Valdecilla investiga si los pacientes sin anticuerpos tienen inmunidad celular
En las personas que han pasado el covid, la respuesta inmunitaria dura hasta año y medio; en los vacunados está aún por determinar
El Hospital Valdecilla está realizando un estudio de inmunidad frente al covid en pacientes inmunodeprimidos para comprobar no solo si producen anticuerpos tras ser vacunados, ... sino, en caso de que no sea así, si desarrollan inmunidad celular. Se trata de una cuestión de extrema actualidad ahora que el Ministerio de Sanidad acaba de autorizar la tercera dosis para determinados perfiles de inmunodeprimidos.
La investigación, fruto de la colaboración de los servicios de Medicina Preventiva, Microbiología e Inmunología, junto a los demás servicios que atienden a estos enfermos, se inició hace unos meses y, una vez finalizado el verano, aumentará su ritmo de trabajo.
Un primer estudio serológico de pacientes encuadrados en el grupo 7 de vacunación, descritos como de riesgo muy alto, como trasplantados, enfermos de cáncer, con enfermedades autoinmunes y personas con tratamiento inmunosupresor, ya determinó que la producción de anticuerpos era especialmente baja en los receptores de órganos, con una inhibición mayor cuanto más cercano fuera el momento del trasplante. Justamente los trasplantados de órgano sólido o de progenitores hematopoyéticos, junto a los enfermos tratados con fármacos anti-CD20 -utilizados para combatir linfomas y esclerosis múltiple-, son los primeros destinatarios de la dosis de vacuna adicional aprobada por Sanidad.
«No solo los anticuerpos, que tienen una vida muy corta, sirven para ver si nos hemos inmunizado». «En personas mayores, aún hay que comprobar en qué situación es necesaria la tercera dosis y a partir de qué edad»
Marcos López Hoyos | Jefe de Inmunologia
El estudio que desarrolla este equipo de trabajadores del hospital va más allá y pretende perfilar mejor la respuesta inmunitaria en las personas inmunodeprimidas, comprobando no solo su producción de anticuerpos, sino también si quienes no los producen desarrollan una protección celular contra el covid, más duradera.
La respuesta inmunitaria
Todo esto requiere una explicación previa, que ofrece Marcos López Hoyos, jefe de Inmunología de Valdecilla y uno de los responsables de la investigación. Según indica, «los anticuerpos son una parte muy importante de la respuesta inmunitaria, pero no la única. La respuesta inmunitaria son las defensas del organismo ante todo lo que supone un peligro, todo lo extraño. La defensa más básica es la que establece contra las infecciones, pero también ofrece otras respuestas, como la inmunovigilancia tumoral, que hace frente al cáncer. Esta respuesta es capaz de autorregularse, es decir, que no solo se activa cuando debe, sino que, cuando el problema se ha solucionado, tiene que desaparecer: en caso de seguir hiperactiva, termina volviéndose contra nuestro organismo, produciendo un cuadro inflamatorio exagerado, que es lo que ocurre en las fases graves del covid, cuando se desregula la respuesta inmunitaria. Además de este balance entre respuesta y regulación, la respuesta inmunitaria repara los tejidos que se han dañado durante el proceso infeccioso, cuando el organismo se convierte en campo de batalla».
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«Dentro de la respuesta inmunitaria tenemos dos brazos importantes: la inmunidad innata o natural, que es la que primero actúa frente a cualquier peligro, y la adaptativa, que se va formando después, y aquí es donde tenemos los anticuerpos y las células T. Lo que caracteriza a la inmunidad adaptativa es que se trata de una respuesta muy específica. Serían como las fuerzas especiales del ejército: las entrenamos para que estén preparadas y en cuanto haya contacto con el virus salgan a combatir en uno o dos días. Esto se consigue por infección natural o de la forma que preferimos, que es la vacunación».
«No solo los anticuerpos, que tienen una vida muy corta, sirven para ver si nos hemos inmunizado. Es posible que tengamos las células de memoria formadas y en caso de un nuevo estímulo del virus se activen, aunque no haya anticuerpos. Si no encontramos anticuerpos sospechamos que tampoco se están generando células de memoria, pero puede que no sea así, y es lo que estamos comprobando: la respuesta inmunitaria tiene muchos brazos, y lo ideal es que estén trabajando todos de forma completa, pero unos y otros se apoyan».
Esta comprobación es la que se está realizando en Valdecilla. «En pacientes aprobados para tercera dosis, y en otros que puede haber alguna inmunosupresión, se han mirado los anticuerpos anticovid después de la vacunación, valorando cuál es su respuesta inmunitaria. Primero miramos si hay anticuerpos: si es así, está activada la respuesta adaptativa. Si no los encontramos, nos planteamos el estudio de inmunidad de células T, porque si las hubiese sería un dato que aportaría tranquilidad», resume López Hoyos.
La vacuna funciona
«Aun con todo, la población general y los pacientes con inmunosupresión o inmunodepresión deben tener tranquilidad, puesto que la vacuna, en general, está funcionando. De momento solo se han encontrado esas dos situaciones en que parece que hay una peor respuesta, pero, en general, la vacuna induce inmunidad incluso aunque tengamos algún estado de inmunosupresión por fármacos o por la propia enfermedad».
«En Inmunología hemos visto que la respuesta inmunitaria en infección natural se mantiene hasta año y medio después de pasarla. En el caso de las vacunas hemos podido comprobar que se mantiene después de ocho meses, pero pensamos que seguirá por encima del año».
El jefe del Servicio de Inmunología de Valdecilla cree que aún no hay datos suficientes que apoyen la vacunación generalizada de la población de mayor edad (tercera dosis). «Se sigue recopilando información. Sí que hay un envejecimiento de la respuesta inmunitaria y puede haber menos, pero está pendiente de acumular evidencia. Se piensa que esa respuesta no depende tan solo de ser mayor, sino de enfermedades asociadas, comorbilidades. Aún hay que ver en qué situación es necesaria esta vacuna y a partir de qué edad».
Dosis adicionales y dosis de refuerzo
Aunque se hable indistintamente de dosis adicionales y de refuerzo, son conceptos diferentes, a pesar de que ambos se traducen en un nuevo pinchazo. Cuando una persona tiene un sistema inmunitario deprimido puede no generar suficiente protección cuando recibe la vacuna por primera vez. Cuando esto ocurre, recibir otra dosis de la vacuna a veces puede ayudar a crear más protección contra la enfermedad: eso sería una dosis adicional.
La dosis de refuerzo, en cambio, hace referencia a otra dosis de una vacuna que se administra a una persona que creó suficiente protección después de haber sido vacunada, pero cuya protección se ha ido reduciendo con el paso del tiempo por disminución de la inmunidad.
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