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La hostelería pierde más del 40% del negocio tras 17 meses de restricciones
El sector se revuelve contra Sanidad ante el amago de cierre de interiores en plena temporada de verano
Es posible que el de Gregorio del Amo sea un caso límite: cada uno de sus tres negocios encuadrados en el epígrafe de ocio ... nocturno, Rokambole, Sümmum y Queen, genera mensualmente 10.000 euros de gastos, y en dos años de pandemia solo ha podido abrirlos tres meses. A cambio del sacrificio ha recibido un total de 9.000 euros de ayudas. El resultado de la cuenta es como para tirarse por un puente.
«Esto es insostenible, inaguantable. Lo que pedimos los que tenemos salas de fiestas, discotecas y cafés teatro es que si no podemos trabajar se nos indemnice. Es lo lógico y lo que se hace en otras comunidades y en otros países. En Cataluña, por ejemplo, a cada local como los nuestros se le han concedido 150.000 euros, y cada tres meses se aprueba una nueva ayuda. El Gobierno de Cantabria se comprometió a indemnizarnos hace ya meses, pero no sabemos nada: dicen que están en ello y el tiempo pasa, y a nosotros no nos queda tiempo. Con estos gastos es imposible sobrevivir».
13%es la aportación de la hostelería al PIB regional
El sector del ocio nocturno es el más castigado dentro de la hostelería, un gremio que ha perdido más del 40% de su negocio después de 17 meses de restricciones. Desde que se declaró la pandemia, allá por marzo del 2020, no ha vuelto a funcionar con normalidad, siempre sujeto a limitaciones de aforo, de horario y con el uso de sus interiores condicionado por la situación sanitaria. Según las estimaciones de la Asociación de Hostelería de Cantabria, estas empresas, que aportan casi el 13% al PIB regional, dejaron de facturar en 2020 un 48,7% respecto al año anterior, y en 2021, a pesar de que la situación ha mejorado algo, han perdido el 34% en comparación con 2019.
Los cálculos de Sanidad se establecen en función de la población censal, y no de la que hay en verano
RATIOS
Desde que comenzó la crisis sanitaria, la hostelería ha estado en el ojo del huracán. Al comienzo aceptó sin rechistar el cierre obligado, pero con el paso del tiempo, y tras verse continuamente forzada a adaptarse a una realidad dura y unas normas cambiantes, empezó a levantar la voz. Ahora ya no se calla: se siente señalada e injustamente castigada, y no duda en pelear en los tribunales, con resultados desiguales, cualquier medida que imponga la Administración y que no comparta. La última, la decisión de cerrar sus interiores que la Sala de lo Contencioso-Administrativo ha dejado sin efecto. Antes de que se pronunciasen los jueces ya había conseguido que el Gobierno regional admitiera el uso del pasaporte covid como salvoconducto para entrar en bares y restaurantes, independientemente del nivel de riesgo declarado.
El incremento de casos afecta también al grupo de personas mayores de 65 años
INCIDENCIA
«El mensaje de Sanidad es muy claro: 'Si funciona esta medida es que tengo razón, y si no, esperamos un poquitín, que acaba funcionando'. Las olas se suceden, suben y bajan y acaba dando igual lo que hace Sanidad. Es la decimoquinta vez que modifican el decreto, y ni controlan botellones ni frenan la ola, lo único que hacen es castigar a la hostelería: ya estamos trabajando al 20% y van a conseguir quitarnos eso poco que nos queda», critica Pablo Alonso, vicepresidente del colectivo de hosteleros.
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«Cuando modificaron en julio el decreto de toque de queda decían que el principal problema era la juventud y sus reuniones sociales, y es lo que había que controlar; ahora parece que la culpable es la hostelería. La conclusión es que están dando palos de ciego y nos tratan como si fuéramos los culpables de todo. ¿En cuántos enfermos graves se están traduciendo los contagios en hostelería?».
«El Gobierno regional se comprometió a indemnizarnos hace ya meses, pero no sabemos nada, y a nosotros no nos queda tiempo»
Gregorio del Amo
Empresario de ocio nocturno
La falta de datos concretos que avalen las restricciones que se les imponen figura en el argumentario que manejan los hosteleros para oponerse a las medidas. Denuncian también la falta de ayudas directas en cuantía suficiente, el excesivo rigor en la gestión del covid y, en definitiva, se sienten víctimas de una especial inquina por parte de las autoridades sanitarias, que los persiguen y maltratan. Creen que el Ejecutivo cántabro se olvida de ellos cuando habla de esa necesaria búsqueda de equilibrio entre economía y salud.
