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«Mi hijo se despertaba tres veces por la noche llorando sin consuelo»

«Mi hijo se despertaba tres veces por la noche llorando sin consuelo»

Cerca de 60.000 personas en Cantabria padecen algún tipo de trastorno de sueño crónico y grave | El insomnio es el más prevalente, seguido del síndrome de las piernas inquietas y de las apneas-hipopneas

Ana del Castillo

Santander

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Viernes, 15 de marzo 2019, 07:12

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No dormir adecuadamente es un problema de salud. Todos los expertos lo dicen, puede acarrear complicaciones endocrinas, metabólicas, psicológicas, psicomotoras, además de riesgo para determinados trastornos neurológicos como ictus, Parkinson o Alzheimer. ¿Pero qué es exactamente dormir adecuadamente?

«Una persona tiene buena calidad de sueño cuando el tiempo dedicado a dormir le permite sentirse descansado al día siguiente, cuando no hay interrupciones en los ciclos de sueño y cuando el sueño es lo suficientemente profundo para ser restaurador», explica a este periódico el doctor Carles Gaig, coordinador del Grupo de Estudio del Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Este viernes se celebra el Día Mundial del Sueño con la campaña 'Sueño saludable, envejecimiento saludable'. Tiene el objeto de concienciar a la sociedad de que «dormir es el mejor antioxidante, previene incluso el envejecimiento de la piel. Todos debemos apostar por dormir bien para vivir más», explica Mónica González, coordinadora de la Unidad del Sueño de Valdecilla.

Mónica González, coordinadora de la Unidad del Sueño de Valdecilla.
Mónica González, coordinadora de la Unidad del Sueño de Valdecilla. Roberto Ruiz

Las necesidades de sueño varían a lo largo de la vida, fundamentalmente en relación con la edad, pero también con factores genéticos y personales. En Cantabria, la SEN estima que unas 60.000 personas padecen algún tipo de trastorno de sueño crónico y grave. Y que al menos unas 150.000 personas tendrán, en algún momento de su vida, dificultad para iniciar o mantener el sueño, debido a un trastorno.

«Mi hijo lloraba sin consuelo. Se despertaba muy asustado entre dos y tres veces cada noche con pesadillas», explica a este periódico Francisco Jiménez. A los cinco años su hijo Alfonso comenzó con un severo trastorno del sueño. «Los médicos nos decían que eran terrores nocturnos, algo habitual en niños, pero no se le pasaba. Lo llevamos al médico, que nos derivó al Centro de Salud mental infanto-juvenil, donde le dieron unas pastillas para tranquilizarlo, pero seguía sin dormir bien». Finalmente optaron por llevarlo a la Unidad del Sueño de Valdecilla, donde se realizan anualmente más de 2.000 estudios de sueño. Tras pasar una noche bajo vigilancia dieron con el origen del problema: «Padecía una apnea severa porque tenía las amígdalas hipertróficas y se ahogaba. Decidimos operarle y fue mano de santo, no volvió a llorar por las noches, dormía del tirón y lo más importante, su humor cambió, creció e incluso comenzó a comer mejor», explica su padre.

Trastornos del sueño más comunes

  • Insomnio

  • Síndrome de las piernas inquietas

  • Síndrome de apneas-hipopneas del sueño

  • Narcolepsoa

  • Hipersomnia idiopática

  • Trastorno de conducta durante el sueño REM

  • Parasomnias

  • Trastornos del ritmo circadiano

La National Sleep Foundation recomienda dormir entre 14 y 17 horas para los menores de tres meses, 12 y 15 horas para los menores de 11 meses, 11 y 14 horas para los menores de dos años, 10 y 13 horas para los menores de 5 años, 9 y 11 horas para los menores de 13 años, 8 y 10 horas para los adolescentes y entre 7 y 9 horas para los adultos.

Para los mayores de 65 años se recomienda una duración de sueño diaria de 7-8 horas y, en todos los casos, se recomienda mantener un horario de sueño regular con no más de dos horas de diferencia entre días de trabajo y días libres. «Deberíamos acostarnos siempre a la misma hora y levantarnos también a la misma hora. Y no pasar tiempo en la cama si no te duermes. Te tienes que levantar. Además, no es bueno hacer microsueños», explica Mónica González.

Duermo, luego rindo

Precisamente esta semana ha salido a la luz la imposición de algunas empresas asiáticas de que sus trabajadores duerman la siesta para rendir mejor.

Ya en el año 2002 la revista Neuroscience realizó un estudio cuyas conclusiones arrojaron que los empleados que mejor rendían eran aquellos que más descansaban.

Los trabajadores de Google en Nueva York, por ejemplo, además de mesas de billar y ping pong, terrazas al sol, zonas de juego, canchas de baloncesto y gimnasio, entre otras cosas, también disponen de espacios para, en la intimidad, dormir la siesta.

'Vamping'

Echar una última ojeada al móvil antes de dormir, poner la alarma con el brillo de la pantalla al máximo, consultar las redes sociales o chatear con los amigos tiene más efectos negativos de los que se cree.

«La luz que emite el móvil lo que hace es disminuir la secreción de melatonina (hormona que regula el ciclo del sueño). Los adolescentes, que de por sí tienen retraso en la fase del sueño, les cuesta muchísimo dormir y acortan sus periodos de sueño por culpa de los aparatos tecnológicos. Es un problema que vemos mucho en las consultas», apunta González.

La Clínica Universidad de Navarra ya ha puesto nombre a esa interrupción del sueño: 'vamping' (insomnio tecnológico). «Es un fenómeno nuevo que va en aumento en los últimos años, sobre todo en los adolescentes, pero también en los niños, que tienen móviles cada vez más jóvenes», explica la neuróloga Ángela Milán.

Los expertos en trastornos del sueño quieren centrar la campaña mundial del año que viene precisamente en el 'vamping', porque «en los últimos años este problema ha cobrado gran relevancia», señala González.

Y cuanto menos se duerme más se come. Así es. Pasa con cualquier enfermedad que fragmente el sueño. «Engorda, envejece, da mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares... El sueño es un regulador de nuestras emociones. Dormir es el mejor antioxidante. No solo es un derecho, es un deber».

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