«No veo hartazgo electoral, pero plantear otras votaciones es ilógico»
«El CIS no ha perdido ningún crédito, nunca antes había acertado tanto con las encuestas»
José Félix Tezanos (Santander, 1946) lleva en el ojo del huracán desde que fue nombrado presidente del Centro de Estudios Sociológicos (CIS) en 2018. Sus ... cambios en la elaboración de encuestas y su fuerte vinculación con el PSOE provocaron una tormenta política que ahora, con la sombra de una repetición electoral amenazando desde La Moncloa, vuelve a cobrar fuerza. Tezanos estará la próxima semana en la UIMP para analizar las tendencias políticas y electorales junto a los expertos más refutados del mundo, como Deb Roy, Philippe Schmitter y Göran Therborn, entre otros.
–¿Realmente estamos cerca de volver a las urnas?
–Espero que no y me parece ilógico plantearlo siquiera. El ciudadano ya ha dicho lo que quiere. Ha votado mayoritariamente por el PSOE y lo propio de un pueblo maduro es que se deje gobernar al partido que más votos ha tenido. La gente no entiende que se esté bloqueando la investidura del presidente.
«Ha sido una batalla política. Los partidos con malos resultados querían descalificar al mensajero»
Polémica
–El CIS no ha parado de publicar sondeos y sigue dando mucha ventaja al PSOE. ¿Le pueden ayudar a Pedro Sánchez para presionar a Pablo Iglesias en las negociaciones?
–El ciudadano tiene derecho a estar informado. ¿Tenemos que dejar de publicar una encuesta porque pensamos que favorece a uno u otro? El último barómetro se elaboró del 1 al 11 de junio, justo después de celebrarse dos elecciones consecutivas en las que el PSOE ganó con mucha distancia. Bajo ese impacto, el ciudadano está eufórico y dice que votará por el PSOE.
–Se produce, entonces, un efecto arrastre: una inundación de sondeos positivos para que la población haga lo que le señalan las encuestas.
–No, no. La cantidad de gente que se deja influir por ellas es muy pequeña. La mitad de la población no tiene conocimiento de encuestas de ningún tipo. No se fijan en ellas. Y a los que les influye, lo hace de manera muy variada: a unos les incita a votar, a otros a cambiarlo...
«Los anclajes ideológicos de los jóvenes son ahora mucho más flexibles y abiertos»
Cambios
–¿Y cómo cree que se traduciría el hartazgo electoral: con una mayor abstención o con votos de castigo?
–No veo hartazgo electoral en ningún sitio. La participación en abril fue del 76%, que, por cierto, era el pronóstico exacto que había dado el CIS. Hay mucho entusiasmo con algunos partidos y con ciertos líderes. El 42% de los españoles quiere que Pedro Sánchez sea el presidente. Entre ellos, muchos votantes de Podemos y de Ciudadanos.
–¿La gente decide ahora su voto más tarde que antes?
–Sin duda. Es una nueva tendencia. Toman una decisión la última semana de la campaña electoral o, incluso, el último día. Alrededor de un 5% reconoce que lo hace cuando ya está en el colegio electoral. Y un 11% sólo unos días antes.
«He recibido muchos insultos y descalificaciones, pero no me han hecho daño»
Críticas
–¿Por qué pasa esto?
–Hay muchas más opciones para elegir y mucha más volatilidad en el electorado. Antes, el 85% votaba siempre al mismo partido por su situación de clase, porque eran obreros, católicos convencidos… Pero ya no. (Según el barómetro de ayer del CIS, el 85% de los españoles volvería a votar lo mismo si hubiera nuevas elecciones)
–¿Ya no se vota por ideología?
–Eso ha cambiado mucho. Alrededor de un 40% se decide por un partido u otro en función de lo que le conviene en cada momento. Eso, y el hecho de que se retrase la decisión hasta el último momento, provoca una fuerte volatilidad en el electorado.
«La cantidad de gente que se deja influir por una encuesta es muy pequeña»
Penetración
–Si el discurso de la izquierda y la derecha ya no cala, ¿por qué no se habló de otra cosa en la pasada campaña?
–Es evidente que los elementos antiguos de fuerte identificación (la clase social, la profesión, las ideas políticas) se están sustituyendo por elementos más laxos. Por ejemplo, esos jóvenes que tienen un contrato precario, que cambian continuamente de trabajo, que han estudiado arquitectura o química y están trabajando de dependientes en los grandes almacenes, tienen unos anclajes mucho más flexibles y abiertos que sus padres.
–¿Qué le ha hecho más daño al CIS, ese voto indeciso o su militancia en el PSOE?
–Todos los presidentes del CIS, excepto dos, han estado vinculados a partidos y alguno, incluso, ha sido ministro después. Ese es un debate absurdo, no tiene consistencia. Lo que vale es ser un profesional bueno y honrado, y no engañarte ni a ti mismo ni a los demás. Pero es cierto que crece la imprevisibilidad al existir un electorado que cada vez decide más tarde. O jugamos a ser adivinos o intentamos descifrar lo que ellos van a votar antes de que lo sepan, pero los métodos científicos deben ser transparentes. En las últimas elecciones generales hicimos un modelo de pronóstico que permitió un nivel de aproximación grandísimo, y eso que hicimos las preguntas un mes antes.
«Lo propio de un pueblo maduro es que se deje gobernar al que más votos ha logrado»
Pedro Sánchez
–Es cierto que las encuestas siempre se han puesto en entredicho, pero nunca ha estado tan cuestionado el presidente del CIS.
–Hemos sufrido una batalla política. Los partidos con malos resultados querían descalificar al mensajero. Siempre hago la broma del cuento de Blancanieves: la madrastra le pregunta al espejito si hay alguien más guapa que ella y, como no le gusta la respuesta, rompe el espejo. Entiendo que a la gente que le va mal utilice una estrategia política, pero ha sido exagerado y lo cierto es que el CIS nunca ha acertado tanto como ahora.
–¿La única manera de recuperar la credibilidad del CIS es que su presidente no se elija desde La Moncloa?
–No creo que el CIS haya perdido crédito. Ni mucho menos. En esta casa siempre han convivido personas de distintas ideologías. La crítica exacerbada de los partidos, incluso con tono insultante, sólo es una tormenta. Hay que atenerse a los hechos. Si hacemos estudios y acertamos, estamos anticipando una información que, sin ser dogma de fe, es muy útil a la sociedad.
–¿Cuál es la crítica que más daño le ha hecho?
–A mí no me han hecho daño, pero sí se lo hacen a mis amigos o a mi familia. Ha habido muchos insultos y descalificaciones, pero a mí, personalmente, no me han herido. Si hubiera sido una persona joven, quizás. Pero entiendo que esto forma parte del debate político y cuando estás en una actividad pública todo esto viene en el sueldo. Aunque es cierto que las criticas han sido desmesuradas esta vez. Al final hemos demostrado que nuestro método era fiable. Nunca en la historia de las elecciones ni del CIS se había alcanzado tal grado de precisión.
–¿Ese método del que habla es la 'cocina de las encuestas'?
–No hay cocina, lo que hay es método científico que interpreta las tendencias de voto. Las encuestas hay que tomárselas con mucha cautela, son fotos fijas de un momento determinado. No sabemos dentro de un mes cómo cambiará esa gente tan volátil.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión