Un antes y un después

Es clienta habitual de esta peluquería, a la que solía acudir cada quince días antes de la crisis sanitaria. Charo solicitó cita previa en cuanto supo que se abría al público: «Me alegro mucho de que se vayan abriendo los negocios y que se vuelva a la normalidad. Para ello, hay que empezar por uno mismo, viéndome como siempre en el espejo», señaló. Tras su paso por Macavi, se lavó y se cortó la melena y explicó que tiene «mucha confianza en que en este lugar; las condiciones de seguridad están garantizadas». En el confinamiento sólo ha salido a hacer la compra y ayer a la peluquería, pero «todavía hay que tener precaución».

Sobre las once de la mañana llegaba Maxi Crespo, clienta de esta peluquería desde hace 55 años. Explicó que aunque ha intentado teñirse por su cuenta y riesgo, «no he conseguido buenos resultados y se me puso rojo el pelo», dice. La apertura de las peluquerías en esta fase 0 de la desescalada lo considera «prioritaria» porque después de tantos días sin poder arreglarse el pelo, «no me encontraba bien y no sabía quién era; no me reconocía». Así que en esta jornada de apertura, Maxi acudió con cita previa, y después de un corte a manos de Manuel Macavi y un tinte, siente que se ha quitado «diez años de encima».

«He tenido suerte, pasaba por aquí, he preguntado y justo había un hueco para mí», explicó Nacho, cliente habitual de la peluquería a la que suele acudir cada mes. Su paso por el salón es más rápido que el de la mayoría de clientas. Consiste en un lavado y un corte. «Me hacía falta un buen corte de pelo, que no me daba desde hace 50 días». Burgada es abogado y explicó que están trabajando «sin parar en la gestoría, ayudando a mucha gente». Posó para este reportaje con amabilidad, satisfecho con el resultado y sin mucha dilación se puso en camino para continuar con el primer día de una intensa semana laboral.

Aunque con miedo a contagiarse del coronavirus, Mari Ángeles tomó la decisión de romper su aislamiento para acudir a la peluquería. «Ha sido mi primera salida desde el estado de alarma. Tengo mucho miedo a contagiarme, ya que soy grupo de riesgo por edad, pero necesitaba verme mejor en el espejo». Esta clienta se siente «feliz» de haber recuperado su imagen habitual, con un teñido de pelo y un corte de pelo. A pesar de verse mejor, no piensa dar paseos en la franja horaria permitida porque «todavía no me siento segura. Yo antes salía a diario a la compra y a hacer recados, pero ahora me lo traen todo a casa».