«No se puede limitar la actividad en plena temporada: no va a haber dinero en invierno para hacer una obra o comprar una máquina»
Pablo Alonso
Vicepresidente Asoc. Hostelería
«Los informes indican que hay un mínimo porcentaje de contagios en el interior de la hostelería, que la mayor parte se produce en reuniones sociales en distintos ámbitos. El diseño del semáforo covid es una barbaridad, con Cantabria triplicando su población en verano. En otros lugares de España no se toman estas medidas y se dialoga», insiste Alonso.
Demasiado rigor
«Ninguna comunidad ha cerrado interiores. El toque de queda sí que lo han aplicado y se acepta, porque no podemos estar en contra. Cada uno intenta solucionarlo como puede, pero no se puede limitar así la actividad en plena temporada: no va a haber otra hasta el año que viene, y tampoco va a haber dinero en invierno para hacer una obra o comprar una máquina. Y resulta alucinante que, ante esto, alcaldes de municipios turísticos se posicionen en función de su color político».
Los locales de ocio nocturno solo han podido abrir tres meses en casi dos años, y han recibido 3.000 euros de ayuda
El vicepresidente de la Asociación de Hostelería ni siquiera confía en exceso en la solución improvisada del uso del pasaporte covid para acceder a los espacios interiores, aunque apoya cualquier alternativa que les permita seguir abiertos. «A ver si en este país funciona algo», dice, mientras advierte sobre códigos QR que no hay quien lea y recuerda el fiasco del radar-covid. «Estamos haciendo un caos que no vale para nada, pero la culpa siempre es del hostelero o del ciudadano, nunca del político, que debería preocuparse de que las cosas funcionen, que para eso les pagamos. La tecnología existe, pero la burocracia lo entorpece todo y solo sirve para prohibir».
La realidad que describe el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, es bastante distinta. Rebate la supuesta falta de datos con un informe de este último mes sobre los factores de riesgo de transmisión presentes en las infecciones. El porcentaje más alto (41%), corresponde a la hostelería, a la que siguen las reuniones domiciliarias de no convivientes (31%), acudir al lugar de trabajo (30%), y, en menor medida (por debajo del 15%), utilizar el transporte público, asistir a actividades más o menos multitudinarias al aire libre, ir al gimnasio, etc. No quiere decir que los contagios se hayan producido necesariamente en esa proporción, sino los riesgos, no excluyentes, a que se han expuesto los enfermos, y la hostelería es el más prevalente.
«No puedes dejar de actuar si los hospitales están como están. Las UCI y la ocupación convencional marcan lo que hay que hacer»
Reinhard Wallmann
Director general de Salud Pública
Actualmente, Sanidad tiene identificados once brotes en la hostelería, cuatro de los cuales afectan a empleados, aunque dado el volumen de casos que se vienen registrando en las últimas semanas el doctor Wallmann reconoce que no dan abasto para seguir la pista a todos -«nuestra capacidad de estudiar bien los brotes ahora es muy reducida»-, y eso a pesar de que el Ejército sigue reforzando la plantilla de rastreadores -proporciona cada día cuarenta personas para realizar esa labor-.
«La evidencia científica respecto al papel de la hostelería en la propagación del virus no ha cambiado. Las publicaciones recogen las medidas estadísticamente significativas que reducen el riesgo, y una de las más probadas y avaladas es la que afecta a esa actividad. Y, en las actuales circunstancias, con más razón: la variante Delta supone el 85% de los casos de esta semana, y es más contagiosa y, por tanto, aumenta el peligro en interiores».
«El Gobierno de Cantabria debe entender que también es importante la salud económica y social, y está intentando buscar una solución intermedia» Juan Carlos ZubietaCatedrático de Sociología
Ángel de Francisco
Catedrático de Medicina
«La gran diferencia entre esta actividad y cualquier otra es que en la hostelería te quitas la mascarilla al consumir. Generalmente, también se permanece más tiempo en interiores, donde puede que la ventilación no sea óptima. A veces hay alcohol, y en esa situación la adherencia a las medidas de prevención tiende a disminuir. Si hay música alta, la gente grita... No digo que todo eso ocurra por sistema, pero se trata de fuertes añadidos que hacen aumentar el riesgo de contagio».
El responsable de Salud Pública niega que Sanidad tenga una fijación contra la hostelería que se refleje en sus restricciones. «En el nivel tres de riesgo las medidas afectan a más ámbitos, pero es la hostelería la que más pone el grito en el cielo. Solo hay que entrar en la web para comprobarlo: afecta a varios aforos, no permite público en actividades deportivas, prohíbe espectáculos multitudinarios... Esas medidas están establecidas desde el 11 de mayo, y nosotros lo único que hacemos es una evaluación semanal del riesgo. De hecho, las medidas de nivel tres han entrado en vigor cuando llevábamos en él nueve días, así que no se puede ser más permisivo. La semana pasada teníamos la esperanza de que ese nivel no se consolidase, pero a partir del miércoles comenzó a crecer de forma significativa la ocupación hospitalaria. Ahora mismo los hospitales se encuentran muy apurados y esa es la evolución de la última semana, así que el martes no quedaba otra salida: no puedes dejar de actuar si los hospitales están como están. Si no fuera por eso, dejaríamos correr el virus, pero son las UCI y la ocupación convencional los indicadores que marcan lo que hay que hacer, no nos inventamos nada nuevo. Tenemos que recordar que la incidencia de la enfermedad no se da solo entre los jóvenes: entre mayores de 65 ya es más alta que durante el pico de la ola anterior, ha permeado en la población de mayores».
