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El final del 'culebrón' presupuestario

El final del 'culebrón' presupuestario

Ciudadanos, que sostiene al PP en Santander, se dispone a apoyar al Gobierno PRC/PSOE

Jesús Serrera

Sábado, 24 de diciembre 2016, 07:51

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El que resiste gana. El Nobel Camilo José Cela llevó a su escudo de armas esta sentencia para tiempos difíciles que antes habían empleado el poeta Persio frente al cruel Nerón y el presidente Negrín en la guerra civil española. También el PSOE de Cantabria podría incrustarla en el mármol de su sede de Bonifaz con el feliz desenlace del culebrón presupuestario que hace cinco meses estrenó Podemos, con la comprensión o la complicidad del PRC, cuando pidió la cabeza del director general de Sodercán, el socialista Salvador Blanco, para apoyar los Presupuestos de 2017. El ultimátum ha resultado fallido y Ciudadanos se dispone a tomar el relevo como aliado exterior del Ejecutivo. Con sólo dos escaños de 35 en el Parlamento y otros dos de 27 en el Ayuntamiento de Santander, el partido naranja se haría con la llave de la estabilidad de las dos principales instituciones políticas de Cantabria de signos políticos opuestos. Ahí queda eso.

Cuando Ciudadanos reclamó negociar los Presupuestos área por área ya quedó clara su receptividad al acuerdo. Pero había que terminar de vestir el santo, el pacto pergeñado en largas horas de negociación nocturna y llamadas de consulta a José María Espejo-Saavedra, el diputado del Parlament que se ocupa desde Barcelona de la política territorial del partido naranja.

Un acuerdo prolijo con 80 epígrafes presupuestarios y de gestión, y hasta mecanismos correctores por si surgen problemas a lo largo del ejercicio. Esta minuciosidad previa ayudaría a agilizar el debate para que las cuentas estén aprobadas lo antes posible. Ciudadanos, que no se fía ni de los números de la Consejería de Economía, ni de las maniobras de última hora que puedan perpetrar Podemos o el PP, de momento maneja la abstención antes que el voto favorable, aunque la consecuencia sea la misma: la aprobación de los Presupuestos 2017.

El Gobierno se propone rematar el trámite en la semana navideña: cerrar los flecos, resolver las dudas, suscribir el pacto, aprobar las cuentas en Consejo de Gobierno y enviarlas al Parlamento.

Ciudadanos ejemplificará a lo grande la estrategia general de su partido de favorecer la estabilidad de las instituciones, en una primera fase, con la idea a más largo plazo de participar en la gestión. Decidir la gobernabilidad en Santander con el PP y los Presupuestos de Cantabria con la coalición PRC/PSOEes un hito sin parangón para un partido de tan exigua representación institucional y apenas medio millar de militantes. Desde luego, no lo tiene en la política nacional, donde el pactismo del PSOE con el PP tiende a difuminar la relevancia de Albert Rivera.

El PRC, ya se sabe, hubiese preferido reeditar con Podemos el pacto que facilitó la investidura de Miguel Ángel Revilla y la aprobación de los Presupuestos 2016. Aquél fue un acuerdo del PRC con el partido de Pablo Iglesias que excluía al PSOE, a diferencia del que ahora se negocia con Ciudadanos, que implica a todo el Gobierno. Pero en definitiva, lo prioritario para Revilla era tener un Presupuesto asegurado para remontar el vuelo y atenuar la percepción de inercia y debilidad que afecta al Ejecutivo, permanentemente enredado en peleas internas.

La secuencia de conflictos se inició, precisamente, cuando este verano Podemos reclamó el cese de Salvador Blanco y al PRC le pareció la fórmula más simple para garantizar los todavía lejanos Presupuestos 2017. Desde entonces no han cesado las escaramuzas entre los socios del Ejecutivo en el cierre de los Presupuestos, en la ley del suelo, en el Plan General de Santander ni el PSOE ha aflojado en la defensa del jefe de Sodercán frente al acoso de Podemos.

En fin, que pase el siguiente. El PRC entiende, en última instancia, que Ciudadanos es más proclive a su propio planteamiento de impulso a la inversión productiva y hasta coincide en la exigencia de no subir los impuestos, mientras que Podemos se inclina hacia el mayor gasto social. Eso también lo defiende el PSOE, pero lo que de verdad prefiere el partido de Eva Díaz Tezanos es dejar de depender de su encarnizado enemigo. Así pues, todos contentos.

Podemos ha sido siempre consciente del alcance de su planteamiento de rompe y rasga en Sodercán, aunque insiste en que no hubo tacticismo en ello sino la convicción de exigir eficacia y transparencia en la gestión. En el Gobierno, sin embargo, ahora ven bastante descolocados a los morados, tal vez porque han creído durante mucho tiempo que la cabeza de Salvador Blanco terminaría por caer. Ayer Podemos se ofrecía para un pacto presupuestario sin mencionar expresamente el veto a Blanco.

A la expectativa de lo que suceda en la última fase de la negociación presupuestaria, Podemos se dice preparado para asumir las tareas de oposición con todas las consecuencias, incluida la de revisar su tendencia a ser comprensivo con la mitad regionalista del Gobierno.

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