El turista español deja atrás la crisis y cada vez gasta más en Cantabria

¿Y cómo se pudo recaudar más con menos turistas? Una de las lecturas más optimistas que deja el documento es la subida en el gasto medio diario de los españoles -técnicamente, los turistas residentes en España- con respecto al año anterior. Más allá de que el fenómeno pueda ser un síntoma de una posible mejora de la confianza de los consumidores tras años de una durísima crisis económica, para la directora general de Turismo, Eva Bartolomé, el dato tiene una explicación muy concreta. «Ha crecido el número de españoles que se ha quedado en establecimientos hoteleros. Al contrario que otros años, donde una mayoría de visitantes españoles se alojó en casas propias o de familiares, 2018 supuso una subida del gasto en ese ámbito muy importante», declaró, al tiempo que hizo referencia a «los no pocos ciudadanos con una segunda residencia en propiedad, sobre todo en la zona oriental, y que se deciden a alquilarla porque saben que no va a darle ningún uso».

Más allá de los vecinos del resto de comunidades autónomas, la otra lectura que deja el gasto medio diario es la caída de cinco euros en el consumo de los turistas internacionales, los reyes de este apartado por goleada. Y sí, siguen siendo los que más dinero dejan. Por cada 44 euros que se gasta un español cuando visita la Cantabria, ya hay otro extranjero con 102 euros menos en la cartera. Eso no quita que el año pasado vieran mermada esa cantidad de dinero diario que se dejaron de media en hoteles, restaurantes o planes de ocio dentro de la región.

La responsable de Turismo también reparó en ese ligero descenso del gasto entre los viajeros internacionales. «La razón es sencilla: el año pasado cayó el número de visitantes alemanes, precisamente los que más gastan al día y los que acumulan una estancia más larga», razonó Bartolomé. No sólo eso: «También bajaron los franceses, los segundos en gasto; y subieron los ingleses y los italianos».

Pero no es la única razón que explica esta reducción en el gasto. A juicio de la directora general de Turismo, «el hecho de que 2017 fuera Año Jubilar Lebaniego encareció bastante los precios en el turismo rural. En 2018, por el contrario, los precios se moderaron bastante», aseguró. Asimismo se detuvo en los datos de transporte, que también revelan la procedencia de los turistas: «Descendió el número de desplazamientos en coche, sí, porque bajaron los franceses. Igualmente, crecieron los viajes por mar y aire porque subieron las visitas de ingleses e italianos».

La cifra de 4,1 millones de turistas (3,7 millones de españoles y 0,4 de extranjeros) que visitaron Cantabria el pasado año tiene una lectura muy clara para Bartolomé: «Fue un año muy bueno, tanto que fuimos la comunidad autónoma que mejor se comportó de toda la cornisa cantábrica». Por último, se propuso mejorar los datos de la región «sobre todo en temporada media, porque no conviene saturar la carga durante el verano y, con ello, empeorar la experiencia de los turistas».

Y si hay un sector que sigue de cerca los datos que deja el turismo en la región ese es el hostelero. El presidente de la Asociación de Hosteleros de Cantabria, Ángel Cuevas, calificó el 2018 como un año «ligeramente peor que los anteriores, pero porque veníamos de una racha muy buena». Asimismo, advirtió sobre «la gran cantidad de establecimientos pequeños que se están abriendo, lo que genera un poco de inquietud en todo nuestro sector».

Pero hay algo que sigue sin cambiar en todos estos informes anuales. El perfil más común del turista en Cantabria procede mayoritariamente de España y ya tiene una vivienda donde pasar la noche. Casi todos ya tienen una en propiedad y, si no, ya la dispone un familiar o un amigo. Para los cuatro días de media que pasarán aquí, perfecto.

Estas características encajan casi a la perfección con el visitante más habitual, el del País Vasco con casa propia en la zona oriental, seguidos por los castellano-leoneses y los madrileños.