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Más de diez agentes de la Policía Local y un equipo canino acudieron el lunes por la tarde al bar La Frontera para desalojar el establecimiento, que superaba el aforo permitido. DM

La Policía intensifica el control de terrazas tras las aglomeraciones en la reapertura

Santander ·

El propietario de La Frontera, el bar que el lunes fue desalojado por superar el aforo del 50%, pide perdón y dice que la situación se le fue de las manos

Miércoles, 13 de mayo 2020, 07:09

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El llamativo vídeo que ha corrido como la pólvora por las redes sociales de decenas de personas saliendo del bar La Frontera, después de que la Policía Local de Santander ordenara en la tarde del lunes el desalojo por incumplir las exigencias de un máximo del 50% de ocupación y una distancia de seguridad de dos metros entre las mesas, ha hecho que este caso se convierta en el paradigma de lo que no se debía hacer tras la reactivación progresiva y con estrictas medidas de seguridad de los establecimientos hoteleros a partir de la entrada en la fase 1. El más llamativo por la repercusión que ha tenido, pero no el único. Aunque la Policía Nacional insiste en que se trata de la «excepción que confirma la regla», hasta tres establecimientos fueron sancionados el lunes por estos mismos motivos sólo en la capital.

Además de este negocio de Cueto, están pendientes de conocer las consecuencias otros dos locales en las calles Peñas Redondas y Los Pinares. En este último, el propietario sí estaba cumpliendo con las normas establecidas por el Ministerio de Sanidad, pero en un momento concreto empezó a llover, los clientes entraron en el interior del establecimiento -sólo se ha levantado la mano para las terrazas- y a la Policía Local no le quedó más remedio que iniciar el procedimiento. La Delegación de Gobierno todavía no ha recibido los atestados, por lo que está por determinarse la cuantía y las condiciones de la sanción, pese al gran número de especulaciones que corren por las redes sociales. Los agentes municipales también se desplazaron a otros establecimientos a requerimiento de particulares, pero comprobaron que en esos casos sí se cumplía las restricciones establecidas como consecuencia del estado de alarma.

Normas para la reapertura de los establecimientos hosteleros en esta fase

  • 1. Espacios. Se puede abrir sólo las terrazas al aire libre o cubierto, pero sin paredes.

  • 2. Distancias. Separación mínima de dos metros entre mesas. Se recomienda el uso de mascarillas.

  • 3, Aforo. Para evitar contactos, sólo se pueden utilizar el 50% de las mesas habituales.

  • 4. Ocupación No puede haber más de diez personas en cada mesa o agrupación de mesas.

Descontrol

«Pido perdón a todo el mundo que se haya podido sentir ofendido. El que me conoce sabe que siempre he respetado las normas», explicaba ayer a este periódico Juan Carlos Salas, propietario de La Frontera, que reconocía su error y que las cosas no se habían hecho bien. Salas asegura que por la mañana no tuvo ningún problema, los clientes guardaron la distancia de seguridad y ocuparon las veinte mesas que tenía instaladas en el establecimiento, pero por la tarde, sobre las ocho, todo se «transformó». «Comenzó a desmadrarse y se volvió incontrolable en cuestión de cinco minutos, cuando se puso a llover y la gente de fuera no quería mojarse». Reconoce que el agua no es excusa, por eso reitera sus disculpas las veces que haga falta. ¿Volverá a abrir? «De momento, no. Estoy demasiado abatido».

No es el único testimonio de este tipo. «Ha sido durísimo. Llegó un momento en que todo se descontroló. Había clientes que estaban salvajes, como cuando una persona sale de la cárcel después de 15 años. Queríamos abrir el primer día y siento que he fallado. Nosotros lo hemos hecho bien, pero ha sido la gente la que me ha fallado. No me imaginaba tanta irresponsabilidad», explica Sami Fadili, gerente de La Bendita, otro local, este en Valdenoja, al que se desplazó la Policía Local en la tarde del lunes ante la afluencia masiva de clientes. Allí los agentes intervinieron ante la larga cola que había en la calle de personas deseosas de entrar -algunas se pusieron violentas y recurrieron al insulto contra las que atendían tras la barra-, pero no formalizaron la denuncia.

Según la dueña, la situación se descontroló en el momento en el que empezó a llover y los clientes, que hasta entonces estaban en otros locales al aire libre, se trasladaron a La Bendita para disfrutar de los espacios cubiertos. Aunque en el interior del establecimiento sí se cumplían las normas de higiene y seguridad, cuando Fadili vio que la situación era insostenible, contactó con la Policía Local. «Llamé a las cuatro y a las cinco de la tarde y no me cogieron. Después llamé a la Nacional y me dijeron que estaban desbordados. No vino nadie y unas horas después teníamos aquí a cinco patrullas», lamenta. Al final, terminó llorando de impotencia y los propios agentes fueron los que tuvieron que consolarla.

Asegura que todo el espacio había sido desinfectado a primera hora, que las mesas estaban separadas con marcas en el suelo y que su terraza estaba controlada, pero no era capaz de «dar abasto» con la gente que se agolpaba en la puerta o que empezó a cambiar de lugar el mobiliario. Finalmente, entre la propietaria y la Policía Local vaciaron el establecimiento, que en ese momento contaba con muchos clientes no habituales. «El domingo salí en el periódico explicando que íbamos a abrir. Parece que mucha gente lo vio y ha venido. Entiendo que es el primer día, pero pido un poco de responsabilidad, la misma que yo he tenido. Prefiero estar a la mitad y hacer menos caja que estar llena y que cuando llegue el momento tengamos que dar un paso atrás en el desconfinamiento», insiste. Aunque afirma que no tiene ánimos de reabrir, se plantea hacerlo con un sistema de turnos y reservas: «Como las peluquerías».

Torrelavega: cero multas

Desde las fuerzas de seguridad del Estado apelan a la responsabilidad general ante el riesgo de volver atrás en la 'desescalada' si no se cumplen las normas. «Hay que pedir a los propietarios que no contribuyan a comportamientos incívicos, y a los clientes, que no se relajen porque el peligro del virus sigue ahí», defiende la portavoz de la Policía Nacional, Diana Mirones, que espera que estos dos casos sirvan como ejemplo de lo que no hay que hacer.

En Torrelavega, la primera jornada de terrazas abiertas transcurrió «sin ningún problema». El concejal de Seguridad, Pedro Pérez Noriega, confirma que, pese al aumento de la presencia de personas en la calle, no se produjeron incumplimientos y ningún establecimiento hostelero fue sancionado. En cualquier caso, ayer, los agentes de la Policía Local siguieron controlando las terrazas, que en estas circunstancias excepcionales han recibido un permiso extraordinario del Ayuntamiento para hacer un mayor uso del espacio público.

El edil insiste en que los propietarios de bares y cafeterías están concienciados: «En algunos casos hemos visto que quizás estaban en el límite -muchos tienen marcas en el suelo para delimitar la zona de seguridad-, pero se ha comprobado que no ha sido de forma intencionada y de momento tan sólo les hemos advertido». No hubo sanciones a establecimientos pero sí a cuatro jóvenes que a la una de la mañana fueron localizados bebiendo en la vía pública. En Santander, además de las terrazas, en la madrugada del martes hubo dos detenciones por dar positivo al volante y se pusieron cuatro multas por ruidos elevados en viviendas y locales.

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