«Las medidas que se establezcan desde el ámbito institucional deben ser rigurosas, con respaldo científico, coherentes y bien comunicadas»
Medidas efectivas
La intensidad con que circula el virus, sostiene Wallmann, no es ajena a las medidas que se toman desde la Consejería para tratar de detenerlo. «Lo que no se puede hacer es comparar el año pasado con este: el cumplimiento de las medidas es un poco diferente y tampoco disponemos del mismo conjunto de restricciones. Lo que consigue acelerar la bajada es el conjunto de medidas, encaminadas a reducir la interacción social. El toque de queda seguro que ha prevenido casos, pero no tantos como para que la curva descienda de forma abrupta. Ante la situación actual, hay que añadir alguna más, y eso es lo que se indica cuando se alcanza el nivel tres. Llevamos casi dos años luchando contra la pandemia, y la gente ya debe saber cuáles son las vías de transmisión del virus y lo que tiene que hacer. No porque algo esté permitido puede decirse que nos encontremos en el lado seguro».
Los hosteleros apoyan cualquier alternativa que les permita seguir trabajando en verano
PASAPORTE COVID
Ecuánime, el doctor Ángel de Francisco, catedrático de Medicina, concede su cuota de razón a hosteleros y Sanidad. «La perspectiva de Sanidad es científicamente correcta, porque en los espacios cerrados hay más posibilidad de contagio. Para gestionar la pandemia aplica unos modelos, el semáforo covid, en función de los parámetros. Pero también es cierto que índices como la incidencia acumulada se calculan en función del censo a 1 de enero de 2021, y en estos momentos, durante el verano, la población de Cantabria puede haberse multiplicado por tres o por cuatro, con lo que los marcadores resultan erróneos».
«Por otra parte, Sanidad dice que el número de pacientes hospitalizados y en UCI supera los niveles establecidos, y es verdad, pero hay doce comunidades autónomas con las mismas cifras y no cierran los interiores de la hostelería. Hay que entender que la situación actual no es igual a la que había hace más de un año, cuando aún no había gente vacunada: en un restaurante con la clientela inmunizada el riesgo se reduce en un 90%. Se entiende la visión de los dos sectores, el hostelero y el sanitario: hay que buscar una solución intermedia, y creo que es lo que está intentando hacer el Gobierno de Cantabria, que debe entender que también es importante la salud económica y social».
Sanidad insiste en que en el interior de los locales se multiplican los factores de riesgo de contagio
EVIDENCIAS
Un problema 'poliédrico'
Juan Carlos Zubieta, sociólogo y catedrático de la Universidad de Cantabria ejerce también como observador sin interés de parte. Subraya, en primer lugar, que todo lo relacionado con la pandemia es «poliédrico» y no admite soluciones simples. «El plano sanitario está vinculado con el social y con el cultural (con nuestro estilo de vida) y todos ellos con el económico y, además, con el político y con el jurídico (los derechos y libertades que nos hemos dado)».
«Estigmatizar a la hostelería es un error. Creo que la clave está en que las medidas se discutan entre autoridades-expertos y los representantes del sector; que, salvo excepciones y de forma razonable, las medidas no cambien de un día para otro (lo que impide la necesaria planificación de un negocio, y la también adaptación de la población-clientes a las nuevas normas), y que, en la medida de lo posible no existan diferencias (en ocasiones incomprensibles) entre las medidas que se adoptan entre una región-localidad y otras».
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«Las normas y medidas que se establezcan desde el ámbito institucional deben ser rigurosas, con respaldo científico, coherentes y bien comunicadas. Además, se debe ayudar a las personas, grupos y sectores más afectados; es decir, claro que se debe ayudar a los que se quedan sin empleo y también al dueño de un restaurante que debe cerrar y a un artista que no puede celebrar un concierto».
Hasta que esto suceda, las facturas seguirán amontonándose sobre la mesa de Gregorio del Amo, a las que se suman cada trimestre, de forma incomprensible, los impuestos, a pesar de tener sus locales forzosamente cerrados. «Cantabria es la Comunidad que ha impuesto más restricciones de toda España, y mira cómo estamos. Ya sé que es muy fácil recurrir a lo de la señora Ayuso, pero ha estado manteniendo la economía y no ha obtenido peores resultados sanitarios. Aquí, en cambio, estamos arruinados».
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