Pablo Rivero
El intérprete, que regresó a Santander para participar en un pase especial de 'El Molino', publica este mismo mes su novena novela, 'La canguro'
Licenciado en Comunicación Audiovisual que se dio a conocer al público por dar vida a Toni Alcántara en la mítica serie 'Cuéntame', Pablo Rivero regresó ... esta semana a Santander, una tierra que conoce desde niño por vínculos familiares. Lo hizo acompañado de parte del elenco de 'El Molino', la nueva película de Alfonso Cortés-Cavanillas, rodada en gran parte en Cantabria y que acaba de presentarse con un pase especial en los Cines Embajadores Santander. El actor madrileño, que en los últimos años ha compaginado la interpretación con una sólida trayectoria literaria, encarna un personaje que irrumpe para transformar a la protagonista, interpretada por Pilar López de Ayala. Entre rodajes, giras y escritura, Rivero ultima además la publicación de 'La canguro', su nueva novela, un 'domestic' noir que verá la luz este mes mismo con Suma.
-Últimamente está muy volcado en la escritura, ¿qué es lo que le hizo aparcarla para venir a Cantabria a rodar 'El Molino'?
-Tengo la suerte de poder compaginar las dos facetas, la de actor y la de escritor, que al final es lo que he estudiado. Acepté trabajar en 'El Molino' porque el proyecto me atrapó desde el principio. Conocía ya La Caña Brothers, la productora, y del director Alfonso Cortés-Cavanillas, había visto 'Sordo', una película que me encantó. Así que me resultó muy fácil aceptar este personaje que llegó además en una etapa muy compleja. Rodábamos la última temporada de 'Cuéntame' y estaba en plena gira literaria, pero este proyecto me venía muy bien porque mi participación se podía hacer en días sueltos. Fue una de esas veces en la que todo encajó y lo viví como un regalo porque el mío, además, es un personaje que aparece en momentos muy puntuales, con una energía muy positiva y que le da un vuelco al papel de la protagonista, que es Pilar López de Ayala. Al menos así lo viví yo, con la responsabilidad que tiene hacer un proyecto que te gusta y volcándome al cien por cien.
-Y ese personaje ¿qué espacio ocupa dentro de la historia?
-Yo te diría que mi personaje está escrito en función del de Pilar López de Ayala. Ella es una mujer, un ingeniera, que se ha ido del pueblo y que representa el avance tecnológico, el del futuro frente a la tradición y el de todos los habitantes del pueblo que se han quedado ahí. Yo vengo a completar toda esa parte del personaje de Mayte que no se ve. Lo que hacen los guionistas está muy bien porque el espectador lo va a percibir en la manera que ella tiene de hablar conmigo. Nosotros hemos sido compañeros en el pasado y yo llego al pueblo porque ocurre una pequeña catástrofe que hay que solucionar, pero llego principalmente para desbloquearla. Ella es una mujer, que como el resto de los habitantes del pueblo, está acostumbrada a no hablar, a guardarse todo y mi personaje es todo lo contrario. Pero al final se descubre que el que parece más moderno y más abierto también tiene sus bloqueos porque este, a su vez, tiene personajes más jóvenes al lado que le van haciendo ver que él también se guarda cosas y que aun está estancado.
-Una gran parte del rodaje tuvo lugar en Cantabria, un lugar que frecuentó mucho de pequeño. ¿Cómo ha sido el regreso?
-Toda la familia de mi madre es de Palencia así que, efectivamente, en Santander he pasado muchos veranos. En Reinosa había estado también, así que volver a Cantabria fue muy bonito y un lujo. A veces esta profesión tiene eso, que te permite hacer viajes que a lo mejor en el día a día no puedes planear y que se convierten en escapadas maravillosas. Además se nota mucho cuando sales del plató para rodar fuera. Estar en los mismos escenarios en los que transcurre la acción y que, como en este caso no sean creados o fabricados, te hacen vivir la historia de otra manera. Ya te digo que para mí 'El Molino' ha sido un regalo.
-Decía al principio que combina los trabajos audiovisuales con la literatura. ¿Cómo convive con las facetas de actor y la de escritor?
-Conviven, en primer lugar, con mucho agradecimiento. Creo que es un lujo y un privilegio. Al final a lo que me dedico, o sea mi trabajo habitual, son mis juegos de infancia y no puedo otra cosa que sentirme muy afortunado. Luego, es verdad que ambas facetas conviven como pueden, en el sentido de que a veces coinciden muchas cosas y eso hace que tenga que renunciar a algo porque soy de los que sí realmente me comprometo con un proyecto lo quiero hacer bien. Al final llevo ya muchos años trabajando como actor y creo que tengo el oficio bastante pillado. Y ya llevo tiempo escribiendo también. Este mismo mes publico 'La canguro', que es mi noveno libro. Pero bueno, aún tengo mucho que aprender para no quedarme oxidado.
-¿Qué cree que le queda por aprender?
-Los actores no podemos permanecer en la zona de confort. En esta profesión hay que asumir retos y eso implica más trabajo y más riesgos, pero después de tantos años ya conozco cómo funciona este oficio y eso hace que me pueda organizar y al final lo consigo. Soy bastante metódico, aunque soy muy caótico en la creación porque me gusta, pero luego me organizo muy bien. Hace muchos años hice una película que se titulaba 'No me pidas que te bese porque te besaré' con Albert Espinosa y aprendí mucho de él. Yo le veía trabajar y me sorprendía como era posible que le diera tiempo a hacer tantas cosas. Dirigía, escribía, actuaba. Por las noches corregía, estaba escribiendo una novela, pero a la vez iba viendo lo que pasaba en el set conforme íbamos rodando y hasta cambiaba las separatas. Le daba tiempo a todo. Y yo pensaba: ¡ostras, qué suerte tiene de poder hacerlo todo! Si te agarras a esa suerte, hay un punto de disfrute. Al final es como una droga. Estás todo el rato creando y si encima tienes la suerte de tener lectores que quieren leer tus libros, a mí por lo menos eso me anima mucho.
-¿Su forma de escribir ha cambiado su forma de actuar o viceversa?
-La escritura me ha quitado exigencia. Yo por lo menos he sido siempre muy exigente. He visto mucho cine toda la vida y mucho teatro. Siempre lo he querido hacer todo bien y ser súper correcto. Me he esforzado muchísimo por estar a la altura de las expectativas que yo mismo me imponía y por las referencias que tenía. Ahora, a lo mejor también por la edad, lo veo de otra manera y la literatura la veo como otra salida. Eso me ayuda a arriesgarme más, ya no lo veo como que si algo sale mal va a perjudicar mi carrera. Al final lo vivo todo como aventuras, como regalos, como experiencias y tengo que reconocer que disfruto mucho y me hacen muy feliz.
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