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Colas en los centros comerciales
La apertura de la movilidad en municipios, el mal tiempo y las compras de Navidad llenan las grandes superficies
Mariana Cores
Santander
Sábado, 12 de diciembre 2020, 12:45
Atascos, colas, más bolsas que manos, luces de Navidad y cientos de mascarillas y dispensadores de hidrogeles. Los centros comerciales de Cantabria se llenaron este ... sábado por primera vez en esta campaña de Navidad de la era covid. Al mal tiempo se le sumó la apertura de la movilidad entre los municipios, además de la cercanía de las fiestas, el plus de las promociones especiales de algunos establecimientos y la curiosidad por transitar por primera vez entre los pasillos del nuevo centro comercial Bahía Real. «¡Por fin un poco de vida! No es como el año pasado, pero ya era hora de que se notara que estamos en campaña navideña», destacaba Nieves, dependienta de El Corte Inglés, un pensamiento compartido por muchas de sus compañeras de trabajo.
La imagen de la jornada fueron las colas que se formaron desde primera hora, todavía con las puertas cerradas, en algunos establecimientos. Pero si algo han tenido en común todos estos negocios, ha sido precisamente la extrema precaución y las normas de seguridad. Si otros años los refuerzos venían en forma de dependientes, en esta ocasión este extra ha ido para personal de vigilancia, que de manera continua recordaba a los clientes que mantuvieran las distancias entre ellos en los puntos más calientes, como las cajas registradoras o mostradores de carnicería, pescado o charcutería.
Según explicó una de las responsables de El Corte Inglés, Elena Botín, es «una alegría ver el centro comercial así de lleno, pero no vamos a bajar la guardia. Estamos deseosos de vender, pero más de que se cumplan las medidas de seguridad y que nadie caiga enfermo. Por ello, tenemos a personal extra por todos los departamentos, limpiando, reponiendo gel hidroalcohólico y recordando a las personas que se deben de colocar correctamente la mascarilla o que no se junten tanto unos a otros».
Botín explicó que para facilitar la vida a sus clientes, se ha puesto en marcha una aplicación de móvil que, para evitarles hacer cola y verse rodeados de tanta gente, les avisa cuándo les quede un par de números para su turno. Así, pueden ir avanzando con sus compras e ir directamente al mostrador que les corresponda, ya sin tener casi que esperar. «Otra gran ventaja son los pedidos que pueden hacer vía internet y que, si están disponibles en tienda, les llega a su casa en dos horas», añadió.
Lo que no cabe duda es que todos los comerciantes han hecho un esfuerzo para que ventas y seguridad no supongan un conflicto. Un ejemplo es la tienda de decoración JYSK, en el nuevo centro comercial Bahía Real, abierto el 1 de diciembre, en pleno cierre entre municipios. En la puerta, asegurándose de que no entraba más gente de la permitida por seguridad, había un joven dependiente, llegado desde Asturias, como refuerzo. Su encargado, Cristian Carrillo, afirmó que «esto es un no parar. La verdad es que da gusto. Creo que la gente tiene mucha curiosidad por conocernos y a pesar de las sospechas de que hoy iba a estar a tope, les ha merecido la pena venir». Así lo confirmaron Manuel Fernández y David Vicente, ambos residentes en Santander: « ¡No podíamos más! Teníamos que salir», dijeron entre risas, mientras hacían cola. «Tampoco es para tanto. La fila va muy rápido y, entre semana, los dos trabajamos y nos apetecía venir juntos. Hoy nos daremos una buena paliza, para dejar finiquitados todos los recados navideños y de devoluciones que tenemos pendientes».
María Jesús Garmendia también hacía cola con su hija. «Venimos de la capital. Con este día, no hay mejor plan que, ya que nos dejan salir de nuestro municipio, venir a conocer el nuevo centro comercial. Y además, ¡tenemos muchos recados que hacer!».
En el vecino Valle Real, la animación comenzó incluso antes de que los comercios subieran sus persianas. En locales como el de Primark ya había una buena cola cuando se colgó el cartel de 'abierto'. El susto de algún dependiente fue tal que, incluso, en las redes sociales se viralizó una fotografía de la larga fila de clientes para entrar, en la que se hacía una llamada a la sensatez, recordando la importancia de guardar las distancias de seguridad. Pero las aglomeraciones fueron más un espejismo que una premonición de lo que se avecinaba. Si bien el centro estuvo muy animado durante todo el día, como explicó Sandra, cajera del Carrefour, «por cómo estamos trabajando, yo te diría que es como un sábado normal. Nada que ver con las riadas de gente del año pasado por estas fechas».
En esa misma idea coincidieron diferentes responsables de los establecimientos comerciales. «Está siendo un buen día, pero nada que ver con un sábado de diciembre del año pasado o de temporadas anteriores. Las colas están provocadas por las limitaciones de los aforos de lo locales, no porque haya una avalancha de gente», apuntó Ángela Herrera, de la zapatería RKS, instalada en Valle Real.
Esas colas formadas a lo largo de todo el día, fruto de las restricciones de espacios en el interior de los locales, las sufrieron muchos clientes, como Gonzalo Gutiérrez, de Entrambasaguas, y su amigo Daniel Lavín, de Medio Cudeyo, que guardaron su turno pacientemente en la fila de la tienda de ropa Pull & Bear, «sabíamos que hoy iba a haber lío, pero es lo que toca. Mejor esto que seguir en casa, que llevamos mucho encerrados».
Habrá que ver cómo se desarrolla la campaña de Navidad los días que quedan y, sobre todo, las rebajas que vendrán después. Las primeras con las medidas de seguridad que impone el covid.
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