«La incertidumbre nos está matando»
Los vecinos de San Mateo buscan un hogar seguro mientras esperan una solución definitiva a la fractura de la peña que pende sobre sus viviendas
«Esto nos ha matado, nos ha matado a todos». Es la frase que repite Mercedes al pensar en su situación actual, desalojada de su ... casa en el barrio del Calero, en San Mateo. Su hijo ha podido volver con su familia a su vivienda, pero la suya aún está amenazada por la fractura de la peña que se levanta al sur del barrio. «Sé que nadie tiene la culpa, pero nos ha matado. A los 65 años tienes que dejar tu casa con todos los sacrificios que has hecho y para no saber dónde ir». Así están algunos de los desalojados. Carlos, en casa de su madre; Solita, con su nuera; Iván, en una casa habilitada para él en Baillo (Palencia). Y Ana, aún con su hija, en Mata, en San Felices de Buelna, porque pese a ser una de las que puede volver a su vivienda los hijos no quieren ni oír hablar de ello hasta que la situación de la ladera se normalice.
Mercedes y José Manuel están en casa de la hermana de éste. Están bien, agradecidos, pero como en casa, en ninguna parte. «En casa tengo todo a mano, todas las pastillas ordenadas, las mías y las de mi marido, y ahora no sé ni cómo las tengo ni cómo las tomo», dice Mercedes. Pero lo cierto es que mira a su marido, aún más preocupada. «No soportaría que nos pasara algo». José Manuel llevaba días sin decir nada. El miércoles por la noche por fin dijo algo que sonó a rotundo: «Sólo quiero un lugar donde estar tranquilo». La pareja está buscando un piso donde quedarse el tiempo que dure el desalojo, que se prevé largo. Las inmobiliarias ponen problemas si el alquiler es menor a seis meses. Tenían uno ya apalabrado, pero no han podido firmar el contrato. El Ayuntamiento, a través de la alcaldesa, Josefina González, les ha ofrecido pagar el alquiler, una de las soluciones individualizadas que han acordado esta misma semana para las familias afectadas.
La familia de su hijo ha tenido más suerte. Ellos pasaron ayer la primera noche en sus casas, aunque reconocen que tuvieron mucho miedo. Los técnicos les han permitido volver, pero también a ellos les llegan distintas versiones de los profesionales que analizan a diario el corrimiento de tierra. «Cualquier ruido que oíamos nos ponía en alerta y tuvimos que convencer a mis hijas de que no pasaba nada para dormir todos aquí, pero lo cierto es que no hacemos más que mirar hacia la peña».
«No hacemos más que mirar a la peña. Cualquier ruido que oímos nos pone en alerta»
José Manuel | Vecino que ha vuelto a su casa
Carlos, otro de los vecinos, tuvo que dejar el mismo día su casa en lo alto del barrio. Fue uno de los primeros en comprobar cómo se abría la peña de San Mateo. Le había avisado otro vecino, Iván, el viernes por la noche. El sábado volvieron a apostarse frente a la ladera para comprobar que no pintaba nada bien y, entonces, el propio Iván llamó al 112. El sábado hizo un buen día y aguantaron en sus casas, pero por la noche el temporal volvió a arreciar y el domingo por la mañana el Ayuntamiento y el 112 decidieron la evacuación: «Salí con lo puesto, no estás acostumbrado a esas situaciones y he tenido que volver un montón de veces, con la Policía, para recoger cosas que se me habían olvidado».
No se le olvidaron sus tres gatos y dos perros. Con ellos comparte habitación en la casa de su madre, en la calle Luzmela, en Los Corrales. «Mi madre está encantada y yo también, pero necesito espacio para todos». Carlos es uno de los que ha pedido una de las casas que el Gobierno regional ha puesto a disposición de los afectados en Arenas de Iguña.
Una solución en Arenas
Aunque en principio se había fijado el tiempo de espera en 15 días todo se ha acelerado. Gesvicán llamó a Carlos ayer para adelantarle que espera poder contar con su piso la semana que viene. Incluso le preguntaron qué necesitaría. Tendrá instalados cocina y baños, pero desde la empresa pública insistieron en ofrecerle algo más de mobiliario. «Al final le dije que un sofá y una cama, no necesito más, pero si les hubiera pedido otro mueble también me lo habrían facilitado».
«Estoy bien con mis hijos, pero quiero volver a mi casa a San Mateo, con mis vecinos, con mi gente»
Ana | Vecina desalojada
«Hasta ahora todos han sido muy amables», reconoce Carlos, «pero lo único que quiero es que esto no se quede en buenas palabra porque nos ha trastocado la vida completamente. Yo llevo ya una semana sin trabajar y es necesario que volvamos a la normalidad en la medida de lo posible». Termina reconociendo que el problema va para largo: «No creo que este año pueda ver el Rebujas en mi casa, no creo», decía, en relación al famoso festival de rock que se celebra en San Mateo en septiembre.
Ana está en Mata, en San Felices. Podría haber vuelto ayer a San Mateo, pero los hijos no se lo han permitido porque antes quieren, ellos y la propia Ana, tener clara la evolución de la fractura del terreno. «Nos dicen tantas cosas que al final no sabes qué pensar. Queremos creer en los técnicos, pero el miedo no nos le quita nadie». Está bien con sus hijos en San Felices, pero «ésa es mi casa y yo quiero estar ahí, con mis vecinos, con mi gente».
«Hasta ahora todos han sido muy amables. Lo que espero es que eso no se quede en palabras»
Carlos | Vecino desalojado
Poco a poco van tomando forma las soluciones que se acordaron en la reunión con la alcaldesa de Los Corrales el miércoles. Tres viviendas ya fuera del perímetro de desalojo, dos familias buscando piso que pagaría su seguro, otra también buscando piso que afrontaría el Ayuntamiento y dos familias con destino a Arenas de Iguña. El resto, están ubicadas con familias o amigos sin problema para esperar el tiempo que haga falta hasta poder volver a recuperar sus hogares, su vida.
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