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Las funerarias cántabras comienzan a recibir peticiones de fuera para incinerar

La patronal del sector asegura que la región «aún está muy lejos de quedar desbordada». Esperan el pico «dentro de quince días»

Rafa Torre Poo

Santander

Martes, 31 de marzo 2020, 07:07

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Las funerarias de Cantabria ya han comenzado a recibir las primeras llamadas de otras comunidades en busca de ayuda para incinerar los cadáveres que allí no dan abasto por el coronavirus. «A nosotros nos lo han solicitado desde Madrid. Querían mandarnos cada día cuatro cuerpos, pero no me ha quedado otro remedio que decir que no. No puedo desatender lo de aquí para atender lo de fuera», explica Joaquín Cavero, gerente de Funeraria Montañesa. Su empresa tiene en el polígono de Raos uno de los tres hornos crematorios que hay en Cantabria; los otros dos se encuentran en Torrelavega (Grupo Albia) y en el cementerio municipal de Ciriego, en Santander.

Entre todos tienen capacidad suficiente para atender «sin ningún tipo de problema» la demanda regional. «El coronavirus, de momento, no nos ha afectado demasiado. Estamos muy lejos de quedar desbordados. Aquí aún no hemos llegado al pico de fallecidos, que esperamos sea dentro de unos quince días», afirma Miguel Ángel Díaz Saiz, presidente de la Asociación de Funerarias de Cantabria (Afucán).

Cada año mueren alrededor de 6.000 personas, lo que da una media de unos 16 fallecidos al día. La capacidad habitual de los tres hornos es de unos veinte por jornada. Así que la patronal del sector no ve motivos para la preocupación. «El único problema es que antes sólo se incineraba en torno a la mitad de casos y ahora es casi la totalidad», cuenta Díaz Saiz. «Con los turnos de trabajo actuales, nosotros podríamos hacer siete u ocho operaciones por jornada», explica Cavero. «Si la situación se complicase, podríamos instaurar el turno de noche», añade. Si las demás empresas hiciesen lo mismo, la cifra de cremaciones aumentaría «a unas treinta, diez más que ahora». Cantabria acabó ayer con 27 muertos por Covid-19.

Los tres hornos que hay en Cantabria tienen capacidad para unas veinte cremaciones diarias

Las incineraciones rondaban antes la mitad de los casos. Ahora «es casi la totalidad»

Se prohíben los velatorios y sólo puede haber tres familiares por fallecido en las despedidas

«Ha sido un mes de marzo normal, incluso más bajo de lo habitual. Apenas hemos notado el coronavirus. La siniestralidad habitual de este mes ha descendido con el confinamiento: hay menos accidentes de tráfico, siniestros en las calles, las operaciones quirúrgicas se han reducido...», apunta Jesús Ruiz, de la funeraria del Grupo Nereo Hermanos.

«Se ha roto el duelo»

Aun así, las empresas cántabras han tenido que amoldarse a las restricciones marcadas por las nuevas directrices del Gobierno central, publicadas ayer en el Boletín Oficial del Estado. El Ministerio de Sanidad prohíbe los velatorios, tanto en lugares públicos como privados o incluso en los propios domicilios, y cultos religiosos o ceremonias civiles fúnebres. Cada fallecido sólo puede estar acompañado de tres familiares en los entierros o las cremaciones (por los diez de antes) para evitar los contagios -además de la persona que oficie los ritos funerarios-. La norma dice que entre ellos tiene que haber una distancia de al menos dos metros.

«Esto rompe el duelo por completo», explican desde Afucán. «Es la principal queja de los afectados. Ahora no pueden despedirse de sus muertos ni en los hospitales ni luego como estaban acostumbrados en los velatorios y ceremonias. Esto causa un vacío que hará aflorar problemas psicológicos a posteriori», señalan desde la patronal.

El nuevo protocolo es muy estricto. «Cada fallecido por coronavirus lo tenemos que recoger en el hospital en un saco sanitario estanco, precintado y desinfectado. No podemos manipularlo, por lo que nuestra labor está prácticamente reducida a meterlo en el féretro y transportarlo para su inhumación o incineración», explica Gonzalo Trugeda, director de Funcantabria.

La tanatopraxia y la tanatoestética están prohibidas. Tampoco se puede realizar intervenciones que por motivos religiosos impliquen procedimientos invasivos en el cadáver. En cuanto a los precios de los entierros o las cremaciones -Sanidad ha prohibido que suban-, desde la patronal cántabra quieren dejar claro que «siguen siendo los mismos que entraron en vigor el 1 de enero». «Ninguno de nuestros asociados ha elevado las tarifas ni lo va a hacer, es algo que rechazamos totalmente y que además nos impide nuestro código deontológico», recalca Díaz Saiz.

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