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Ricardo Gutiérrez muestra el muro que tiró abajo el agua en el pueblo de Ajo. Antonio 'Sane'
Afectados por las inundaciones de julio en Cantabria aún no saben si los seguros se harán cargo de los daños

«Hay gente que se ha quedado sin nada»

Cantabria ·

Muchos de los afectados por las inundaciones de julio aún no saben si los seguros se harán cargo de los daños | Los peritos del Consorcio de Compensación, que actúa en casos de catástrofe natural, tardarán semanas en visitar todos los garajes y locales anegados

Daniel Martínez

Santander

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Lunes, 6 de agosto 2018, 07:39

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Entre el 12 y el 21 de julio, en tan solo nueve días, se sucedieron en Cantabria hasta cuatro jornadas de virulentas tormentas que provocaron importantes daños materiales en prácticamente todas las comarcas de la región. Garajes y locales comerciales anegados por las repentinas trombas, caminos y muros inutilizados por la fuerza del agua, vehículos y mobiliario público destrozados por piedras de granizo del tamaño de una moneda de dos euros como las que se vieron en Valderredible... La imagen del pasado día 21 de un aparcamiento público de Santillana del Mar con cerca de 60 coches prácticamente sumergidos es todo un ejemplo de la magnitud de este largo episodio.

1,4 millones reclaman nueve ayuntamientos al Gobierno de España por los daños en bienes públicos

Varias semanas después, las estampas son distintas, pero los efectos de aquellas lluvias aún continúan. Después de hacer el recuento de daños, ahora toca comenzar la pelea para que los seguros paguen «bien y pronto» los desperfectos. Estos días, en localidades como Piélagos, Arnuero, Bareyo o Meruelo el tránsito de peritos es continuo. Por una parte los de las aseguradoras privadas y, por otra, la del Consorcio de Compensación, el organismo que se hace cargo de evaluar e indemnizar a los damnificados en caso de catástrofes naturales.

Cuatro episodios

  • 12 de julio. Las tormentas afectan a toda la región, pero los mayores problemas se concentran en San Vicente, Cabezón de la Sal y Piélagos.

  • 14 de julio. El cielo se desploma en Valderredible, donde caen granizos de gran tamaño que afectan a calles, coches y viviendas.

  • 16 de julio. Una fuerte tromba de agua cae sobre las localidades de Arnuero, Bareyo y Meruelo con decenas de locales y garajes afectados.

  • 21 de julio. En poco más de 20 minutos se inunda por completo un aparcamiento de Santillana del Mar y 60 coches quedan sumergidos.

Por el volumen de expedientes que tienen abiertos o pendientes, calculan que los peritajes les llevarán todo el verano. Lo más probable es que hasta septiembre el que ha perdido su coche, los electrodomésticos o toda una vida de recuerdos no sepan cuánto le corresponde. Y aquí empiezan los problemas. Cuando la tasación está por debajo del valor, cuando el propietario no tiene facturas o imágenes que justifiquen su pérdida o cuando debe adelantar un dinero que tardará mucho en ver para arreglos o reparaciones.

«Por aquí no ha pasado nadie del Ayuntamiento y no han quitado ni el barro. Es una vergüenza»

Manuel Humara | Vecino de Piélagos

«Yo lo tengo muy claro. Me voy a borrar de todos los seguros. El que tenemos de casa le ha pasado la pelota al Consorcio y seguimos esperando», apunta Manuel Humara, vecino de la urbanización Carrimón de Renedo. Allí, el agua llegó hasta el techo en los garajes. Todo el que tenía algo en su interior lo ha perdido. En su caso, tres motos que intentó sacar sin éxito cuando el nivel del agua ya alcanzaba los dos metros de altura y casi le cuesta la vida. «Me dicen que lo arregle por mi cuenta y luego ya se verá. Si después no me dan nada, ¿qué?», se queja.

Puerta con puerta vive Isabel López, que tenía montado un estudio en la zona baja de la casa y que ya es historia. Donde había pladur ahora hay ladrillo. El líquido marrón procedente de una ladera cercana en el que flotaban ratas y culebras arrancó las paredes. Entre todos los vecinos, se pusieron manos a la obra para adecentar el lugar y ahora el aspecto es muy distinto al de hace cuatro semanas. Continúa el olor a humedad, se ve perfectamente en la pared el nivel que alcanzó el agua y los trasteros están completamente vacíos y abiertos para que sequen, algo que tardará aún tiempo.

«Hasta dentro de un mes no sabremos cuánto nos corresponde. El frigorífico va, el lavavajillas no...»

Ricardo Gutiérrez | Vecino de Ajo (Bareyo)

«Sé que los de algunos pisos ya tienen la resolución del perito. Los que tenían cosas de poco valor están contentos, porque les pagarán la limpieza, la pintura y algún objetivo, pero hay gente que va a perder mucho dinero. Nosotros entre ellos, y menos mal que mi chico estaba trabajando fuera y no teníamos aquí el coche. Pensábamos que teníamos un buen seguro, pero ya hemos visto que no», apunta. «Hay gente que se ha quedado sin nada. Yo las motos, un coche y más de 22 máquinas del trabajo, un vecino fotógrafo tenía metido todo el material...», subraya Manuel.

