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Joaquín Estefanía, en el jardín de su casa, con sus perros 'Dashiell' y 'Hammett'. Vicente Cortabitarte
«España vive un momento apasionante»

«España vive un momento apasionante»

Charlas en verano ·

El periodista Joaquín Estefanía, recién llegado de nuevo a El País como director adjunto, asegura que se escapa a su casa de Val de San Vicente todo lo que puede

Mariana Cores

Santander

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Jueves, 2 de agosto 2018, 13:47

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Cuando pensaba que tenía todo el tiempo del mundo para esconderse en su casa de Val de San Vicente a escribir y a leer tras una merecida jubilación, su admirada Soledad Gallego le llama y le dice que le quiere a su lado para dirigir El País como adjunto. Joaquín Estefanía (Madrid, 1951) confiesa que «no le puede decir que no». Y así volvió a la que fue su casa, donde había ejercido como director durante cinco años. Ve el mundo con ojos de alguien al que no le toca jubilarse. Cree que España a traviesa «un momento apasionante». También considera que no se debe de dar la espalda a movimientos como el 15-M, «porque se vivieron escenas maravillosas». Utiliza Cantabria como su refugio. No puede pensar en otro lugar mejor para sentarse a escribir que su jardín, con sus dos perros.

–Su padre nació en Cantabria, pero la razón de que lleve 25 años escapándose a Val de San Vicente es otra.

–Descubrí este lugar a través de unos buenos amigos. Me encantó. Primero alquilé una casa y después rehabilité un pajar. Vengo todo lo que puedo, no sólo en verano. Antes pasaba meses. Desde que he vuelto a la vida activa, se me ha complicado más la cosa. Varios amigos de Madrid tenemos casa por la zona y venimos siempre que podemos. Yo, el que más. Me gusta disfrutar de mi casa y del jardín. Casi soy como un ermitaño. Después del ciclo de vida que lleva un periodista en Madrid, lo que busco es refugiarme en un sitio donde pueda vivir a un ritmo más lento y hacer todo lo que no se puede hacer en la capital: leer, escribir y dormir.

–Una ruta para los días que no hace bueno.

–La ruta fluvial del río Nansa, donde hay kilómetros y kilómetros para andar. La suelo hacer con mi mujer y mis perros los días que hay mucha gente en las playas o que no hace muy bueno. Para comer bien, siempre doy con algún restaurante de la zona.

–Si pudiera escoger cualquier lugar de Cantabria donde escribir, ¿cuál sería?

–Mi casa, que es el paraíso. Es un antiguo pajar, a 700 metros de un pueblo, totalmente aislado. Solo hay un problema: no consigo tener una buena conexión a internet, a pesar de la promesa del Gobierno de Cantabria de que todos los municipios tendrían internet. El año pasado, por estas fechas, un grupo de amigos, que vivimos por la misma zona, comimos con Miguel Ángel Revilla y nos prometió que para agosto de este año estaría solucionado. Por lo demás es un lugar idílico, rodeado de naturaleza, donde soy muy feliz.

–¿Es usted más de hojaldre (corbatas, teclas...) o de helado?

–Como en casi todo en la vida, soy muy mestizo. Trabajo los dos productos y, a veces, a la vez (risas).

«No participo en mesas redondas donde no haya mujeres invitadas en igualdad de condiciones»

–En esta última etapa, está más concienciado que nunca con la participación activa de las mujeres, incluso abandonó un congreso por ello.

–Yo había firmado, a raíz de las movilizaciones del 8-M, un documento, con otros periodistas, sociólogos y economistas, a través del cual nos comprometíamos a no participar en ninguna mesa redonda en la que no hubiera alguna mujer participante, en igualdad de condiciones. En dicho congreso, celebrado unos días después, no se daba esta circunstancia, así que no asistí. Hay que poner en valor lo que ocurrió ese 8-M. Estamos viviendo un momento dulce en este sentido.

–¿Hace autocrítica de su empresa respecto al papel que juegan las mujeres?

–Desde que Sol Gallego y yo hemos llegado a El País, estamos revisando y valorando cuántas mujeres hay en los puestos de mando, cuántas columnistas y cuántas redactoras, para intentar corregir los déficits que existan.

–Con Soraya Sáenz de Santamaría fuera de juego, ¿cuándo tendrá España una mujer presidenta? ¿Está el país preparado para ello?

–No es una cuestión de género. Le doy poca importancia. Podríamos ver una mujer aspirante a la presidencia del Gobierno en cualquier momento. Los prejuicios machistas de los españoles, que son muchos, son menores que los de otros países de nuestro alrededor. Creo que los españoles veríamos con una naturalidad enorme que una mujer fuera presidenta.

«Revilla nos prometió que para agosto habría internet en Val de San Vicente. Estoy esperando»

–¿Debería renunciar don Juan Carlos a vivir en La Zarzuela y a su título de rey emérito, como se está solicitando desde determinados sectores?

–Lo primero que habría que averiguar es si todo lo que se ha dicho es cierto. Hay que investigar si quien ha denunciado todo esto, está haciendo chantaje al Estado. Comprobar si existen esas cloacas del Estado que durante años han estado espiando y grabando conversaciones. Si eso es así, descubrir qué ministros del Interior han consentido que esto sucediera. Esto es lo que más grave me parece. Y a la vez, habrá que estudiar las actividades económicas de don Juan Carlos. Si uno se pone a analizar la monarquía en términos finalistas, es muy difícil defenderla. En el siglo XXI, es más sencillo hacerlo con una institución como la república. Pero en España ha jugado un papel mediador muy importante. Ha sido muy válida y ahora hay que ver si lo sigue siendo en esta etapa, que no está libre de conflictos.

–Como ex director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid-El País, y ahora en el Patronato, ¿qué le dice a los jóvenes sobre el futuro del papel?

–Creo que es una tontería hablar de plazos en la vida del papel. Los que dicen ahora que el papel impreso desaparecerá en cinco años, llevan una década diciendo lo mismo. Lo que sí que creo es que tendrá otra misión, pero seguirá existiendo, como lo hacen los libros. El mundo electrónico no ha terminado con ellos.

–Habla de lo maravilloso que fue el 15-M y de que lo estamos olvidando. ¿Noto cierta nostalgia?

–No soy nostálgico, pero creo que uno de los años más importantes de este siglo, en todo el mundo, ha sido el 2011, cuando nacieron los indignados en todo el planeta. Sólo lo recordamos por la crisis, pero hay mucho más. Te voy a contar una anécdota. Paseando un día por Madrid, entré por casualidad en una exposición sobre Basilio Martín Patino, un cineasta muy relevante que acababa de morir. Allí descubrí su último documental. Era sobre el 15-M, 'Libre te quiero'. A mí se me había olvidado ya lo maravilloso que fue ese movimiento, la libertad que había, lo que pensaban los jóvenes que durante unos días creyeron que todo era posible. No se debe de olvidar.

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