Sara Serradilla
Se encuentra en Saigón para acompañar a su padre en el hospital al tiempo que se ocupa de los trámites para lograr repatriarle lo antes posible
Sara Serradilla voló a Saigón el día en que le comunicaron que su padre, Juan Manuel, se encontraba ingresado en un hospital con una pancreatitis ... aguda que le causó una grave infección. Desde allí ha puesto en marcha todo el mecanismo para repatriar a este vecino de El Astillero, de 76 años, que lucha por su vida desde el pasado 10 de septiembre. «Esto está siendo algo tremendo», asegura con la esperanza puesta en el 'crowdfunding' abierto en internet para lograr los 200.000 euros que cuesta fletar un avión medicalizado de vuelta a España. Con más de seis horas de diferencia, Sara responde a El Diario Montañés.
-¿Cómo se encuentra ahora mismo su padre?
-Afortunadamente está sedado. Si no, pasar tanto tiempo encerrado en esa habitación de la UCI habría sido una tortura. Su estado es muy frágil y grave, pero dentro de la gravedad se encuentra estabilizado.
-Ha tenido mala suerte.
-Los médicos insisten en la gravedad del caso y la mala suerte que ha tenido con las complicaciones, pues son muy poco frecuentes. Aún así, están sorprendidos del aguante y la fortaleza que tiene; a pesar de las múltiples infecciones graves que le achacan, sigue luchando, algo que a los que le conocemos no nos sorprende, pues siempre ha sido una persona con mucha vitalidad y sana.
-Las últimas complicaciones han traído sustos importantes.
-El mayor problema es que el último shock séptico le causó un fallo renal agudo del que no termina de recuperarse y esto hace que necesite una terapia de reemplazo renal continua (diálisis), por lo que es demasiado arriesgado para su vida prescindir de ella durante las horas de vuelo. Esta terapia no se puede realizar en una ambulancia aérea privada, pues son jets pequeños y no disponen de la logística necesaria, por lo que imposibilita su traslado de manera indefinida.
-Y usted, ¿cómo se encuentra?
-Hay días mejores y peores, todo depende de con cuanta fuerza te levantes por la mañana y las noticias que nos den los médicos a mediodía. Aún cuesta aceptar que todo esto haya pasado, pues fue algo tan repentino e imprevisto que pensar en lo bien que estaba antes aún duele. Para mí lo más importante es que él no esté sufriendo, y tratamos de mantenernos fuertes por él, pero obviamente tantos días ya lejos de tus seres queridos en una situación tan difícil pesan mucho y se nota el cansancio y la desesperación en los días de espera en los que parece que ni su salud ni las gestiones para llevarle a casa avanzan.
-Hay mucha gente que les apoya.
-Tengo muchísima gente pendiente de nosotros, atenta a cualquier cosa que podamos necesitar y, aunque desde lejos piensen que no pueden hacer mucho, solo saber que están ahí ayuda. Pero sobre todo me mantengo con fuerza por mi padre, pues sé que lo necesita ahora para no rendirse y para que le podamos llevar a España a salvo; ya descansaré cuando estemos en casa.
-¿Lo ven a diario?
-Pasamos cuatro horas con él, de dos a cuatro y de cuatro a seis. Como digo, él está sedado, pero nosotras le cogemos de la mano y le transmitimos los ánimos que le envían su familia y amigos desde España.
-El gasto hospitalario es cuantioso.
-Ya hemos tenido que tomar la decisión de recurrir al dinero del 'crowdfunding', que intentábamos reservar para pagar el traslado, pues los gastos en la UCI con la diálisis son muy altos y no sabemos cuánto tiempo más vamos a tener que quedarnos aquí.
-El 'crowdfunding' es el ejemplo del apoyo popular.
-Esto está siendo algo tremendo. Es increíble, nos emociona muchísimo como la gente se está moviendo y ayudando. Mi padre es una persona muy querida por todos los de su alrededor, pero que personas que no le conocen o le han conocido de pasada quieran ayudar es increíble. Te hace recuperar la fe en nuestra sociedad, que es tan criticada actualmente, y darte cuenta de que, a pesar de que cuando lees las noticias parezca lo contrario, aún hay mucho amor y compasión en el mundo.
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