«La danza española no es solo movimiento, es muy visceral»

Ayudado por la coreografía de Antonio Ruz, la música, el vestuario y la iluminación, «sumergiremos al espectador en los estados anímicos de 'Electra'», añade. «Este montaje saca mucho partido a la danza», declara el bailarín y coreógrafo que en septiembre volverá a su compañía después de ocho años en la dirección del BNE. 'Electra' es su anteúltimo espectáculo, porque en mayo estrenará 'Eterna Iberia'.

'Electra' siente venganza, pena, tristeza... «muchos estados anímicos que obligarán a la bailarina a utilizar muchos registros y estilos diferentes. Su danza es muy versátil», declara el director. Eligió esta tragedia griega porque se lo propuso Antonio Ruz, quien se encarga de la coreografía. Y otra peculiaridad es que 'Electra' viaja a los años veinte del siglo veinte. «Queremos mostrar las posibilidades de vida en aquel momento con el campo, el arado y el trigo o los colores de la tierra. Todo lo que acompaña al sacrificio de sacar adelante una vida en un momento de grandes penurias económicas», explica. Elegir este montaje no ha sido al azar, «me ha permitido mostrar la maravillosa calidad artística del BNE y la versatilidad de sus bailarines, que bailan desde flamenco hasta escuela bolera o danza contemporánea».

Una obra que su director califica de «redonda» por la música, la iluminación y el vestuario, además del cuerpo de danza. «El montaje se ha construido paso a paso para mostrar que la danza española es universal, se puede hermanar con otros registros y no hay que tener miedo a arriesgar y mezclarla con otros vocabularios. No hemos tenido miedo y gracias a eso hemos creado una 'Electra' que está triunfando en todo el mundo, hemos recibido varios premios, como el de la crítica del Festival de Teatro Clásico de Mérida», afirma orgulloso.

Formado por los más prestigiosos maestros de danza en todos los estilos, su pasión nació en la Feria de Málaga, localidad natal de su familia. Allí descubrió las sevillanas, los caballos, la percusión, el flamenco... «Lo viví desde bien pequeño y me ilusionó siempre. Esto me llevó a dedicarme a la danza», declara con pasión. Una disciplina especial porque «no hay nada tan maravilloso como expresar tus sentimientos a través del movimiento». Y es que la danza española, con tantos estilos, «forma a los bailarines mejor preparados del mundo. Tenemos la técnica de un bailarín de danza clásica, las castañuelas, zapateamos, saltamos, giramos... Dominamos muchas disciplinas diferentes y si te gusta y apasiona es una de las profesiones más maravillosas».

No se decanta por el flamenco, la danza clásica o la moderna. «Me gustan las tres. Tengo una visión muy amplia y en todas mis creaciones confluyen todos los estilos de danza», declara. Reconoce que la danza le ha enseñado muchas cosas en la vida y cita, entre ellas, «la disciplina, el rigor, el sentido del sacrificio, la templanza suficiente para asimilar que las cosas se consiguen poco a poco, con buena letra, con muchísima constancia y rigor. Y, sobre todo, a tener los pies sobre la tierra y saber que las cosas cuestan y hay que luchar por ellas», insiste.

Tampoco sabe qué elegir entre bailar, dirigir o coreografiar. «Me quedo con las tres, porque mi carrera como bailarín ha estado siempre muy ligada a la de coreógrafo, que empecé a una edad muy temprana. Y dirigir también lo hice desde joven en mi compañía. Las tres actividades están muy ligadas a mi vida».

Najarro reconoce que para ser un buen bailarín lo primero que necesitas es tener unas determinas cualidades físicas. Después está el ritmo, el carácter, la pasión y la expresión porque «la danza española no es solo movimiento, hay mucho de expresión y es muy visceral».

El panorama de la danza no lo ve mal, pero entiende que cualquier ayuda es buena. Al frente del Ballet Nacional ha colaborado con la moda, la pintura o la literatura para conseguir más visibilidad. Ha editado libros para escolares y ha impartido charlas. Ahora lucha por un espacio en la televisión para captar nuevos públicos.

Una ilusión y una pasión que vuelve a mostrar cuando habla con el Antonio Najarro que con 15 años decidió dedicarse a la danza. ¿Qué le diría? «Vuelve a vivir lo mismo que has vivido porque la danza me ha aportado muchísima felicidad en mi vida».