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Tareas de desinfección nocturna con uno de los camiones en la estación de ferrocarril de Santander.

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Tareas de desinfección nocturna con uno de los camiones en la estación de ferrocarril de Santander. DM

Las noches de desinfección silenciosa

Puntos Críticos ·

Obras Públicas coordina un operativo de unas cincuenta personas que recorre cada madrugada la región en tareas de limpieza para luchar contra el virus

Álvaro Machín

Santander

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Jueves, 23 de abril 2020, 07:11

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Por el entorno de Valdecilla, por ejemplo, han pasado 28 veces. Trabajan de noche. En cada jornada, como media, esparcen unos trescientos litros de detergente desinfectante y algo más de quinientos de hipoclorito sódico. En total, repartidos en equipos, en torno a cincuenta personas por turno recorriendo Cantabria. Enchufando en los entornos de un hospital o de los centros de salud, en las entradas de los supermercados o en los cubos de la basura de un vecindario. Puntos críticos. Lo que más se toca, por donde más se pasa. Y así, casi a diario desde la madrugada del 18 de marzo. Un dispositivo invisible de desinfección organizado por la Dirección General de Obras Públicas y al que se han ido sumando desde entonces las acciones de los militares de la UME, el trabajo de varias cuadrillas forestales -en la medida que se lo permite el fuego- y la labor de los equipos que han organizado los ayuntamientos de la región.

De ocho de la tarde a seis de la mañana. Entre encargados, oficiales y conductores, el día que más, 65 personas (a los que se suma el personal técnico y administrativo que les da cobertura). Llevan tractores con cisternas de riego y camiones con la extendedora del desinfectante. Tienen calculado que, cada equipo, cubre una media de 150 kilómetros de distancia por jornada. Si llueve, eso sí, limitan la tarea a puntos urgentes (las marquesinas de las paradas de autobús, por ejemplo). Menos por Tresviso (por la dificultad de acceso y porque allí no tienen ningún positivo, según explican desde la Consejería) han pasado por todos los municipios cántabros. Ése era su primer objetivo. Y, con eso hecho, se han centrado en puntos concretos. Donde hay más casos. Santander, Torrelavega, Cabezón, Castro, Santoña, Laredo... Y también donde hay más riesgo.

Residencias, centros de atención a la dependencia o puntos de depósito de contenedores de basura de zonas rurales... En líneas generales, en su hoja de ruta llevan marcados los hospitales y los centros da salud con servicios de urgencia de atención primaria, las residencias, los centros de distribución y venta de alimentos, las estaciones, los polígonos, las sedes de Protección Civil o las comisarías, las estaciones de tratamiento de aguas o los parques de emergencia. Por todo el mapa de la comunidad.

Obras Públicas -con un presupuesto para esta tarea «del orden de un millón de euros»- realiza las labores de desinfección mediante contratos de colaboración con las empresas API Movilidad y Centro de Jardinería La Encina. Además, «a partir de los primeros días, el hipoclorito sódico ha sido cedido desinteresadamente (tanto al Gobierno regional como a los ayuntamientos) por la empresa Bondalti Cantabria». Con lo que han ido recorriendo y los que se han ido sumando (la UME, los municipios, las cuadrillas forestales), se han permitido las repeticiones en lugares específicos. A esas 28 pasadas nocturnas por Valdecilla se suman las 24 por Sierrallana o las 13 que han dado por Liencres (también llevan diez o más por Mompía o los centros hospitalarios de Reinosa y Laredo).

«Es una medida que se ha visto que resultaba útil en otros países y que creíamos imprescindible realizar aquí con la que esperamos contribuir para que el virus esté el menor tiempo posible en los puntos donde más se concentra la gente y a los que más acude la gente más vulnerable», apunta el consejero José Luis Gochicoa, que adelanta, además, las medidas de su departamento para lo que viene después.

Siete millones

Porque la desinfección continuará mientras dure el estado de alarma. Pero, después, habrá que atender otras emergencias y un panorama desolador en lo económico. En este sentido, desde Obras Públicas han aprobado «el aplazamiento por tres meses del pago del canon de agua residual». Es una moratoria en sí misma y, además, un paso que facilita a los ayuntamientos que quieran hacerlo «a aplazar no sólo el canon, sino todo el recibo del agua», como explica Gochicoa (Santander lo ha hecho, por ejemplo), que habló del asunto con la Federación de Municipios.

Además, Obras Públicas prepara una batería con unas cien obras por toda la región con un presupuesto de siete millones de euros pensada especialmente para empresas y autónomos de la comunidad autónoma. «Ahora mismo la licitación pública está parada legalmente y podría pasar que, en dos o tres meses, cuando acaben las obras que ya estaban en marcha, hubiera un parón que provocase más desempleo y más indefensión entre los profesionales. La idea», explica Gochicoa, «es que, peticiones que teníamos ya de los ayuntamientos y pequeños contratos que estaban previstos, tratar de concentrarlos en este segundo semestre para que tenga continuidad lo que se pudiera frenar y generar actividad económica entre nuestra gente». Un reguero de pequeñas obras para dar trabajo -y restar opciones al paro- en los próximos meses.

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