«Las cartas son una forma de ayudar a distancia»

Cristina García (Santander, 1976) no tuvo que ir muy lejos para desarrollar su lado más solidario. Es empleada de CaixaBank en Santander. Así fue como conoció la labor de la Fundación 'la Caixa', con la que lleva colaborando desde hace trece años. Ahora es vicedelegada de la delegación de Cantabria de la Asociación de Voluntarios de 'la Caixa' y coordinadora de la Acción Social de CaixaBank, en Santander. Estos últimos meses no han sido fáciles, pero la satisfacción de ayudar «supera la adversidad del momento».

-Como vicedelegada de la delegación en Cantabria de la Asociación de Voluntarios de 'la Caixa' imagino que reorganizar toda su actividad ha debido de ser complicado.

-Al principio todo fue muy complicado, pero gracias al gran equipo que tenemos todo ha salido bien. Tuvimos que suspender todas las actividades que teníamos con diferentes instituciones y el voluntariado se quedó sin contenido. Decidimos llamar a todas estas entidades para ver cómo podíamos ayudarles, sin estar físicamente. Así salieron iniciativas como las cartas a las personas mayores, enfermas, que están solas.

-¿Cuántas personas participan en la Asociación de Voluntarios de 'la Caixa'? ¿En qué consiste su labor?

-Los voluntarios de 'la Caixa' consideramos necesaria la labor solidaria y la ayuda a aquellos colectivos que se encuentran en una situación desfavorable. Nuestro objetivo es identificar, priorizar y llevar a cabo diferentes acciones que se centran en cinco grandes áreas: pobreza infantil y exclusión social; salud y personas mayores; empleabilidad e inserción laboral; educación financiera y acción local diversa. En el caso de Cantabria, los casi cien voluntarios que somos colaboramos con Cantabria Acoge, el Hospital de Santa Clotilde, la Asociación Buscando Sonrisas o el Fernando Arce, entre otros.

-Parte de sus esfuerzos se han centrado en el Banco de Alimentos. ¿Cómo les ayudan?

-Desde la Fundación 'la Caixa' y CaixaBank hemos impulsado la campaña solidaria 'Ningún hogar sin alimentos' en favor de los 54 bancos de alimentos de España, para recaudar el máximo posible de fondos. Ante el nuevo escenario, los bancos de alimentos han establecido un dispositivo de servicios mínimos, tras la suspensión de las operaciones presenciales de recogida de alimentos y otras donaciones. Por ello, necesitan aumentar sustancialmente la compra de alimentos, así como contar con donaciones económicas. La respuesta está siendo excepcional, con más de 2,8 millones de euros y con muchísimas personas haciendo sus aportaciones.

-Otra entidad con la que están colaborando de manera especial es la Cocina Económica. ¿En qué consiste?

-La Fundación 'la Caixa' y CaixaBank han detectado las necesidades de la población a través de diferentes entidades. Un ejemplo es la Cocina Económica, cuyo comedor social atiende diariamente a más de 170 personas. En este caso, nuestra aportación económica sirve para la compra de recipientes como táperes, cubiertos desechables o servilletas, pudiendo así respetar los protocolos y proteger la salud de los usuarios.

-Desde la Fundación 'la Caixa' y CaixaBank se hace una especial labor de concienciación para que sus empleados colaboren en voluntariado. Usted empezó así. ¿Qué les aporta?

-Todas las personas que trabajamos en esta entidad sabemos que es diferente, que está más cerca que ninguna otra de las realidades sociales más difíciles, ayudando y acompañando a quienes más lo necesitan. Nuestra tradición y la herencia que hemos recibido, nos obligan a mirar directamente a estas realidades tan duras y trabajar para paliarlas, impulsando la inclusión financiera, el crecimiento y la creación de riqueza en todas las capas de la sociedad. Por ello, dos veces al año realizamos la Semana Social, en la que 13.000 empleados de toda España nos movilizamos para participar en actividades de voluntariado durante esas dos semanas.

-Esta manera de trabajar desinteresadamente también debe de haberles unido más allá de ser simples compañeros.

-Por supuesto. Además, también nos ayuda a no perder la relación con compañeros que ya se han jubilado o incluso conocer nuevas personas, ya que esta asociación también está abierta a familiares y a amigos. Pero a mí, personalmente, algo que me llena mucho es poder conocer gente a la que podemos ayudar, facilitándoles su día a día. Un ejemplo muy reciente son las cartas que los voluntarios estamos enviado a personas mayores que están confinados en residencias, para hacerles más llevadera esta situación. El otro día recibí la respuesta de una de esas cartas. Las sensaciones que experimenté y la carga emocional que me supuso es indescriptible.

-¿Qué es lo que más le preocupa? ¿Cree que la sociedad no se olvidará de esta ola de solidaridad que ha despertado el coronavirus?

-Yo siempre soy de las que piensan que hasta en los problemas más grandes, estos nos pueden llegar a dejar una huella en clave positiva. Esta crisis está provocando un enorme dolor en muchas familias y está obligando a nuestros sanitarios a emplearse a fondo. Pero estoy viendo un maremoto solidario, en absolutamente todos los ámbitos de la vida, que estoy convencida nos van a marcar en el futuro.