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Dos vecinos de La Población de Yuso caminan por una zona próxima al lugar en el que apareció la mandíbula María Gil Lastra
La tensa espera por el ADN

La tensa espera por el ADN

Todos los implicados en la investigación de la mandíbula que apareció en el pantano del Ebro aguardan el resultado de la prueba del Anatómico Forense de Madrid

Daniel Martínez

Santander

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Viernes, 12 de enero 2018

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«Ahora toca esperar», indica uno de los muchos actores de la investigación que desde Cantabria aguardan los resultados de la prueba de ADN a la que se está sometiendo a la mandíbula humana localizada en octubre en el pantano del Ebro. Médicos forenses, agentes judiciales de la Guardia Civil y la titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Reinosa no pueden dar ni un solo paso más hasta que llegue a la región el informe que está elaborando en Madrid el Instituto Anatómico Forense y que servirá para comparar ese material genético con el de la base de datos en la que está almacenado el ADN de los familiares de los desaparecidos españoles.

Si hay coincidencia, se habrá resuelto una parte del misterio de esta mandíbula –que ha despertado el interés de medios de todo el país– y se conocerá a quién perteneció. Si las pruebas no son concluyentes y no aparece ninguna coincidencia, el océano de dudas y preguntas que ahora rodea a esta pieza localizada por un joven que paseaba por la orilla del embalse a la altura de La Población de Yuso se hará aún más grande. «Es muy, muy difícil, porque el tiempo transcurrido y el agua son una mala combinación, pero hay que tratar de hacerlo. La tecnología ha mejorado mucho», explica Juan Antonio Lorente, prestigioso forense y catedrático de la Universidad de Granada cuando se le pregunta por el proceso de extracción del ADN de los restos localizados.

Aunque todavía no hay ningún elemento objetivamente científico que relacione ambos episodios, en el juzgado de Cervera de Pisuerga, en Palencia, siguen con interés los avances. Porque allí permanece latente el expediente de las dos chicas de Aguilar de Campoo desaparecidas en Reinosa hace 25 años y ese es justamente el tiempo que lleva bajo las aguas del pantano el hueso hallado en octubre. Y no sólo eso. El primer informe forense también determinó que pertenecía a una chica que murió cuando aún no había llegado a la edad adulta.

La mandíbula que encontrada en el pantano del Ebro.
La mandíbula que encontrada en el pantano del Ebro. DM

Según explican los expertos, aunque la carga de trabajo en el Instituto Anatómico Forense de Madrid –este es el centro de referencia para Cantabria– suele ser grande, asuntos como este tienen máxima prioridad. En un supuesto normal, una semana sería tiempo suficiente, pero las circunstancias especiales de conservación de esta mandíbula pueden estirar los plazos.

Para comparar el material genético se utilizará el Programa Fénix, una herramienta implantada hace dos décadas a nivel nacional que funciona como una base de datos de ADN de familiares de desaparecidos y permite identificar a personas localizadas o, en su caso, los cadáveres.

En su momento, tanto la familia de Virginia Guerrero Espejo como la de Manuela Torres Bouggefa, las dos chicas desaparecidas, ya facilitaron una muestra para el cotejo. Nacido precisamente a propuesta del profesor Lorente, el Programa Fénix genera dos bases con datos completamente independientes: una con el ADN de los restos no identificados (pertenencias personales, estudios antropológicos, odontológicos, radiográficos...) y otra con el ADN de los familiares que, voluntariamente, hayan donado una muestra biológica.

Cuando los forenses del Anatómico de Madrid concluyan su trabajo, remitirán los resultados a un funcionario del Instituto de Medicina Legal de Cantabria que está encargado del asunto y que actúa como enlace con el Juzgado de Reinosa. Allí llegará el sobre y en función de su contenido la jueza actuará en consecuencia y pedirá a los agentes de la Guardia Civil que procedan en un sentido o en otro.

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