La campaña, que se extenderá hasta el 20 de diciembre, estará condicionada por el decreto antiprescripción enfermera de 2015 que, de cumplirse a rajatabla, implica que todo paciente que quiera protegerse de la gripe deberá pasar por la consulta de su médico para que le haga la correspondiente receta, paso ineludible para que el personal de enfermería pueda poner la vacuna.
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14 personas fallecieron en Cantabria el invierno pasado por complicaciones derivadas de la gripe.
De los 13.025 casos registrados, 110 fueron graves y precisaron hospitalización.
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Personal sanitario
Solo el 29,3% de los profesionales sanitarios que trabajan en los centros de salud y hospitales se vacunó el año pasado, frente al 28,2% de 2015. La tasa más alta se registró en el Hospital de Laredo (43,7%) y la más baja, en Valdecilla (21,2%).
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104.487 vacunados
Son las dosis administradas en la campaña del año pasado en la sanidad pública, una cifra algo superior a la anterior (102.227). Además, en el sector privado se pusieron 637. La tasa de vacunación en Cantabria es de 180 dosis por cada mil habitantes.
El año pasado, la Consejería de Sanidad publicó una orden que garantizaba la seguridad jurídica de las enfermeras, al congelar la entrada en vigor de las directrices del decreto ministerial. Sin embargo, en otras comunidades -sirva el ejemplo del País Vasco, que siguió los mismos pasos que Cantabria- la orden quedó invalidada por sentencia judicial, lo que ha obligado a buscar la fórmula para evitar la saturación de los centros de salud. Y en ello están. «Aquí no sabemos qué va a pasar. En principio, estamos pendientes de que se marque un protocolo a seguir por todas las comunidades», señala María José Ruiz, secretaria autonómica de Satse, el sindicato mayoritario de enfermería. Así que quedan veinte días por delante para determinar cómo se procede. «Porque no nos vamos a exponer a una denuncia», advierte Ruiz.
Precisamente, a finales de septiembre la consejera de Sanidad, María Luisa Real, envió una carta a la ministra del área, Dolors Montserrat, en la que reclamaba la convocatoria urgente del Consejo Interterritorial de Salud para abordar este asunto y poner fin a la situación de «inquietud profesional, organizativa y asistencial». En su misiva, insistía en que si no puede derogarse el decreto, que siempre ha defendido que sería lo justo, «al menos debería adoptarse su urgente modificación, para que no quede duda alguna de que las enfermeras pueden seguir vacunando en ejercicio de sus competencias profesionales, sin previa prescripción médica», señalaba.
Balance de la ultima campaña
El año pasado fueron 104.487 las dosis administradas en la sanidad pública. La cobertura en personas mayores de 65 años -en Cantabria, se ofrece a partir de los 60 años- fue del 57,9%, un punto por encima del ejercicio anterior, pero lejos aún del objetivo marcado por la Organización Mundial de la Salud (75%). Por primera vez se midió la protección de las embarazadas. Se vacunaron 1.145, el 27,6%. En las últimas campañas se ha insistido en reforzar la sensibilización entre el personal sanitario. Sin embargo, el mensaje no ha calado demasiado. Solo el 29,3% de los profesionales que trabajan en los centros sanitarios se vacunó. El Hospital de Laredo puede presumir de ser el más concienciado, con una cobertura antigripal del 43,7%, seguida de cerca por Sierrallana (40,3%) y Atención Primaria (40,2%), mientras que en el otro extremo se mantiene Valdecilla, con un 21,2%. Por categorías, los médicos son, con diferencia, el colectivo más vacunado.
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