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Lunes, 30 de marzo 2020, 06:59
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Dos semanas después de que se pusiera en marcha el 900 612 112, casi todo el mundo sabe ya que ese y no otro es el teléfono al que tienen que llamar todos aquellos cántabros que presenten síntomas de coronavirus. Se han encargado de repetirlo los medios de comunicación, los políticos, las cuentas en redes sociales de las instituciones sanitarias de referencia... Lo saben ahora, porque el repunte hace 15 días del número de casos de Covid-19 en la comunidad autónoma, sumado al miedo generado por la pandemia y las dudas sobre las implicaciones de la entrada en vigor del estado de alarma, provocaron un «colapso» de los teléfonos 112 y 061, los que habitualmente atienden a emergencias y urgencias sanitarias, respectivamente. En las actuales circunstancias, a pesar del más de un millar de casos de coronavirus confirmados en la región, deben seguir funcionando con sus cometidos habituales, porque los incendios en viviendas, los accidentes de tráfico o los paros cardiacos no paran porque haya explotado la epidemia.
«Colapsados, como tal, no hemos estado, porque no hemos dejado de dar servicio, pero hubo momentos, los dos días que empezó todo esto que no teníamos la velocidad que solemos tener y que debe tener un teléfono de emergencias», matiza David Piedra, coordinador del 112. Duró dos días y se solucionó con la puesta en marcha del 900 612 112 y una gran acción informativa para que la ciudadanía supiera que, en caso de presentar fiebre, tos y dificultad respiratoria, ese segundo número es la vía de comunicación adecuada. No sólo porque allí atienden los profesionales -médicos y enfermeros- que mejor pueden responder al interlocutor y saben los pasos que tiene que dar en función de su estado, también porque así no se saturan las otras dos líneas, en donde cada día se resuelven otros episodios que pueden ser de vida o muerte.
Sus funciones son distintas, pero los que están al otro lado del aparato comparten espacio físico: la sala del Servicio de Emergencias del Gobierno de Cantabria. Por un lado, los sanitarios que forman parte de un servicio específico para el coronavirus -antes no existía- y, por otro, los operadores del 112, que pese a todo han tenido que reforzar la plantilla. Si un día reciben de media 800 llamadas, ahora rondan las 1.200. Comenzaron a notar el repunta a principios de febrero y en torno al 12 de marzo la situación se hizo tan insostenible que fue necesario activar esta nueva línea telefónica.
«La creación del teléfono 900 ha descargado mucho todo lo que son las llamadas sobre el coronavirus a la sala 112, pero de momento hay bastante trabajo», apunta Piedra. Las que entran las siguen atendiendo «como lo hemos hechos siempre, recabando todos los datos y derivándoles al Servicio Cántabro de Salud». Hay posibles infectados despistados -el nuevo teléfono sale cada día destacado en El Diario y también lo repiten de forma machacona las radios e incluso las televisiones nacionales junto a los del resto de comunidades autónomas-, pero la mayoría son de usuarios que quieren resolver dudas sobre lo que se puede y lo que no se puede hacer durante el confinamiento obligatorio. Cuestiones como si está permitido ir en el coche con un acompañante, qué hay que hacer para acudir a casa de un familiar dependiente...
Eso, y notificaciones de personas sobre posibles delitos contra la salud por quebrantamientos de las restricciones. Con estas, se limitan a hacer de intermediarios y las transmiten a las distintas autoridades policiales para que actúen en consecuencia. «La gente esta muy concienciada y en cuanto detecta que hay un quebrantamiento de las normas de confinamiento da aviso», apunta Íñigo Claramunt, director del Servicio de Emergencias. Destaca que, como consecuencia de las actuales circunstancian, han disminuido mucho los accidentes de tráfico, mientras que han crecido los que se producen en los hogares. Por ejemplo, los que tienen que ver con el fuego. A partir de hoy, con la bajada generalizada de las temperaturas y el aviso de nevadas, piden especial atención a las chimeneas.
Eso en la sala, donde los sanitarios, ayudados por una veintena de médicos de Valdecilla jubilados que se han presentado voluntarios, atienden al 900 612 112: los casos graves los desvían al hospital y con los leves, a través de un test telefónico, tratan de confirmar si pueden ser un positivo y en función de eso les dan las pautas a seguir. En los parques autonómicos de bomberos, el Covid-19 apenas ha introducido cambios. Se han adaptado los turnos para tratar de reducir las posibilidades de contagio, pero no forman parte del operativo especial por el coronavirus y se centran en atender las emergencias ordinarias.
Si los anteriores son servicios sanitarios y de emergencias, el 012 es el de información general y administrativa del Gobierno regional. En diez días, ha recibido 15.282 llamadas, lo que supone atender en este periodo 6.000 llamadas más que en todo el mes de febrero, cuando se registraron 8.913. Desde la Consejería de Presidencia y Justicia, este incremento se ha apoyado con un refuerzo de más personal y medios.
«Se ha convertido, junto a las redes sociales del Gobierno cántabro (en Facebook y Twitter), en un servicio central para la atención ciudadana en un momento en el que los movimientos se han limitado a lo imprescindible, quedando suspendidas numerosas actividades», apuntan.
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