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Díaz Tezanos y Revilla conversan en el Parlamento.
El urbanismo abre otra brecha en el bipartito

El urbanismo abre otra brecha en el bipartito

El PRC apoyará la reforma del PP a la Ley del Suelo frente a la opinión contraria del PSOE, su socio de Gobierno, con el que ya ha mantenido numerosos encontronazos

Gonzalo Sellers

Viernes, 24 de marzo 2017, 07:14

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El urbanismo amenaza con tensionar aún más la relación entre PRC y PSOE en el Gobierno. Los dos socios del bipartito, que mantuvieron una buena química en su anterior etapa, entre 2003 y 2011, han chocado en asuntos más o menos relevantes durante esta legislatura desde el Presupuesto hasta los halagos de Revilla a Mariano Rajoy, pero su distinta visión sobre el urbanismo aventura un año complicado de sobrellevar en la sede de Peña Herbosa.

El aperitivo será el respaldo de los regionalistas a la reforma de la Ley del Suelo presentada por el PP en el Parlamento para solucionar la anulación del Plan General de Santander, adelantado ayer por este periódico. Los socialistas, que preparan una nueva normativa autonómica a modo de proyecto estrella de la legislatura, no están dispuestos a dar un paso atrás ni dejar al Ayuntamiento tomar aliento ahora que el Tribunal Supremo le ha apretado la soga al cuello. Pero su intento por supeditarlo todo a la futura Ley del Suelo ha encontrado al enemigo en casa. Revilla y el PRC, más cercanos a los postulados populares, no solo facilitarán una salida a la capital pasando por encima del PSOE, sino que pueden llegar a suponer un obstáculo añadido para aprobar la nueva normativa tal y como la ha diseñado Eva Díaz Tezanos y su equipo.

Los regionalistas ya han leído el borrador de la ley y, aunque todavía no han hecho ningún movimiento, ya dejan entrever cosas que no les gustan, como el extenso articulado y las restricciones implantadas para el suelo rústico, por ejemplo.

De Sodercán a las basuras

El choque entre PRC y PSOE empezó a gestarse desde el primer minuto de la coalición, en junio de 2015, cuando Sodercán acabó en manos de los socialistas y muchos se acordaron de aquella frase del presidente cántabro durante la campaña electoral: "Seré generoso con el PSOE". Un altruismo que en ciertos sectores regionalistas creen que se llevó demasiado lejos.

El consejero de Industria, Innovación, Turismo y Comercio fue el gran fichaje de Revilla y, a la postre, el principal damnificado del reparto de poder. "Es un fuera de serie y sabe de todo", dijo de él, mientras en el PSOE se revolvían por el cambio de camiseta de Martín consejero de Medio Ambiente con ellos en la anterior etapa del bipartito y en ciertos foros regionalistas no entendían cómo la dirección confiaba en un foráneo para un cargo que parecía muy jugoso pero que luego no lo resultó tanto.

A las tiranteces por Sodercán se sumaron varios encontronazos públicos entre los dos socios de Gobierno. El primero, cuando Medio Ambiente vetó proyectos eólicos que Industria prometió agilizar, y el segundo cuando los socialistas, inmersos en una carrera para no ceder ni un metro de protagonismo a los regionalistas, hicieron el amago público de romper el acuerdo para que fuese un alcalde regionalista Pablo Diestro el nuevo presidente de la Federación de Municipios.

Después llegaron las buenas palabras de Revilla a Mariano Rajoy, tras su primer encuentro en La Moncloa, que tanto dolieron en la sede de Bonifaz, y las basuras de Guipúzcoa. El acuerdo negociado, pactado y firmado entre Eva Díaz Tezanos y su compañero de filas vasco, el diputado de Medio Ambiente José Ignacio Asensio, hizo torcer el gesto a Miguel Ángel Revilla y a su consejero de Presidencia, Rafael de la Sierra, y obligaron a la líder socialista a someterlo a la votación del Parlamento.

La culpa de unos y otros en la no publicación de contratos menores en el Portal de Transparencia y la figura de Salvador Blanco como prescindible o no al frente de Sodercán anticiparon la última gran bronca entre ambos: el reparto del dinero del Presupuesto. El PRC alentó un desencuentro público para forzar al PSOE a un aumento del gasto tras las restricciones sufridas en 2015. Una lista de encontronazos que, casi con toda seguridad, se hinchará con el inminente debate sobre el urbanismo regional.

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