'Cara y cruz del conde de Villamediana' de Juan Francisco Quevedo, cita en el Ateneo
El narrador recrea y disecciona la huella de uno de los personajes más enigmáticos del siglo XVII en una obra editada por Libros del aire del poeta Carlos Alcorta
Recrear la vida y diseccionar la obra del conde de Villamediana, uno de los personajes más enigmáticos del siglo XVII que comparte época con Quevedo y Tirso de Molina, es el eje que vertebra el nuevo libro de Juan Francisco Quevedo, publicado por la editorial Libros del Aire. Hoy martes, a las 19,30 horas, se presentará en el Ateneo de Santander la publicación bajo el epígrafe 'Cara y cruz del conde de Villamediana' en un acto en el que participarán Juan Antonio González Fuentes, director general de Cultura y Patrimonio, Laura Mier, profesora de Didáctica de la Lengua en la Universidad de Cantabria y el editor Carlos Alcorta.
Quevedo publicó su primera novela, de corte generacional, 'Ana en el mes de julio', en 2014. Y 'Querida princesa', (2016) fue su segunda obra narrativa. Ha publicado además libros de poemas como 'El sedal del olvido' (2017) y 'Una mirada a este tiempo nuestro' (2021). Otros títulos que han salido de su pluma son: 'José Simón Cabarga' (2018); 'Pensamiento, palabra y poesía' (2018) en el que teoriza sobre la creación poética de una manera didáctica; 'Cincuenta años de la Peña Bolística Riotuerto. Una historia que contar' (2019); 'Pedro Sobrado. Vida y obra' (2020); 'Los Ingenios de Fundición de La Cavada' (2023) o el cuento infantil 'Claudia y la magia de los bolos'.
En 'Cara y cruz...' se acerca a uno de los personajes más enigmáticos del XVII que comparte época con Quevedo y Tirso de Molina. Nace Juan de Tasis durante el reinado de Felipe II, en las postrimerías del Renacimiento y crecerá y morirá durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, en los años en los que el Barroco se asienta, vinculado a una realidad social, como corriente literaria. El conde y su poesía serán deudores de ambas tendencias. «La tozuda realidad se insertará de tal manera en la conciencia nacional que cambiará por completo la concepción de la vida, reflejándose profusamente en nuestra literatura de la mano de los escritores que forman parte de la llamada Edad de Oro de las letras hispánicas, con Cervantes, Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Góngora, Calderón y, cómo no del conde de Villamediana. «El Barroco, desde luego, es mucho más que un retorcimiento, que una simple distorsión de los patrones renacentistas ya que tras la exageración formal laten las motivaciones ligadas al desencanto de toda una época». Por tanto, sus formas son consecuencia de la complejidad vital que asumen los artistas, los poetas, frente al mundo que les rodea, apunta el autor.
El conde de Villamediana fue «todo un personaje en vida, era un experimentado jinete, presuntuoso, excelente espadachín, mujeriego, desafiante y provocador». Estas características no le hacían pasar precisamente desapercibido, lo que pudo llevar a Tirso de Molina a fijarse en este coetáneo para que le sirviera de modelo a la hora de idear el personaje de don Juan Tenorio. A ello cabría añadir su misteriosa muerte, un enigma que en esta biografía se acaba desvelando apoyándose en hechos rigurosamente fidedignos. La obra atribuida a Tirso, además, tiene un cúmulo de similitudes entre los personajes que la conforman y algunas personas que acompañaron al conde de Villamediana a lo largo de su vida. Su misteriosa muerte llevó a escribir, probablemente a su amigo Góngora, aquellos famosos versos que comienzan así: «Mentidero de Madrid / decidnos ¿quién mató al conde?».