Picaresca preperestroika
Cinesa (Domingo) ·
Está marcada por ese aire de comedia absurda, con arrebatos envenenados y brotes de escapismo crítico, pero no acaba de decantarse por una opción contundenteLa historia tiene un aire de álbum ilustrado jocoso, también ácido. Y su visualización posee un toque vintage con pose y poso de comicidad. De ... forma un tanto sorpresiva y a lo bajini el filme recala en cartelera con su equipaje autobiográfico. Se mueve entre el costumbrismo y la parodia y se aferra a una mirada en el tiempo que parte de lo documental, zarandea la identidad y se sitúa en el conflicto entre lo personal y lo global, entre Vladivostok y el régimen, en vísperas de la Perestroika, y el sueño americano.
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Año 2021
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País Estados Unidos
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Dirección y Guion Wes Hurley
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Reparto Sera Barbieri, Hersh Powers, Marya Sea Kaminski, Tyler Bocock
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Género Comedia negra
Una producción autobiográfica del cineasta Wes Hurley en la que caben connotaciones personales, evocación, represión y libertad, sexualidad reprimida y revelada y un homenaje al cine canalizado desde la niñez y la adolescencia. A saltos, estos primeros días de julio, entre franquicias y el wéstern monumental, en dimensión, de Kevin Kostner se asoma a la cartelera esta 'Potato Dreams of America', una rareza sobre un periodo a medio camino de todo tras la caída del Muro de Berlín y de la propia Unión Soviética.
Al verla lo primero que llama la atención es que parece la mirada descafeinada y cutre del Waititi de 'Jojo Rabbit'. En algunos pasajes incluso, aunque con imágenes menos estilizadas, comparte esa visión ilustrativa del cine de Wes Anderson. La cosa va de esa política de un sistema que condiciona una vida, entre una abuela anclada en el pasado y un amigo imaginario que resulta ser Jesucristo. Todo está marcado por ese aire de comedia absurda, con arrebatos envenenados y brotes de escapismo crítico. Wes Harley no acaba de recrearse ni decantarse por ninguna de las opciones y eso reblandece lo negro de la comedia. Es cierto que las limitaciones de presupuesto frenan posibles despertares de la puesta en escena, pero el cineasta hace hincapié en el trazo de personajes, en el tono de la comicidad y, especialmente, en esa picaresca que impregna el arranque cuando la película se postula como un engranaje para la denuncia, para la crítica y la reivindicación de la libertad, pese a la ligereza de muchas situaciones. La fantasía, entre el ansia de libertad y lo dramático que a veces parece edulcorado, se centra casi siempre en lo iniciático. Lo que podría haber otorgado mayor fuerza al enredo es haber ahondado en el perfil verosímil de las vivencias del cineasta y la profundidad a la hora de exprimir el fenómeno de la migración y la descripción de cómo ser un ruso en EE UU.
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