Vanessa Montfort: «Escribir es mi forma de digerir, explicar y comprender el mundo»
Hoy presenta su última novela, 'El sueño de la crisálida', en la librería Gil de Santander, «una historia de liberación y reconstrucción de dos mujeres»
Vanesa Montfort (Barcelona, 1975) es una mujer con inquietudes. Empezó en la literatura, después saltó al teatro y vuelta a la literatura. Ha escrito cinco ... novelas y más de una decena de obras de teatro. Y mientras saborea el éxito de su última novela 'Mujeres que compran flores' -cuenta con 22 ediciones y más de 150.000 ejemplares vendidos en todo el mundo-, hoy presenta su nuevo trabajo 'El sueño de la crisálida' (Plaza Janés) en la librería Gil de Santander (19.00 horas) y está a punto de estrenar en Madrid una obra de teatro sobre un personaje «fascinante», María Lejárraga. «Todavía me quedan muchas historias por contar», reconoce esta escritora.
-¿Qué cuenta en 'El sueño de la crisálida'?
-Es una historia de liberación y reconstrucción de dos mujeres que se encuentran en un avión. Ambas están mirando el atardecer y se confiesan que llevan años sin ver uno. Empieza una conversación que durará un año. Patricia es periodista, sufre crisis de ansiedad porque es de esas personas que no consigue dejar un hueco libre en su agenda. Y Greta le cuenta que ha sido expulsada de una congregación religiosa. Es una mujer renovadora y después de un periplo traumático termina siendo expulsada, sin recursos y enferma. Esta situación dispara una amistad al estilo de 'Telma y Louise' en España. Son dos mujeres muy rebeldes y justicieras y se van a dar fuerza la una a la otra para asumir ese reto en el que Patricia volverá al periodismo para contar su historia y Greta pretende liberarse y evitar que nadie sufra lo que ha pasado ella.
-¿Cómo surgió la idea?
-La novela parte de una historia real que me contó una mujer, que es Greta, que había vivido quince años en una congregación religiosa y había encontrado personas maravillosas, pero también a una acosadora laboral. Ella es una mujer con criterio propio que quería renovar algunas cosas y no sólo no gustó, sino que se le consideró una amenaza.
-¿Qué tiene Patricia de Vanessa?
-Patricia tiene mucho de mi forma de ver el mundo. Le he prestado parte de mi vida laboral y del acoso que sufrí muy al principio de mi carrera. Generalmente quien sufre acoso tarda años en darse cuenta porque tiende a echarse la culpa y pensar que algo ha hecho para que carguen contra ella de esa manera. Todos tenemos mucho de Patricia, un personaje que vive al límite de sus fuerzas, sobreconectada, explotada por ella misma, sin meta y alivio en lo que ella llama 'la rueda del hámster', corre y corre en una rueda sin saber muy bien hacia dónde va. A la velocidad a la que vive es difícil tener empatía con los demás. Vivimos en un mundo con mucho ruido y poco silencio, donde mucha gente duerme con un plástico en la boca para no romperse las mandíbulas y hacemos pocos viajes a nuestro interior. Una vida que a Greta le sorprende y que empieza a sorprender también a Patricia.
-Habla de los retos a los que se enfrenta la mujer en el siglo XXI, profesional, hija, madre, amante y amiga... ¿No da vértigo?
-Todo esto lo cuento a través de 60 personajes, treinta por cada protagonista. Esta novela habla de personas con voz propia, que saben decir no. Buscan su propio estilo de vida, aunque naden contracorriente.
-¿Por qué empezó a escribir?
-Fue en la infancia, siendo muy niña. Después hice una obra de teatro con 23 años. Y volví a escribir. Es mi forma de digerir, explicar y comprender el mundo. Llevo a la ficción las cosas que no entiendo.
-¿Qué le han enseñado los libros, la literatura?
-Han sido un refugio y un acompañamiento. Hay veces que me han enseñado a ver otros mundos, viajar y empatizar con otras culturas. Te enseñan a tener un discurso propio. Hay obras que me han tocado mucho como Simone de Beauvoir, Lolita de Nabokov o Frankenstein.
-¿Qué proyectos tiene ahora entre manos?
-Mi cabeza no para de pensar porque hay muchas historias por contar. Estrenaré el 23 de abril una obra en el Centro Dramático Nacional sobre María Lejárraga, un personaje fascinante. Vivió cien años, en el siglo XX, escribió cuarenta obras de teatro, ensayos políticos, libretos como 'El amor brujo de Falla', discursos feministas... Casi cien obras que firmó su marido Gregorio Martínez Sierra. Pasó del exilio real al de la memoria.
-¿Qué ingredientes cree que debe tener una buena novela?
-Profundidad, una buena dosis de aventura y que los personajes evolucionen para que te lleven de la mano por la historia. Y, sobre todo, emociones, que son las encargadas de grabar la información en nuestro cerebro.
-Y si tuviera que impartir ahora un taller a futuros escritores, ¿qué les diría?
-Un escritor debe escribir desde las tripas, desde las emociones, debe ser honesto y tener voz propia.
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