco en esa zona que estuviera tan profundo. Tampoco en Cantabria, según indicó Galán, «no tengo conocimiento de que así haya sido».

Más control sobre las empresas que no son seguras

  • La seguridad es uno de los aspectos que más preocupan a Santiago Galán y a todos los buzos profesionales. Desde su punto de vista, «se están endureciendo las normativas, lo que siempre es positivo, ya que además de salvar vidas, mejorarán nuestras condiciones de trabajo». En este sentido apunta que «este es el lado positivo», ya que «se hará más presión sobre las empresas que no cumplan con la legislación de seguridad».

  • Como dato, indica que «desde que se inició la campaña de recogida de algas, el pasado mes de julio, ha habido al menos diez accidentes descompresivos de diferente gravedad, solo en Cantabria. Esto, lamentablemente, no tiene repercusión».

  • Así, «aunque el lado negativo del endurecimiento de las normas pueda suponer una concentración en el sector, eliminando a las empresas más locales, más pequeñas o con menos recursos, también afectará a las que no cumplen con los elementos de seguridad».

  • Galán recuerda las razones que hace clave los tiempos de descompresión (o deco) «Supone reducir la cantidad de nitrógeno de los tejidos que se han saturado previamente durante una inmersión. Es necesario descomprimir cuando se ha realizado una inmersión a una profundidad, y durante un tiempo determinado, mediante paradas en el ascenso o recompresión en cámara hiperbárica». El peligro de no seguir estos pasos «puede ser irremediable. Si omites una o varias decos puedes sufrir un accidente de muy variada gravedad, que puede suponer incluso la muerte».

El rescate, desarollado a inicios de septiembre, fue toda una odisea no solo por la profundidad, sino también «por el estado de la mar. No había prácticamente visibilidad. No veíamos más allá de metro y medio y las corrientes eran muy fuertes».

Así, un equipo de siete buceadores especialistas, entre ellos Galán, se marcaron el reto de sacar a flote al Segundo Durán, en una operación que duró casi cinco días. Todo el trabajo se hizo en dos fases. Una primera «en la que se preparó una cama de eslingas (cinchas) bajo el pecio. Se remolcó hasta una zona de aguas más someras». En la segunda, «se realizó el reflotamiento definitivo, con globos elevadores de diferente porte hasta llegar cerca de los 30.000 kilos de empuje a diferente cota, para lograr un ascenso controlado», cuenta el buzo.

Una vez en superficie, con las grúas del remolcador Cuico y de un segundo barco, además de contar con el apoyo de dos embarcaciones auxiliares adicionales, «se izó el Segundo Durán lo suficiente para tapar las vías de agua y achicar con varias bombas simultáneamente hasta ponerlo a flote y comenzar el posterior remolque a puerto», explica Galán.

La tensión fue una constante durante los casi cinco días que estuvieron trabajando para reflotar el barco. «Las redes supusieron el principal peligro. El paño ascendía 35 metros por encima del barco como una vela impenetrable; parte de este se encontraba sobre la cubierta del barco y otro tramo sobre el fondo. Esto sumado a fuertes corrientes, reducida visibilidad y la narcosis propia del buceo a esas profundidades podían augurar alguna sorpresa no deseada. Como factor adicional, trabajar con globos de elevación hace que todo se complique aún más», señala.

Otros proyectos

Pero Galán también destaca que no hay que irse lejos para encontrar trabajos interesantes y relevantes. En Cantabria han participado en proyectos como el de la boya experimental de mediciones de Idermar, la instalación de la boya generadora undimotriz con Iberdrola Renovables y Ocean Power Technologies.

Uno de los más interesantes es el proyecto de investigación sobre el paleolítico sumergido: «Se trata de encontrar paisajes y poblamientos prehistóricos en la plataforma continental (P5Cant) junto con la empresa Arqueología Subacuática Cantabria para la Universidad de Cantabria». El objetivo «es hallar restos de asentamientos primitivos en cuevas y zonas de abrigo hoy sumergidas, que en el paleolítico se encontraban por encima del actual nivel del mar».

Para Galán uno de los grandes avances del sector es haber conseguido estar inscritos, desde este año, en el régimen del mar. «Hasta ahora estábamos cotizando en el régimen general. Esto representa una mayor protección, ya que los buzos tenemos un mayor desgaste o peligrosidad. Sin embargo, no tenemos coeficiente reductor que nos permita jubilarnos antes del deterioro total», destaca.

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