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Las peritos del juicio del hombre acusado de violar a su mujer consideran «extraño que hubiera abusos sin violencia física»

Las peritos del juicio del hombre acusado de violar a su mujer consideran «extraño que hubiera abusos sin violencia física»

El caso ha quedado visto para sentencia tras la declaración de los testigos y la defensa | La fiscalía mantiene la petición de 9 años de cárcel y el abogado defensor pide la libre absolución

DM

Santander

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Jueves, 14 de marzo 2019, 19:30

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Los familiares del acusado de abusar sexualmente de su pareja en repetidas ocasiones mientras ella dormía han coincidido este jueves, en la segunda jornada del juicio que celebra la Sección Tercera de la Audiencia Provincial , en que era una persona «dependiente», que ella era la parte «dominante» de la relación, hasta el punto de que él «estaba muy enganchado» e incluso «la tenía miedo». Por eso, han asegurado, adoptaba una actitud de «sumisión». Esta postura es la misma que ha explicado la psicóloga del centro de atención a víctimas de violencia de género que atendió a la denunciante. Según la facultativa, la mujer, que era ocho años mayor y que tenía dos hijos de dos relaciones anteriores, asumió el«rol de madre». Por su parte, las peritos judiciales del caso consideran «extraño» y «no habitual» que en el seno de una relación haya abusos sin violencia física o maltrato machista.

La sesión, que comenzó ayer con el interrogatorio al procesado y a la denunciante -que declaró a puerta cerrada-, ha quedado este jueves vista para sentencia, después de que las partes hayan elevado a definitivas sus conclusiones. La fiscal mantiene la solicitud de nueve años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual con penetración, con la agravante de parentesco. Por su parte, la defensa demanda la libre absolución o, en su defecto, que se le condene a una multa de 3.600 euros, a razón de seis euros diarios durante 20 meses.

Según el escrito del Ministerio Público, los hechos ocurrieron entre 2013 y 2016. En una ocasión, siempre según su versión, ella se despertó desnuda y con restos de semen, sin que hubiera consentido la relación. En otra, se lo encontró realizando actos sexuales, y en una más, tras haber ella ingerido alcohol, se percató de que la estaba penetrando.

Los testigos

Hoy han declarado los testigos, según recoge Europa Press. Un tío, una tía y una prima del procesado han coincidido al señalar que no era una relación «equilibrada», en el sentido de que la mujer -que tenía 31 años cuando empezó a salir con él, de 23- tenía «carácter» y era «dominante», mientras que él era «dócil» y «se dejaba llevar», hasta el punto de que quedó «aislado» de su familia.

También han considerado que «la tenía miedo» y que «jamás» discutía con ella, sino que cuando había algún problema optaba por «agachar la cabeza» y pedirla perdón para evitar que se «enfadara más» o para poder volver a casa después de que ella le echaba. Aunque cuando coincidían en reuniones familiares la mujer «nunca hablaba bien de nadie ni de nada, e incluso contaba cosas muy íntimas de él», no se refirió en ninguna ocasión a los supuestos abusos del acusado.

Ellos tuvieron conocimiento de los mismos antes de la denuncia, por conversaciones escritas entre ambos de las que ella hizo un envío «masivo» por mensajería a chats y grupos no solo de la familia y amigos, sino también conocidos y compañeros de trabajo. Según han precisado, los distribuyó una vez él dio por finalizada de manera definitiva la relación, tras crisis previas, y cuando decidió irse a Madrid para distanciarse porque «ya no podía más por las vejaciones constantes» a las que ella le venía sometiendo durante «años».

«Nunca pensamos que esto podía llegar aquí», ha expresado la tía del acusado, que ha reafirmado que la víctima hablaba e incluso decidía por su sobrino, que tras una comida familiar marcada por una situación «conflictiva mucho más exagerada» que en otros encuentros, él la confesó que llevaba tiempo durmiendo en el sofá porque ella había «empezado a decirme que la violo».

Ante tal comentario, esta testigo -psicóloga de profesión- le recomendó que se fuera de casa, pusiera tierra de por medio y dejara la relación, consejo que siguió y rompió con su pareja en verano de 2017.

Otra psicóloga, del centro de atención integral a víctimas de la violencia de género que la asistió en otoño de ese año y durante doce meses, ha manifestado que la mujer mostraba «angustia», «ansiedad», «tristeza» o «llanto». En su declaración, como testigo, ha concluido sin embargo que la mujer era la persona «dependiente» en la relación, en el seno de la cual adoptó un «rol de sumisión» por miedo -ha explicado- a que él la dejara. Ha añadido que ejerció, también, el papel de «madre», en el sentido de que ejercía de «cuidadora» de él y adoptaba y supervisaba las decisiones.

La versión de los peritos

Las psicólogas que han declarado como peritos han señalado que el acusado es «dependiente» y «sumiso» y han explicado que para él esta relación, que era la primera que tenía estable y de convivencia, «era todo». Además, ambas expertas han considerado que es «extraño» y «no habitual» que en el seno de una relación haya solo abusos, sin violencia física o maltrato machista. Asimismo, han apuntado en que aunque no existe «psicopatología» en el caso de él, sí se pueden dar a cabo acciones como las denunciadas por la víctima.

Tras la práctica de la prueba testifical y pericial, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones. La fiscal apoya su solicitud de 9 años de cárcel porque entiende que, aunque no hubo violencia o intimidación, sí se produjo acceso carnal. Además, añade la agravante de parentesco por tratarse de su compañero sentimental.

La acusación particular considera también que los mensajes de él constituyen «una confesión en toda regla» de los hechos denunciados, ya que en ellos reconoce que «lo ha hecho mal». Sin embargo, la defensa ha contrapuesto que lo «único» que dice en esos mensajes es, precisamente, que «la tocó», pero no reconoce en «ningún momento» que la hubiera penetrado o introducido un dedo en la vagina.

La defensa, por su parte, precisa que el término «violación» lo introduce ella en una conversación igualmente «dirigida», en la que él lo interpretaba como situaciones en las que la mujer se despertaba por la mañana y no se acordaba de nada. Además, no considera «creíble», más cuando la víctima declaró tener el sueño «ligero», que no se hubiera despertado si la estaban realizando tocamientos y, sobre todo, penetrando, algo «surrealista» y «kafkiano», por lo que ha tildado de «ilógico» e incluso «absurdo» su relato.

Y también le parece «muy llamativo» que los hechos empiecen en 2013 y no se denuncien hasta 2017, cuando ha terminado la relación, y que pese a todo ella quisiera tener hijos con él y dejase a su cuidado los que tenía de parejas anteriores. Es algo que «no se sostiene», ha zanjado. Con todo, este letrado ve un «móvil espúreo» en la denuncia y cree que ella la interpuso «por despecho», porque él había roto la relación.

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