Flores para María Ángeles todos los días del año
Sonia García es una de las muchas personas que visita el cementerio de Ciriego más allá de las fechas señaladas. «Es un homenaje a mi madre»
Mada Martínez
Santander
Domingo, 26 de octubre 2025, 07:43
Cuando se acerca el día de Todos los Santos, a Sonia García Díez le gusta embellecer con flores blancas la sepultura de su madre en el cementerio de Ciriego. Este año, ha elegido un precioso centro de gladiolos, rosas, lirios y margaritas, y también una bromelia y un pequeño arbolito de frutos naranjas que le dan más color si cabe al conjunto. Coloca los tiestos y los ramos con sumo cuidado, retira alguna hojita arrugada y lo ordena y limpia todo con esmero. Es probable que ahora Sonia se quede un rato en silencio ante la lápida de su madre, María Ángeles Díez, una losa de granito oscuro en la que su hija mandó grabar unos versos propios y brillantes: «El cielo se iluminó al recibirte. Gracias por todo lo que me has dado. Gracias por tu tesón. Nunca te olvidaré. Siempre estarás en mi corazón», reza el epitafio.
Desde hace ocho años, Sonia repite a menudo este pequeño ritual. «Es una forma de rendirle homenaje, devolverle mi afecto, y mostrarle que sigo aquí y que no me olvido de ella», dice con sencillez esta vecina de Santander. Como ella, otros muchos conciudadanos acuden con asiduidad al cementerio de Ciriego, y lo hacen sin atenerse tanto a las fechas que marca el calendario –Todos los Santos, Año Nuevo o los aniversarios– como a la necesidad de sentir la «cercanía» de sus seres queridos. Al igual que un álbum de fotos, Ciriego tiene también para Sonia ese efecto «evocador» que le permite recordar los momentos compartidos con su madre, con la que tenía «gran complicidad» y a la que define como una persona «perseverante, alegre, risueña, muy sociable y muy detallista». También era una virtuosa con las agujas –el «jersey de la bailarina» que le tejió a su hija hace años, y que esta aún conserva, es una pequeña obra de arte– y se volcó en darle una educación lo más extensa y rica posible. «Estudié piano gracias a ella, me animó muchísimo», cuenta Sonia ante su sepultura, que, como poco, visita el fin de semana. En ocasiones se cruza allí con otros familiares y amigos que vienen a ver a los suyos, enterrados en esta nave central de Ciriego cubierta de flores y plantas. Charlan y comparten algún recuerdo. Las conversaciones con don Anastasio, el capellán del cementerio, «una persona muy agradable y con mucho carisma», también han reconfortado a Sonia en este tiempo. «Hay vida en esta nave», concede con una leve sonrisa.
La muerte de María Ángeles, rápida e inesperada, supuso para ella un «antes y un después». Al principio, acudía a Ciriego a diario, lloviese, granizase o soplase un vendaval, buscando consuelo y algo de «cercanía». Vivió momentos muy duros, admite. Ahora, pasado el tiempo, Sonia también puede sentir Ciriego como un «entorno privilegiado» donde escuchar el mar y respirar aire fresco; un lugar en calma para pensar, pasear e, incluso, meditar algún asunto. Y, por supuesto, donde seguir honrando la memoria de su madre con flores blancas por Todos los Santos, azules por La Inmaculada y con una paleta de colores más especial cuando se acerca su aniversario. Lo cierto es que siempre hay ramos y centros naturales adornando la sepultura de María Ángeles. Todos los días del año.
Homenaje diario
«Sí, mucha gente visita a diario el cementerio», constata María Bolado, y ya no solo porque haya misas o inhumaciones, sino porque muchos vecinos acuden a este camposanto de 180.000 metros cuadrados de ocho de la mañana a seis de la tarde para «rendir un homenaje a sus seres queridos». Añade la directora de Ciriego: «Dejar una flor puede significar que te acuerdas de esa persona y de lo que representó en tu vida». En los últimos tiempos, Ciriego también ha abierto sus puertas a visitas guiadas que muestran su patrimonio, a certámenes de fotografía o recorridos nocturnos que combinan poesía, música o danza. Estas actividades «son una forma de que la gente se acerque de otro modo al cementerio y de engrandecer y rendir homenaje, en este caso, a nuestra historia», apunta Bolado.
Precisamente, esta mañana ventosa y fresca de octubre, el equipo de Ciriego guía los pasos de un grupo de visitantes que se mezclan por las calles del camposanto con aquellos que van a encontrarse con sus muertos cargados con ramos, tiestos o botellas de agua. Hay 170.000 personas inhumadas en Ciriego y, a una semana escasa de que arranquen las conmemoraciones por Todos los Santos, en el cementerio se nota la afluencia de público.
Sonia también volverá al camposanto por el día de difuntos y, como ha hecho esta semana, acomodará en la sepultura flores frescas cuyos nombres se sabrá al dedillo. Doblará de nuevo el papel que envuelve los ramos para que se lea bien el epitafio y recolocará con cuidado la imagen de la Virgen. Como a María Ángeles, a ella también le gusta cuidar los detalles.
Más oficios religiosos y autobuses a Ciriego el próximo fin de semana
Ciriego amplía la próxima semana los oficios religiosos por Todos los Santos y los Fieles Difuntos, el 1 y 2 de noviembre. El 31 de octubre se celebrará misa a las 17.00 horas, y al día siguiente, a las 11.00, 13.00 y 17.00 horas. El 2 de noviembre, el funeral solemne presidido por el obispo, Arturo Ros, se oficiará a las 10.30 horas y después tendrá lugar el responso junto al panteón de los Ilustres y un Vía Crucis de la Cofradía Pasionistas.
El servicio de autobuses también se reforzará del 30 de octubre al 2 de noviembre. A partir de las 8.15 horas, habrá salidas hacia Ciriego desde las estaciones cada 30 minutos; y desde el cementerio ocurrirá lo propio entre las 8.43 y las 19.13 horas. Además, la línea 1 llegará hasta la parada de Pctcan 1 para reforzar la visita a Lluja.
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