Isabel López observa el nivel que cogió el agua en su garaje de Renedo de Piélagos. Ha tenido que tirar todo a la basura.
Isabel López observa el nivel que cogió el agua en su garaje de Renedo de Piélagos. Ha tenido que tirar todo a la basura. Antonio 'Sane'

Mientras enseña su garaje, la pareja de Isabel vuelve de presentar un escrito en el Consistorio. Antes de llegar a casa, tiene que sortear el barro y la suciedad que continúan allí desde el día de las inundaciones. «Lo quería limpiar Manuel, pero le hemos dicho que ni se le ocurra. Esto lo tiene que hacer el Ayuntamiento. Por aquí no ha aparecido nadie. Lo único que han hecho es ponernos un contenedor para tirar todo lo que hemos perdido, y todavía tenemos que darles las gracias», relata con un evidente enfado, el mismo que la mayoría de los afectados en el pueblo.

«El Consorcio ya cerró el expediente de mi casa y estoy contenta, pero lo del bar dicen que no entra»

Ana Solís | Restaurante Antomar (Meruelo)

Desde la Agrupación de Vecinos Independientes de Piélagos se suman a estas críticas y lamentan que el Ayuntamiento todavía no haya solicitado al Gobierno de España la declaración del municipio como zona gravemente afectada por una emergencia civil -zona catastrófica, en términos populares-, como sí han hecho Arnuero, Hazas de Cesto, Meruelo, Peñarrubia, Reocín, San Vicente de la Barquera, Santiurde de Toranzo, Valderredible y Villaescusa. Entre todos, han pedido al Estado 1,4 millones de euros para hacer frente a los gastos de reparación de los daños en bienes municipales.

Ahora, lo que piden los vecinos al Ayuntamiento es que haga labores de mantenimiento y limpie el alcantarillado para que esto no vuelva a ocurrir. Los vecinos del barrio La Ventilla de Vioño insisten en lo mismo, acostumbrados a usar las fregonas desde que se arregló la carretera que pasa por delante de su edificio. «En vez de llevar las tuberías de desagüe a la red general lo han metido para nuestra finca. Cada vez que cae fuerte, y casi cuando cae flojo, nos inundamos», recuerda Mari Nieves Sainz, que entiende que cuando se desborda el río no es culpa de nadie, «pero esto sí. Antes no pasaba. Es porque se ha hecho mal». Aunque la responsable es Obras Públicas, acusan al Consistorio de mirar para otro lado.

Arnuero, Bareyo, Meruelo...

El perito que pasó por casa de Ricardo Gutiérrez, en Ajo, les ha dicho que lo más probable es que hasta dentro de un mes no tengan noticias: «Bajó todo por la colina y llegó a superar el metro. Al principio estuvimos peleando para frenarlo, pero era imposible y decidimos coger todo lo posible y subirlo a la primera planta. No sé cuánto nos darán. El frigorífico ha vuelto a funcionar, el lavavajillas no, la lavadora sí. A ver si a partir de ahora vienen días de calor para que seque todo». La misma agua que entró en su chalet llegó con tan fuerza que echó abajo un muro de 60 centímetros de grosor.

«Los daños fueron de 1.500 euros. Por no andar con jaleos lo pagamos y nos dejamos de seguros»

Rufino Pérez | La Taberna de Rufino (Arnuero)

En Vioño, los vecinos denuncian que el problema es que no está canalizado el agua de la carretera.
En Vioño, los vecinos denuncian que el problema es que no está canalizado el agua de la carretera. Antonio 'Sane'

Las escenas fueron idénticas en muchos barrios de Meruelo. En el instituto se llevó por delante otro muro y a Ana Solís le entró tanto en su vivienda como en el restaurante que regenta. «Yo nunca había visto algo como eso. El susto fue enorme. Cuando fui a casa conduciendo pensé que no iba a llegar de cómo estaban las carreteras. Pero bueno, ya pasó y ahora bien. Hasta estoy contenta por ver lo bien que se portaron los vecinos ayudándome a que no entrara el agua». Ella, de momento, ha recibido una de cal y otra de arena. Los daños del hogar ya están evaluados y está conforme con el peritaje. En cambio, le han dicho que las perdidas del bar no son consorciables. «Ya me ha dicho el administrador que no me preocupe, que vuelva a llamar al perito y que me reabran el expediente. Todo el pueblo es consorciable, así que lo mío también. Estoy tranquila», asegura.

Anegado el Antomar de Meruelo y la Taberna de Rufino de Castillo (Arnuero). El agua de la tromba entraba por una puerta y salía por otra, pero los daños fueron relativamente pequeños gracias a la colaboración de los clientes. Su propietario, Rufino Pérez, calcula que pueden rondar los 1.500 euros. Conoce bien «los problemas que ponen siempre los seguros para pagar», así que ha preferido no llamarles: «Es algo asumible. Lo pagamos nosotros y nos quitamos de jaleos».

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