El olvido de las oficinas de farmacia

Resulta sorprendente que políticos, sanitarios y algunos medios de comunicación se hayan olvidado de que, en los miles de pueblos de la España deshabitada, el único vigilante de la salud es la farmacia de su barrio, con su boticario/a siempre dispuesto a adquirir el medicamento prescrito, que le llegará, como muy tarde, al día siguiente de la petición a través de un centro de distribución farmacéutico que sirve a diario a todo el territorio nacional.

La red farmacéutica española, en la que prestan su servicio más de 50.000 farmacéuticos, es un ejemplo en Europa. La farmacia que hace el número 22.000 de las establecidas en España ha sido abierta en el barrio del Parque de la Reina, en Arona (Santa Cruz de Tenerife). Las farmacias españolas atienden cada día a más de 2.300.000 ciudadanos, de día y de noche (sin percibir nada a cambio). En Dinamarca, por ejemplo, hay una farmacia cada 15.000 habitantes; en Suecia, cada 7.500; en España, una por cada 2.112 habitantes

¿Alguien se ha percatado de que todas esas farmacias con sus adjuntos, regentes, auxiliares de farmacia, etc., están abiertas a diario prestando un servicio silencioso y ejemplar? Todas no siguen abiertas: el Coronavirus se ha cobrado 8 víctimas entre los farmacéuticos y ha conseguido cerrar 57 farmacias, cuyos vecinos están sumidos en la más profunda desesperación. Según los datos recopilados por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos en España, hay actualmente 276 profesionales de las farmacias ingresados o guardando cuarentena por coronavirus y un total de 126 farmacias tienen algún trabajador afectado. En cada provincia de España hay un colegio profesional que, entre otras misiones, se ocupa de velar por la deontología profesional de los farmacéuticos. ¿Esta actuación no merece un fuerte aplauso?

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