«La meta es la felicidad de nuestros hijos»
Voluntarios: Acysam - Atención a dultos con discapacidad ·
Tras jubilarse decidió que «era el momento de devolver algo de lo recibido» y lucha junto a otras familias en favor de los derechos de los síndrome de DownJosé Luis Cobo (Comillas, 1946) trabajó duro durante muchos años. Vivía con su familia en Barcelona, pero «casi no tenía tiempo ni para ellos», cuenta, ... lo que incluía a su hija Ana, hoy de 34 años, con síndrome de Down. Pero al jubilarse («Lo hice pronto, antes de la edad establecida») decidió que «era el momento de devolver algo de lo recibido» y se involucró en organizaciones que atendían a personas con discapacidad intelectual. Hace ocho años, la familia volvió a Comillas y fue entonces cuando conoció a los integrantes de Acysam (Asociación de Centros y Servicios de Atención al Minusválido). Afirma que si algo ha aprendido en estos 34 años es que «la unión hace la fuerza y que las familias se involucran poco en la lucha por el bien común de estas personas».
-Acysam surge de un grupo de padres. ¿Por qué se vieron en la necesidad de crearla?
-Entre las familias se generó la percepción de que tenían que actuar, tomar partido y poner voz a sus inquietudes sobre las necesidades de sus hijos o familiares. Había pasado el tiempo en el que se conformaban con que sus seres queridos estuvieran simplemente custodiados. Veían precisas medidas que hicieran posible su integración plena en la sociedad, así como en el mundo laboral, con sus espacios de ocio. Pero sobre todo, lo que les preocupaba era poder crear un lugar en el que, al desaparecer su progenitores o tutores, pudieran sentirse como en su hogar: una residencia. Para dar ese salto cualitativo debían de estar agrupados, para poder hacer llegar a todos los estamentos sus peticiones.
«Hay que trabajar para que las instituciones construyan más residencias»
-¿En estos años han cambiado los objetivos de la asociación?
-Se ha avanzado muchísimo, aunque no tanto como quisiéramos. La sociedad es mucho más integradora y se nos ha dotado de herramientas a través de la Ley de Dependencia y otras leyes en materia laboral y demás, que nos permiten avanzar en la normalización y salvar obstáculos. Nuestro objetivos evolucionan con todo ello.
-¿Qué servicios ofrecen?
-Se trata de una pequeña asociación cuyos socios somos las familias que tenemos a nuestros hijos en el centro de día y el taller ocupacional del colegio Fernando Arce, en Torrelavega. Pero no llegamos a todo, por lo cual, cualquier ayuda es maravillosa. Hacemos excursiones, talles de baile, cerámica... Para sufragar los gastos acudimos a entidades colaboradoras, a las que estamos muy agradecidas, como la Obra Social 'la Caixa' o nuestro amigo, el coreógrafo Poty, que se brindó para hacer con nuestros chicos un calendario. Todas nuestras actividades se apoyan en la Fundación Asilo Torrelavega.
-¿Cuáles son sus funciones en la asociación?
-Cada uno ejerce una función en base a sus posibilidades y aunando esfuerzos intentamos conseguirlo. Entre todos, o entre casi todos, porque no todas las familias se involucran de igual manera, nos encargamos de las marchas o excursiones, donde la Caixa no sólo asume la mayor parte de los costes, sino que también aporta voluntarios con el fin de que los chicos que no tienen familia que les acompañen puedan también participar. Otra de las funciones de la junta es buscar fuentes de financiación, ya que los ingresos de las cuotas son escasos (1.500 euros al año en total).
-Uno de sus objetivos es comunicar a la sociedad las necesidades de sus hijos. ¿Las entienden? ¿Es la sociedad receptiva con estas personas?
-En su conjunto se puede decir que sí. Pero ello no significa que sea plenamente integradora. Por ello es importante una mayor presencia en la calle, en actos sociales o en el mundo laboral. Hay una gran diferencia con otros países de nuestro entorno, la verdad.
-Ustedes siempre han divulgado la generosidad de los vecinos de Torrelavega. ¿Qué supuso la apertura, gracias a ellos, del colegio Fernando Arce, en 1971?
-La generosidad de los vecinos de Torrelavega ha sido siempre modélica. La apertura del colegio marcó un antes y un después para toda la comarca. Cubrieron un hueco que no cubrían las instituciones. Se dedicaron a la atención específica de personas con discapacidad y establecer diagnósticos, lo que sirvió para la formación de profesionales y de embrión para la apertura de otros lugares similares.
-Otro gran paso fue la apertura de la residencia para sus hijos, lo que les costó dieciséis años de pelea. ¿Qué supuso para ustedes?
-Este ha sido uno de los principales logros de la Fundación Asilo Torrelavega. Este era nuestro sueño. Al igual que la creación del colegio Fernando Arce supuso un hito para la historia de nuestra región en la atención a la discapacidad, la Residencia lo es de igual manera.
-¿Cuáles son ahora sus principales reivindicaciones?
-Nosotros, como Acysam -que tiene como principal objetivo la felicidad de nuestros hijos-, y desde nuestra modesta aportación, pensamos que hay que lograr un entorno favorecedor, en el que puedan desarrollar su potencial. Debemos conseguir espacios de ocio y trabajar para que las instituciones construyan más residencias, ya que las que existen no cubren las necesidades que, a corto y medio plazo, se plantearán. También es esencial que no se recorten las partidas presupuestarias dedicadas a este colectivo, así como su aceptación total como sujetos de pleno derecho.
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