El plan para instalar paneles solares en el embalse del Ebro levanta recelos

«No sabíamos nada y nos hemos levantado con la sorpresa en el periódico. Ya tenemos encima los eólicos y ahora parece que igual también nos ponen esto», apunta el alcalde de Campoo de Yuso, Eduardo Ortiz, que como los principales colectivos ecologistas de Cantabria se muestra expectante a la espera de más detalles. Por ahora, lo que reclaman en el municipio es que no afecte a las acciones que están desarrollando alrededor del pantano. Que, de salir adelante, sea compatible con la actividad deportiva del remo, la navegación y el uso lúdico del espacio. «No sabemos cómo puede afectar, pero nos ha costado mucho conseguir esas licencias de la Confederación. Son terrenos de la Confederación y si deciden algo que no nos gusta nosotros no podremos hacer otra cosa que protestar», dice el regionalista, que entiende que el pantano «es muy grande» para que una posible planta fotovoltaica no interfiera y propone que si el plan se materializa, se piense en las zonas más cercanas a la presa de Arroyo, donde prevé un menor impacto.

Desde SEO Bird/Life recuerdan que este es uno de los embalses de España que atesora más figuras de protección y creen que el Ministerio no ha tenido suficientemente en cuenta esta circunstancia. Por eso le piden que expulse de la lista de 103 pantanos susceptibles de acoger producción fotovoltaica flotante aquellos más sensibles. «Es importante que se haga toda la evaluación ambiental en el conjunto del plan y que se descarten los que tienen más valor», reclama el portavoz del colectivo, Felipe González, que recuerda que cualquier proyecto que se desarrolle en Campoo tiene que atender a que es un espacio sensible para las aves acuáticas migratorias, aunque también reconoce que «no toda su superficie tiene el mismo valor».

En esa línea se manifiesta también Bernardo García, de Ecologistas en Acción, asociación que defiende que el pantano del Ebro sea zona de exclusión para proyectos de este tipo y que da por hecho que las empresas estarán interesadas en invertir por su potencial rentabilidad. «Eso no quiere decir que nos opongamos al desarrollo de fotovoltaica sobre agua, pero no así», insiste García. Ecologistas en Acción entiende que sí sería adecuado para otros espacios con menor valor ambiental como las balsas de regadío -más comunes en la Meseta- o los pantanos de regulación como el de Alsa. No es que lo propongan, pero entienden que en lugares como San Miguel de Aguayo causaría menos problemas. Por último, lamentan que el Ministerio no haya valorado la necesidad de crear una línea de evacuación. Aunque el pantano del Ebro ya tiene una pequeña central hidroeléctrica, esta tiene una capacidad para absorber 5 megavatios de potencia, no los cerca de 100 de producción solar estimada, por lo que la inversión y el impacto sería aquí mucho mayor que en un pantano que ya tuviera la infraestructura.

Algo más receptivo se muestra Carlos García, de ARCA, aunque reconoce que sus socios no tienen capacidad técnica para conocer la dimensión de la afección al entorno: «El paisaje siempre se verá afectado. Lo que hay que valorar es si es asumible y también los efectos en la flora, la fauna y las condiciones de la masa de agua». Independientemente de que sea artificial, recuerda que el del embalse del Ebro es un ecosistema con mucha vida y reclama más tiempo y detalles para conocer las implicaciones del proyecto.

En cualquier caso, desde ARCA entienden que el 'golpe' sería menor que el del desmonte que requiere la instalación de aerogeneradores o el de los paneles solares terrestres, que como se está viendo en el norte de Castilla está restando espacio a superficies cultivables y a zonas forestales: «Estamos importando cereal y alimentos de países lejanos cuando aquí al lado -se refiere a Palencia- existe la necesidad de reactivar un sector de cercanía que tiene muchas posibilidades».