Fallece Benja García, el cántabro a quien su hijo le donó médula
Al modelo de 49 años le diagnosticaron leucemia en diciembre del 2020, una enfermedad que le obligó a buscar un donante de células madre
Un día antes de terminar el 2020 Benjamín García recibió una de esas llamadas que te «frena la vida», le diagnosticaron leucemia mieloide aguda. Tras ... meses dando pasos por un camino «muy duro» que él mismo describió en enero a El Diario Montañés como «lucha», el domingo falleció a los 49 años en el hospital de Sierrallana, en Torrelavega. Una noticia que conmocionó a su entorno y que se tradujo en decenas de mensajes de pésame y ánimo para la familia a través de las diferentes redes sociales. Ese cariño en forma de texto también se sintió en el funeral celebrado este lunes en la parroquia de la Virgen Grande ubicada en el municipio. Hasta allí acudieron numerosos amigos y familiares que llenaron la Iglesia para homenajear al modelo cántabro y despedirse de él. Una imagen que incluso emocionó al cura que se encargó de oficiar el funeral. La noticia ha generado ese impacto porque Benja era, además de conocido en Torrelavega, muy querido. Trabajó de modelo durante muchos años y participó en los desfiles de la semana de la moda de Cantabria que se celebraron allí. Además, también llevaba en el mundo del comercio textil y asesorando en moda mucho tiempo.
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«Yo le di la vida y él me la ha devuelto»
Desde el primer momento, además de someterse al tratamiento, la enfermedad obligó a Benja a localizar un donante de médula compatible y, tras una larga búsqueda y varios estudios genéticos, encontró a la persona perfecta en su hijo Borja de 16 años. Un momento «increíble» que supuso para ambos una «ilusión impresionante» porque el joven estaba contento de poder ayudar a su padre, explicaba el modelo cántabro en una entrevista que concedió a este periódico para contar la historia compartida con Borja. «Yo no dudé en ningún momento, quería salvarle», relataba el joven a principios de año. Una donación que Benjamín recogió en una sencilla oración: «Yo le di la vida y él me la ha devuelto». Entonces las primeras sensaciones fueron buenas. Sin embargo, ya en diciembre del año pasado, volvieron las complicaciones porque reapareció la leucemia. A este mazazo se sumó además otra enfermedad: la injerto contra huésped en el hígado. Una afección por la que las células madre del trasplante atacan el órgano y eso impedía a los médicos centrarse en tratar el cáncer. Si no conseguían salvar el hígado, no iba a ser posible continuar con el tratamiento contra el cáncer. Así que en ese punto se centraron los esfuerzos durante un mes.
Pero cuando parecía que volvían a la senda de las buenas noticias, se cruzaron de nuevo con las complicaciones. Por eso hace apenas dos meses y medio, el cántabro definía el trayecto recorrido como «durísimo» y lleno de piedras que iba saltando conforme se las topaba. Pero siempre consciente de que todavía le quedaba mucho por andar. La noticia ha sido un golpe para sus amigos y familiares que este lunes se despidieron de Benja en una Iglesia repleta de cariño hacia un hombre que era «muy protector» con quienes consideraba que eran «su gente». Estaba tan orgulloso de la gente de su entorno, que no podía evitar presumir de ellos. Era: «Disfrutón de la amistad», señala un amigo.
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